El turismo de cruceros acaba con la paciencia de Japón

El incivismo de los turistas de cruceros obliga a los templos de Japón a prohibir la entrada de tours de grupos numerosos

A varios templos de Japón se les agotó la paciencia con los turistas de cruceros. El comportamiento incívico de los visitantes llevó a algunos establecimientos a prohibir los tours de grandes grupos. Por otra parte, hay restaurantes que evitan las reservas de viajeros internacionales por su falta de respeto.

El templo de Nanzoin, en la ciudad de Sagauri (en la prefectura de Fukuoka) es famoso por contar con una gigantesca estatua de un Buda acostado. Ahora, también es posible ver un gran cartel, escrito en 12 idiomas, que advierten a los turistas extranjeros que no pueden visitar el lugar en grupos de más de cinco personas.

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Según describió a un periódico local Kakujo Hayashi, el sacerdote de mayor rango de este templo budista, el lugar está sobrepasado por el aluvión de visitantes que proviene, sobre todo, de cruceros.

Falta de respeto

Entre 20 y 30 buses de pasajeros llegan cada día al templo, y muchos visitantes encadenan una falta de respeto tras otra: escuchan música fuerte en sus móviles, se meten debajo de una cascada reservada para la meditación de los monjes o se trepan a los techos para realizarse fotografías.

El sumo sacerdote de un templo budista critica que los turistas de cruceros escuchan música fuerte, se sumergen bajo una cascada reservada para monjes y se trepan a los techos

La repercusión de la prohibición también alcanza a los tours de residentes japoneses, por lo que la única manera de visitar el templo es de manera individual, sea uno extranjero o nacido en Japón.

El santuario saturado

El santuario de Yatsushiro-gu, en la prefectura de Kumamoto, también prohibió las visitas de los turistas de cruceros. El recinto religioso quedó sobrepasado por el incremento de llegadas de este tipo de embarcaciones a su puerto cercano, que se multiplicaron por seis.

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El periódico Asahi Shimbun recoge el enfado de un restaurante de Kyoto, una de las ciudades más grandes del país, cuyo dueño rechaza las reservas de grupos mayores de cinco personas. La decisión la tomó tras detectar que muchos turistas se iban del local sin pagar o que usaban sus platos como ceniceros, entre otras conductas incívicas.

La contaminación turística

La masificación en algunos puntos de Japón llevó a sus residentes a acuñar una nueva palabra, kankÅ kÅgai, que se podría traducir como ‘contaminación turística’, describe Lonely Planet.

Este término también se usa para describir el cansancio de los residentes de ciudades como Kyoto o Kamakura, porque la mayor llegada de turistas alteran sus costumbres e incrementan los precios de los servicios; un fenómeno que también viven Barcelona, Venecia, Dubrovnik y otras ciudades de Europa.

En el 2018 Japón alcanzó un récord de 31,2 millones de visitas internacionales

El año pasado Japón batió su récord de visitas internacionales, con más de 31 millones de llegadas. El país lleva siete años consecutivos de crecimiento, potenciados por el turismo de cruceros, las mayores facilidades para obtener un visado y la expansión de los vuelos de bajo coste.

El panorama tiene visos de ser peor, sobre todo por la celebración de evento como la Copa Mundial de Rubgy en octubre, y los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020.

Como estrategia para evitar la saturación la Organización Nacional de Turismo de Japón (JNTO) desarrolla estrategias para promocionar los sitios menos populares del país y descomprimir las visitas en los lugares que sufren de saturación de visitantes.

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