Un viaje por la historia de Europa a través de sus aromas
El proyecto Odeuropa aspira a crear una gran enciclopedia de los aromas del continente, para buscar las fragancias que moldearon la identidad europea
Los museos cuentan la historia de manera visual a través de cuadros, fotos y películas. Estas últimas y las cintas de audio permiten viajar en el tiempo con el oído. Es posible tocar el frío bronce de un yelmo vikingo o sentir la tibieza de una tela inglesa del siglo XVIII. ¿Pero cómo podemos descubrir la historia a través de los aromas?
Ese es el objetivo del proyecto Odeuropa, que obtuvo 2,8 millones de euros de la Unión Europea para reconstruir la historia del Viejo Continente a través del sentido del olfato.
Un equipo multidisciplinar en búsqueda de aromas
El equipo de investigadores, provenientes de centros académicos de los Países Bajos, Reino Unido, Eslovenia, Francia, Alemania e Italia, concentra a profesionales de la historia, la historia del arte, museología, informática, química, minería de datos y lingüística.
Recordemos que el olfato es el sentido que tiene más llegada en la memoria, sino basta olfatear un poco de pan caliente o el césped tras una lluvia que enseguida se dispararán, de forma inconsciente, los recuerdos de la infancia o de cualquier otro momento de la vida.
Reconstruir la historia sensorial de Europa
“Los aromas configuran nuestra experiencia del mundo, pero tenemos muy poca información olfativa sobre el pasado”, describe Inger Leemans, directora del proyecto y profesora de Historia de la Cultura en la Vrije Universiteit de Ámsterdam.
“Tenemos muy poca información sobre el pasado con el sentido del olfato”.
Inger Leemans
El proyecto Odeuropa “buceará en la colecciones de libros y cuadros digitalizados para descubrir los aromas claves de Europa y la historia que acarrean. Y las queremos traer a las narices de nuestra época”, apunta.
La clave de la inteligencia artificial
En concreto, usarán herramienta de la inteligencia artificial para recopilar textos e imágenes, ya sean obras de arte, tratados comerciales, libros de historia o novelas para reconstruir las características de los aromas de los últimos cinco siglos.
“Queremos que los ordenadores aprendan a olfatear”, indica Peter Bell, profesor de Humanidades y Tecnología en la FAU de Nüremberg.
“El objetivo es desarrollar una ‘nariz digital’ que sea capaz de rastrear aromas y experiencias olfativas en textos publicados en los últimos cuatro siglos y en siete idiomas”, agrega Sara Tonelli, del centro de investigación Fondazione Bruno Kessler.
Luego vendrá el trabajo de recopilar esta información en una Enciclopedia de las Herencias Aromáticas, que describirá las cualidades olfativas y su significado en el tiempo.
Además, una selección de aromas serán reconstruidos y preservados con el trabajo de químicos y perfumistas, para que se puedan sentir en museos y centros académicos, y así ir formando el puzle de la historia de Europa a través del sentido de olfato.
Aromas agradables, y de los otros
Por supuesto, habrá muchos aspectos que serán poco agradables: hasta el siglo XIX, las calles de los pueblos tenían un constante olor a estiércol, que en las ciudades se añadían a las incómodas e insalubres presencias de la contaminación del carbón, los desperdicios y las aguas servidas.
Gracias a la inteligencia artificial se rastrearán obras de arte y textos para tener pistas sobre los aromas que existieron en Europa durante los últimos cinco siglos
Pero también permitirá rastrear la evolución de los perfumes, de árboles o flores que han desaparecido y de platos o bebidas que fueron olvidados en la niebla de la historia.
De hecho esta iniciativa permitirá comprender cómo muchos aromas que antes eran valorados ahora son menospreciados.
Un ejemplo es el tabaco, que de ser considerado exótico entre los siglos XVI y XVII pasó a ser un olor cotidiano en los siglos XIX y XX, para que en el XXI se lo considere una molestia y, seguramente, pueda llegar a la extinción en menos de una centuria.