¿Se puede viajar sin dañar el planeta?

Emisiones de CO2, masificación que degrada paisajes y ciudades… Es indudable que los viajes tienen gran impacto ambiental pero ¿se puede viajar 'eco'?

No nos engañemos: el turismo daña el planeta. Sin embargo, no queremos dejar de explorar, de descubrir y conocer. Según un estudio de Booking, un 55% de los viajeros a nivel global está cada vez más concienciados con la sostenibilidad y dispuesto a cambiar sus hábitos cuando viajan. Desde el medio de transporte a la actividad en destino, estos son algunos consejos para lograrlo.

Aviones de biocombustible

Según la Comisión Europea, la aviación representa el 2% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Si bien la cantidad de vuelos no para de crecer, el sector busca fórmulas para reducir su impacto.

Mientras se avanza en el desarrollo de aviones eléctricos, el sector de la aviación apuesta por los biocombustibles como una opción más realista a corto plazo para reducir emisiones de CO2

[Para leer más: Turismo y activismo: la receta para conocer (y cambiar) el mundo]

Frente a la industria automovilística, que avanza en la electrificación de los coches, fabricantes aeronáuticos aeronáuticos, aerolíneas y gestores de tráfico aéreo ponen el foco en los biocombustibles, que cada se presentan como una solución más realista a corto plazo y que podría reducir sus emisiones entre un 50 y un 70%, según cálculos de la NASA.

En enero de 2019, un B787 de Etihad propulsado por biocombustible voló las siete horas que separan Dubái y Ámsterdam

El combustible sostenible empleado en aquel vuelo procedía de las plantas de Salicornia cultivadas en la granja SEAS (Seawater Energy and Agricultural System) de dos hectáreas en la ciudad de Masdar.

SEAS es el primer ecosistema desértico del mundo diseñado para producir combustible y alimentos en agua salada. Los peces y los camarones criados en la instalación proporcionan nutrientes para las plantas; la producción de alimentos en Emiratos Árabes Unidos se introduce también de este modo en la ecuación.

El Transcantábrico es uno de los trenes históricos más lujosos para recorrer el país. Fotos: Renfe y FGC.
Trenes de lujo como el Transcantábrico tienen cada vez más demanda. Foto Renfe.

Viajar en modo ‘slow’

El concepto sueco de ‘flygskam’ que podría traducirse por la vergüenza de volar se está popularizando hasta el punto que ha ocasionado otro efecto: el orgullo de viajar en tren, que comienza a extenderse desde Escandinavia al resto de Europa.

El concepto sueco de ‘flygskam’ (vergüenza de volar) está impulsando fórmulas alternativas y menos contaminantes como los viajes en tren

Por ejemplo, en su última gira europea, la activista contra el cambio climático Greta Thunberg se decantó por el ferrocarril para viajar desde Estocolmo a Italia.

El operador Eurostar afirma que su ruta Londres-París emite un 90% menos de gases de efecto invernadero que el vuelo equivalente y el tren parece recuperar adeptos, a tenor del interés creciente que suscitan las rutas en ferrocarriles turísticos panorámicos.

[Para leer más: Así es el resort que está luchando para salvar Koh Phi Phi]

Protección de arrecifes

La degeneración de los arrecifes de coral en algunos de los entornos submarinos más hermosos del mundo ha sido una constante en los últimos años. Para combatir su degradación, se multiplican propuestas como la de Conrad Maldives Rangali, un resort en Maldivas que anima a sus huéspedes a participar en un programa de adopción de corales, que incluye la posibilidad de instalar objetos especiales en los fondos marinos en los que el coral puede adherirse y proliferar.

La actividad se realiza junto a expertos que supervisan el desarrollo del coral y aseguran que se introduzca una amplia gama de especies de peces, para evitar la dominación de especies individuales.

Los corales están en retroceso en muchos lugares del mundo. Foto Unsplash.
Los corales están en retroceso en muchos lugares del mundo. Foto Unsplash.

Impacto positivo en los destinos

En las islas Baleares y desde su implantación en julio de 2016, el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS) ha contribuido a subvencionar proyectos orientados al desarrollo y protección medioambiental, la promoción del turismo sostenible o la recuperación del patrimonio histórico, entre otros.

Ahora que llega la temporada alta de viajeros han editado una guía de buenas prácticas del viajero responsable que incluye recomendaciones de transporte (bicicleta, coche eléctrico o transporte público) pero también pide apoyo a la economía local a través del consumo de productos como los de agricultura ecológica.

En este sentido, cada vez más viajeros buscan tener un impacto positivo en los destinos y comunidades que visitan y pueden decantarse por una creciente lista de experiencias de viaje tan enriquecedoras como sostenibles por el mundo.

Por ejemplo, se puede participar en una capacitación de mujeres en Nepal junto a los guías locales de SASANE Sisterhood Trekking and Travel, una de las 10 start-ups que participaron en la aceleradora Booking Booster de 2019.

La empresa ofrece rutas a pie y excursiones a lugares poco turísticos desde Katmandú guiados por mujeres que en su día fueron víctimas del tráfico de personas. Así, y mientras se descubren las tradiciones y paisajes únicos, se degusta la gastronomía local o se aprende el arte de la cestería, se contribuye a combatir el tráfico de personas y la violencia de género.

Existen empresas turíticas que ofrecen tours no convencionales que, además de redistribuir flujos turísticos, permiten contribuir al desarrollo de las comunidades locales

En la India podemos apuntarnos a un tour de varios días de Global Himalayan Expedition que permite conocer algunos de los paisajes más escarpados y antiguos del país antes de llegar a algunos de los pueblos remotos del Himalaya que todavía no tienen electricidad, donde contribuir a la instalación de sistemas de energía solar sostenibles.

Redistribuir flujos turísticos

A miles de kilómetros, en Colombia, Awake ofrece experiencias de viaje espectaculares, en plena naturaleza, que sirven para proteger la biodiversidad de la fauna y la flora indígenas. Para ello, la start-up pone en contacto a los viajeros con personas de la localidad que comparten su compromiso con la protección de la riqueza natural del país.

Fundada por dos veteranos de los cuerpos de paz que querían ayudar a los guías y artesanos locales a encontrar un modo de vida justo y equitativo basado en el turismo, Keteka ofrece tours y experiencias a medida por América Central y del Sur, e incluso por la Antártida.

Viajeros en la Antártida. Foto Fenrique Setim | Unsplash.
Viajeros en la Antártida. Foto Fenrique Setim | Unsplash.

Todas las actividades por esta firma pueden reservarse online y ayudan a empoderar a las comunidades indígenas y a redistribuir el flujo de viajeros de manera más equilibrada por el continente, permitiéndoles llegar a zonas alejadas de los principales reclamos turísticos.

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