Bike Life: la libertad de recorrer el mundo en bicicleta

Una española y un holandés deciden viajar por montañas y carreteras solitarias en bicicleta. Llevan más de 25.000 km y sus recuerdos se imprimen en un libro de fotografías impactantes

1.-Tristan-&-Belén_©-Daniel-Ernst

Como a todos los neerlandeses, a Tristan Bogaard le gusta andar el bicicleta. Pero por el 2014 sentía que podía usarla para algo más que ir al trabajo, y en un plan de búsqueda personal con su hermano realizó 5.000 km desde Nueva York a Los Ángeles en dos ruedas.

Tres años más tarde conoció a la valenciana Belén Castelló, quien había llegado a Ámsterdam para trabajar. Se enamoraron y en 2017 se lanzaron a recorrer el mundo. Ya llevan como 25.000 kilómetros.

En los fiordos de Noruega. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

La vida en bicicleta

Por lo menos unos 15.000 km de sus travesías han quedado impresas en el libro Bike Life. En bici por el mundo (Anaya Touring), que con sus textos y fotografías y en una cuidada edición llevan al lector por paisajes solitarios, desiertos, cañones, carreteras secundarias, bosques y montañas.

Portada de Bike Life. Foto Anaya Touring

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Con dos bicicletas cargadas con 15 a 25 kg de equipaje cada una, recorrieron los fiordos y bosques de Noruega, treparon a puertos de montaña entre las paredes de roca de las Dolomitas, atravesaron Portugal de norte a sur y se animaron a las sierras que tapizan Andalucía.

Pasaron un invierno pedaleando por las siete islas de Canarias, viajaron cientos de kilómetros por California, Oregon y el estado de Washington, y tuvieron experiencias que ni se esperaban en Kirguistán y Tayikistán.

Tristan cocinando en Andalucía. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

Crónica de viajes y consejos

El libro se estructura en tres ejes: uno lo conforman las crónicas de los viajes, entre descripciones de paisajes, anécdotas de encuentros con lugareños, experiencias agradables y otras que no lo fueron tanto y pinceladas de sus impresiones.

En el libro ‘Bike Life’ Tristan Bogaard y Belén Castelló describen cómo fueron los 15.000 km en Noruega, Portugal, Andalucía, EEUU y Asia Central

Al término de cada capítulo Tristan y Belén presentan una serie de consejos comunes de cada destino: cuál es la mejor época, la geografía del lugar y el entorno para viajar en bici, el clima, los gastos, el idioma y tips para dormir.

Por las tierras de Lanzarote. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

Y al término, los autores abundan en consejos genéricos sobre la organización del equipaje, la planificación del viaje, cómo preparar comidas aunque se esté a cientos de kilómetros de la civilización, un apartado dedicado a la perspectiva de género, y una serie de puntualizaciones para erradicar mitos sobre los viajes de largo aliento en bicicleta.

Belén es un ejemplo de uno de ellos: no hace falta un gran entrenamiento para lanzarse a la aventura. “No tenía para nada alma de ciclista. Mi primera bici era una de quinta mano que compre en Ámsterdam para ir al trabajo”, cuenta a Tendenciashoy.

Llegada a Kirguistán. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

Escribir la página en blanco

Estos ciclistas comparan la experiencia de viajar por el mundo en bicicleta “como escribir una página en blanco, donde tomamos las riendas de nuestras vidas”.

La mayoría de los recorridos los hicieron solos, excepto la travesía de Portugal desde Oporto a Faro donde fueron acompañados por Olivier (hermano de Tristan) o con amigas en la ruta de los Pueblos Blancos de Andalucía.

En los caminos de Kirguistán “podías pasar un día sin ver a nadie”, describe Belén Castelló

Esta manera de viajar supone una entereza mental y física para afrontar desafíos. Belén recuerda que el viaje más duro fue el de Kirguistán, donde “podías pasar un día sin ver a nadie”, en parajes donde no había manera de conseguir agua durante tres jornadas de marcha, y en que tuvieron que soportar temperaturas glaciales sin protección.

“Pero también fue el más sorprendente, por los recuerdos y la hospitalidad de la gente. Recibimos mucho apoyo de familias que tienen muy pocos medios y querían compartir todo. Siempre nos invitaban a sus casas, y a veces teníamos que decir que no para seguir avanzando”, describe.

Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló
Bosques de Secuoyas en California. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

Una producción elaborada

El libro Bike Life se aleja de otras publicaciones de viajes. Se trata de un libro de gran formato, lo que en inglés se conoce como coffee table book, donde llama la atención la calidad de las fotografías.

Cabe precisar que durante un año y medio, mientras Belén ahorraba para los viajes, Tristan estuvo capacitándose en ese oficio. Sin embargo hay que destacar el mérito de las tomas, donde se nota una cuidadosa producción en buscar ángulos, composiciones, exposición de la luz y paisajes.

Una clave, confiesa Belén, está en el uso del trípode. “Era nuestro mejor amigo, parecía que éramos tres en los viajes”. Y el uso de drones, que permiten capturar los paisajes en su plenitud.

Claro, para producir las fotos y videos también tenían que cargar con cables, discos duros, ordenadores, “mucho peso en electrónica. No se lo recomendamos a nadie”, ríe.

Región de Panj, Afganistán. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

El futuro

Con la pandemia se vieron obligados hacer un paréntesis en su pasión por viajar, aunque pudieron realizar un viaje más breve por España.

“Estuvimos por el norte, fue el proyecto de redescubrir el hogar, entender que tenemos grandes cosas por demostrar”, apunta.

La pareja decidió convertir los viajes en bicicleta en una profesión, con la producción de fotografías para agencias y la realización de viajes organizados

El próximo destino, al que pondrán rumbo el 12 de octubre, es la cordillera de los Balcanes, en un viaje desde Eslovenia hasta Grecia y, si hay suerte y tiempo, con el cruce a Turquía.

Puerto de 4.655 msn en Tayikistán. Foto: Tristan Boogard-Belén Castelló

La pareja decidió convertir los viajes en bicicleta en una profesión, con la producción de fotografías para agencias y la realización de viajes organizados.

No se arrepienten de haber dejado sus profesiones por recorrer el mundo en dos ruedas. “Viajar en bicicleta puede tener sus momentos duros, de pensar ‘¿qué estoy haciendo acá’?. Pero las peores historias son las que más cuentas, como el día que nos sorprendió el granizo, a –5 grados y a 4.000 metros de altura. Cuando tienes un mal momento, dejas pasar unos días y ya no lo recuerdas”, dice.

Todo sea con tal de sentir la libertad de tener una vida a bordo de la bicicleta.

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