La opacidad frena la expansión hotelera en Andorra

La falta de transparencia en el sector torpedea la entrada de grandes cadenas y atomiza un mercado en el que el 75% de los alojamientos son independientes

Seis actores se dividen la porción organizada del mercado hotelero andorrano. Hotansa -18 establecimientos-, Daguisa Group -8 establecimientos-, Hotels Prestigi -4 establecimientos-, Atiram Hotels -5 establecimientos-, Hoteles Plaza -4 establecimientos- y Hotusa -4 establecimientos- se reparten parte del pastel. Sin embargo, hasta el 75% de los alojamientos del país son propiedad de empresarios independientes. El sector se mantiene como un reino de taifas que frena la entrada de nuevos jugadores. 

La información no circula y según lamenta Bruno Hallé, socio-director de Magma Hospitality Consulting, «la falta de transparencia genera una desconfianza del mercado hacia el país que no ayuda a dinamizar la oferta hotelera». El resultado, grupos inversores y operadores internacionales dan la espalda al destino en beneficio de otras regiones competidoras. En el otro lado de la balanza, muchas oportunidades de negocio.

El mismo hotel en cada esquina

«La oferta se ha estancado y hay inmuebles que son prácticamente iguales desde hace treinta años», añade Albert Grau, también de Magma. El negocio está controlado por familias que encadenan generaciones en la recepción. «Muchas veces se está posicionando el producto de manera equivocada», lamentan desde la consultora. Ya sea con marcas que no son las adecuadas o con ubicaciones que no casan con el estilo del negocio.

«Alojarse en un hotel tiene que significar algo, tiene que ser un placer por sí mismo», desafían desde Magma HC

Pasear por Andorra la Vella, además, es como hacerlo en El día de la marmota. Salvo honrosas excepciones, la sensación es encontrarse siempre el mismo hotel con un rótulo distinto sobre la puerta. «Falta mucha creatividad», explican. De padres a hijos se ha transmitido un conocimiento que obvia, por ejemplo, la especialización. «Parece que todo el mundo hace de todo, desde establecimientos de 2 a 5 estrellas», ilustran. «¿Por qué no especializarse en alojamientos boutique o crear instalaciones pensadas para ciclistas?», lanzan a los asistentes a la jornada Evolución del Sector Hotelero en Andorra: Nuevos Modelos de Negocio.

En cambio, la mayoría de propietarios apuestan por el segmento de las 3 o 4 estrellas con activos que carecen de una personalidad propia. «Hoy en día, alojarse en un hotel tiene que significar algo, tiene que ser un placer», desafía Hallé. Sin valor añadido, la competencia entre empresarios se reduce a una guerra de precios.

Mirar al futuro

Ante tal panorama, Magma receta las claves para dinamizar el sector hotelero de Andorra. En primer lugar, la diversificación. «Hay que ir a buscar nuevos clientes, crear conceptos para millennials o sólo para adultos». También atraer a nuevas nacionalidades, pues de los casi tres millones de visitantes en 2015, dos procedían de España. Además, la excesiva atomización del mercado, en manos de familias con una vocación patrimonial y no hotelera, supone un freno para la entrada de inversores internacionales, más con el elevado precio del suelo y las expectativas irreales depositadas en el valor de los activos.

La industria debe actualizarse y las «operadores internacionales deben jugar un papel importante». Algunas compañías ya se han dado cuenta. Es el caso de Daguisa Group, que tiene alojamientos en régimen de franquicia con Louvre Hotels, propietario de marcas como Tulip Inn, Golden Tulip y Campanille. Sin embargo, «las entidades financieras y los inversores institucionales deberán tener un papel más activo en el sector» para que la oferta andorrana se sitúe al nivel de sus parajes. Por ahora, tienen deberes. 

a.
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