La biblioteca que reinventa la geometría

De la mano del diseño y la tecnología, las bibliotecas del futuro se convierten en espacios donde disfrutar de la cultura mucho más allá de los libros

‘Siempre pensé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca’, dijo el gran Jorge Luis Borges. No podemos estar más de acuerdo. Cuando parecía que la tecnología acabaría para siempre con el libro impreso, las bibliotecas resurgen en una nueva edad dorada.

A los magníficos diseños de Oodi, en Finlandia, Calgary, en Canadá, y Tianjin, en China, se une ahora la de Temple University, en Filadelfia, para demostrar que la suma de arquitectura, cultura y ocio tiene como resultado un producto capaz de convertirse en icono por derecho propio.

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Biblioteca Charles

A punto para iniciar el semestre, la nueva biblioteca Charles en la Universidad de Temple ha abierto sus puertas, lista para convertirse en el nuevo corazón académico pero también social del campus. Y espera recibir más de cinco millones de visitantes anuales.

El nuevo edificio trasciende el concepto de biblioteca de investigación para dar paso a un espacio social y colaborativo

Entre la escuela de negocios y las facultades de ciencia e ingeniería, este diseño del estudio de arquitectura noruego Snøhetta, desarrollado en colaboración con Stantec, supera el concepto tradicional de biblioteca como mero contenedor de libros integrando en el edificio multitud de espacios de aprendizaje e intercambio, no solo para los estudiantes sino para la comunidad en su conjunto.

Un gran atrio central da acceso a todos los fondos y servicios. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.
Un gran atrio central da acceso a todos los fondos y servicios. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.

Madera, granito y cristal dan forma a esta gran estructura de alrededor de 20.500 m2 diseñada con criterios sostenibles y que cuenta con un gran techo ‘verde’ que cubre el 70% del edificio (alrededor de 4.400 m2), e incluye jardines con más de 15 especies de plantas, así como un novedoso sistema para recoger el agua de lluvia.

Al igual que la biblioteca de Calgary -diseño de los mismos arquitectos-, la biblioteca se articula en torno a un gran atrio central al que se accede por una escultural puerta con un arco que parece tallado en la propia madera (hay otras dos de estas puertas en el edificio, dos en la cara norte y uno más en la oeste).

Granito, madera y cristal

De cuatro plantas de altura, la base del edificio está revestida en secciones verticales de granito en un guiño a los materiales del entorno. Los accesos de madera contrarrestan el efecto de la piedra e invitan al interior. Más arriba, las extensiones de vidrio rematan el edificio generando un efecto de transparencia y ligereza.

En la entrada principal, los altos arcos penetran en el interior formando un dramático vestíbulo con una cúpula que se eleva hasta tres pisos de altura.

Techo verde. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.
Un gran techo verde remata el edificio de granito y cristal. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.

“Las entradas arqueadas del edificio y las amplias plazas extienden una invitación de bienvenida a todos los visitantes”, explican desde el estudio.

Un espectacular tragaluz deja pasar la luz hasta el atrio central

La propia geometría de la construcción está “cuidadosamente sincronizada con la escala y materiales de los edificios vecinos”.

El corazón de la biblioteca

El atrio abovedado del vestíbulo ofrece vistas a todas las esquinas del edificio y sirve para ubicar al usuario (y también colocarlo en el centro de la actividad de la biblioteca).

Un espectacular tragaluz llamado oculus en la cúpula revestida de madera de cedro permite la entrada de la luz desde el extremo superior, conectando así principio y fin del edificio.

Oculus. Techo verde. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.
Oculus. Techo verde. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.

En este espacio, abierto las 24 horas del día los siete días de la semana, hay una cafetería, una zona abierta, un área de exhibición, un espacio para eventos, una sala de lectura y oficinas.

Cómo almacenar 2 millones de libros

La escalera principal, en acero, se hace visible desde el momento mismo de la entrada e invita a subir y moverse por todo el edificio. Según los arquitectos, “la continuidad visual y física en todos los espacios anima al uso de todos los recursos del edificio”.

En el primer piso, el personal de la biblioteca facilita el acceso a los fondos y colecciones, que almacena en un sistema automatizado denominado Bookbot que se extiende a lo alto de 17,37 m y tres pisos y que almacena actualmente 1,5 millones de volúmenes (con capacidad para 2 millones).

Al reducir el espacio que se necesita para almacenar los libros, señalan desde Snøhetta, “Bookbot permite un mayor espacio para el aprendizaje colaborativo, los recursos académicos y el espacio de estudio individual».

Charles Library
Un innovador sistema permite almacenar hasta 2 millones de libros. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.

Techo verde

Comprometida con una estrategia de tecnología totalmente móvil, la biblioteca sustituye los típicos escritorios por bancos y asientos en cada piso, dotados con conexiones a internet y enchufes para cargar sus dispositivos, así como un sistema de préstamo de ordenadores portátiles.

Todos los interiores son blancos y reflejan una abundante luz natural, que contrasta con los suelos grises y el mobiliario en verde, rojo y naranja.

Los estudiantes pueden reservar, además, más de 40 salas de reuniones y espacios de estudios dispersos en todo el edificio.

Los espacios se adaptan a las nuevas formas de estudio. Oculus. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.
Los espacios se adaptan a las nuevas tecnologías y formas de estudio. Foto: Michael Grimm | Snøhetta.

El cuarto piso, lleno de sol, se asemeja más a una biblioteca tradicional, y anima a los usuarios a deambular entre alrededor de 200.000 volúmenes que ocupan el espacio central y que se rodean de otros espacios privados y salas de lectura y estudio.

Cerrado totalmente con vidrio y con vistas al ‘techo verde’, este espacio parece incrustarse en la propia naturaleza.

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