En moto por el Camino de Santiago: el encanto de la libertad en dos ruedas

La ruta de Roncesvalles a Santiago de Compostela se puede realizar en diferentes etapas donde la belleza de los paisajes y pueblos se combinan con el espíritu del Camino

Foto Pedro Pardo

El Camino de Santiago se puede realizar de varias maneras. La más legendaria, por esfuerzo y tiempo, es a pie; reflejando la épica de siglos de peregrinos. También puede ser en bicicleta. Y hay una tercera vía, donde también se puede sentir la emoción de transitar kilómetros, atravesar pueblos, recorrer valles, trepar por puertos de montaña y girar en cientos de curvas: en moto.

No es cierto que realizar el Camino solo tenga que tener un matiz de sacrificio. Quien lo tome así, bienvenido sea; pero en moto también se puede disfrutar a través de los maravillosos paisajes que se despliegan a lo largo de la franja norte de España.

El Camino a la altura de Zaragoza. Foto Pedro Pardo

Voz de experto

Pedro Pardo, periodista y experto en motos, quizás haya pasado más tiempo de su vida en sus dos ruedas que caminando. Porque conoce las carreteras de España (y con extensión a Portugal y otros países) con un lujo de detalles como quien sabe la ruta hasta la universidad o el trabajo.

Entre sus libros se encuentra España en moto (Anaya Touring), una guía de viajes clave para los amantes de sentir esa combinación de velocidad, libertad y fraternidad.

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Este libro, que lleva 11 ediciones, presenta 50 rutas por toda la geografía española, peninsular y de las islas. Pero en nuestro caso, seguiremos con más detalle las rutas por el Camino de Santiago, aprovechando que este es el año del jubileo.

Pedro Pardo, periodista y experto en motos, quizás haya pasado más tiempo de su vida en sus dos ruedas que caminando.

El espíritu del Camino Francés

Pardo detalla diferentes alternativas de viaje en torno al Camino Francés, el más popular de las rutas a Santiago de Compostela. Aunque el recorrido arranca en la puerta de la casa del peregrino -recuerda- hay que establecer un kilómetro cero, y es la pequeña villa francesa de St Jean-Pie-de-Port.

Puente La Reina, en Navarra. Foto Pedro Pardo

A lo largo de sus 835 km “se pasará por lugares que, desde hace más de mil años, constituyen las cuentas de un collar de ciudades, pueblos, monasterios y antiguos hospitales”, dice Pardo

Además de su fuerte acento cultural, lo que magnetizará a los moteros es la combinación de tres elementos: “paisajes, curvas y escaso tráfico”, dice, como en los tramos que van por Navarra, o el segmento que va desde el puerto de Pedrafita hasta la famosa catedral compostelana.

Por Navarra y La Rioja

El primer tramo va desde el citado pueblo en el País Vasco francés hasta Pamplona, 74 km que permite llegar a la capital navarra por el tramo menos accidentando de los Pirineos.

Le sigue el trayecto a Logroño, 83 km que transitan por la NA 111 donde se pasa por el puerto del Perdón (679 mts), además de numerosos pueblos y plantaciones de viñedos. Dos hitos a visitar son la población de Estella y la estampa románica del Puente La Reina.

Carretera de Navarra. Foto Pedro Pardo

Por la meseta castellana

El tercer tramo es un prolongado viaje por un paisaje algo monótono para algunos pero igualmente bello para otros: 321 km desde Logroño a León, rodeado de viñedos y más viñedos en su primera parte, hasta que tras pasar por Nájera y Santo Domingo de la Calzada la estética cambia a labrantíos de cereales en la tierra rojiza de Castilla.

La gran cantidad de pueblos, donde se encuentra “el mayor número de hitos jacobeos de todo el Camino Francés”, es el atractivo más interesante de una ruta que transita por una inmensa planicie con pocas curvas y emociones, describe Pardo.

Pero descubrir el legado de San Juan de Ortega, Frómista, Sahagún, Carrión de los Condes, Catrojeriz y ni hablemos de Burgos o León, con sus iglesias, posadas y diversos monumentos son una merecida recompensa frente al tedio de la carretera.

Algunas curvas en la meseta castellana. Foto Pedro Pardo

Desde León a Villafranca del Bierzo median 137 km, en un primer tramo poco interesante y que luego va cambiando a un paisaje que incluye el puerto de Foncebadón (1.510 mts) y pueblos “desperdigados en la gran llanura” como San Miguel del Camino, el Hospital de Órbigo y su célebre puente, Astorga y el Castrillo de los Polvazares, y con un ansiado paréntesis en la gastronomía de Ponferrada.

La última etapa

Y llega la última etapa, los 220 km desde Villafranca del Bierzo hasta Santiago. En la quinta etapa hay tramos que mantienen el espíritu original del antiguo camino y ascensos como el de Portomarín que para Pardo “es el más motorista de todo el Camino Francés”, con curvas y más curvas entre colinas de robles y castaños que despliegan gran belleza en julio.

“Los 87 km de la N-547, entre Guntín y Santiago, son como un regalo del santo a los motoristas”.

Pedro Pardo

“La N-547, entre Guntín y Santiago, son 87 km que son como un regalo del santo a los motoristas”, describe este experto, con un rosario de curvas, el ascenso y descenso por los puertos de Cebreiro (1.340 mts), San Roque (1.255 mts) y Poio (1.463 mts).

Alto de San Roque, en Galicia. Foto Pedro Pardo

O Cebreiro con su tradicional cultura de atención al peregrino, el puerto de Portomarín y por supuesto, el encanto histórico de Santiago de Compostela, marcan el tramo final de esta ruta.

Detrás han quedado varios días o un par de semanas de viaje, depende de cuánta calma y detalle quiera poner cada uno en el periplo.

Porque lo importante, cuando se recorren estas carreteras en moto, no es llegar del punto A al B, sino de descubrir paisajes, pueblos, platos, personas y experiencias en el trayecto. De eso se trata el Camino de Santiago.

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