Hostal de San Marcos: así es el ‘nuevo’ cinco estrellas de León

Tres años de trabajos, una demolición y varios hallazgos arqueológicos después, el Hostal de San Marcos de León comienza a recibir visitantes

Casi tres años, más exactamente 1.083 días es el tiempo que ha permanecido cerrado. Durante este tiempo, uno de los emblemas de León y joya de la corona de la cadena Paradores ha reformado un edificio, ha derribado otro y hasta ha encontrado restos arqueológicos. Aún a la espera de una segunda fase, ya está listo para abrir de nuevo sus puertas, con categoría 5 estrellas, el Hostal de San Marcos.

Cuando cerró sus puertas, contaba con 76 trabajadores. Seis se han jubilado desde entonces; los otros 70 se afanaban hoy por dar los últimos toques a las instalaciones, que comenzarán a recibir visitantes el 4 de diciembre. Uno de ellos es su director, Alberto Gabriel San Sebastián, que cuenta que “lo cerré como director, lo vacié y ahora lo volvemos a abrir con mucho cariño y tras darle una nueva vida después de una reforma en la que se ha respetado su historia”.

Llegar hasta aquí no ha sido un camino sencillo. De hecho, según la cadena, el del Hostal de San Marcos es «el proyecto hotelero más importante acometido por Paradores de Turismo desde 2010». De los 28.000 metros con los que contaba el Hostal en 2017 apenas se abre con 14.000 metros -9.000 de ellos útiles- o, lo que es lo mismo, 51 habitaciones.

Era necesario realizar una reforma integral de las instalaciones pero la estructura del edificio mandaba. El proyecto de la arquitecta Mina Bringas chocó contra algunas complicaciones relacionadas con los pavimentos y el nivel freático. Incluso aparecieron restos arqueológicos en distintas ubicaciones, lo que obligó al análisis por parte de Patrimonio, que dictó medidas de protección.

Esencia histórica

Ni siquiera hablamos de un único edificio, ya que el Parador se dividía en dos espacios: por un lado, el Hostal de San Marcos, el Parador histórico, cuya reforma termina ahora. Por otro, el edificio ‘moderno’ de los años 70, que se ha derribado completamente y sobre el que se construirá un nuevo edificio.

En lo que ya se ha hecho destaca la recuperación del patio, ahora “corazón del edificio” según la arquitecta. Para ello se ha construido un atrio interior cerrado pero que recibe luz natural y que acoge ya la cafetería del Parador. Sobre él, colgado a gran altura, el espectacular techo de Lucio Muñoz que ha sido restaurado. “El Parador contaba con esta impresionante obra de Lucio Muñoz que estaba ubicada en uno de los salones y a la que ahora se le ha querido dar protagonismo como coronación de este edificio”, señala Mina Bringas.

El parador abre con 51 habitaciones. Foto: Paradores.

El conjunto, sin embargo, no puede -ni quiere- competir con el exterior del edificio, la imponente fachada plateresca. Piedra y maderas naturales predominan en el sobrio interior, con algunos toques oscuros que le dan un aire monacal y que tan bien encaja con este edificio, que en sus siete siglos de vida ha sido convento, hospital, albergue de peregrinos y, tras la desamortización de Mendizábal, instituto, casa de misioneros, cárcel, oficinas del Estado Mayor del Ejército, depósito de sementales -las cuadras se alojaron en el monumental claustro-, y hasta campo de concentración durante la Guerra Civil.

El Parador exhibe unas 500 obras de arte que se han ‘musealizado’ para componer un discurso expositivo coherente

Parador-Museo

También se ha aprovechado el cierre para restaurar algunas de las valiosas obras de arte que atesoraba el Hostal de San Marcos y que ahora, por fin, verán la luz. En total exhibirá unas 500 piezas ubicadas preferentemente en zonas comunes que se han “musealizado” para componer un “discurso expositivo coherente”.

Para lograrlo, se han traído a León más de 70 obras que se exhibían en otros Paradores. “Nos faltaban nombres importantes en el mundo del arte que estaban en otros establecimientos y que apoyan el discurso expositivo” comenta la responsable de Colecciones Artísticas de Paradores, María Gimeno.

Las más de 500 obras de arte del Parador se han musealizado. Foto: Paradores.

Desde otros establecimientos de la cadena llegan a León obras de Pancho Cossío, Juan Barjola, Gloria Merino, Juana Francés, Rafael Canogar o Julio López Hernández, además de otras piezas como dos cantorales del siglo XV. Se unen a los relieves del Descendimiento y el altar de El Nacimiento de Cristo del escultor Juan de Juni, recién restaurados, la sillería de coro de la iglesia, de Guillermo Doncel, Juan de Angers y el propio Juni, el artesonado de la sala capitular, del siglo XVI, y piezas de José Vela Zanetti, Carmen Laffón, Antonio Saura, Juan Genovés o Menchu Gal.

Los restos arqueológicos hallados durante las obras, entre ellos parte del muro primigenio del Parador del siglo XI, se han integrado en la nueva recepción del hotel

La idea, eso sí, no era tanto “convertir al Parador en un museo como ‘musealizar’ las piezas” explica la investigadora, docente y coordinadora de exposiciones de la Fundación Juan March Irene Vallejo, que también ha participado en el asesoramiento.

El patio con el techo de Lucio Muñoz. Foto: Paradores.

Entre la tradición y la vanguardia

El respeto a la historia ha guiado también el nuevo interiorismo, obra del estudio Merry. Por eso el proyecto se centra en dos pilares: “el confort y el lujo español”, explican sus responsables. Sencillez sin estridencias, tonos neutros con pinceladas de azul y verde, materiales de calidad, arte y artesanía son la tónica, con alfombras de Paul Heredia, telas reeditadas de los años 50 de Arcadio Blanco -coetáneo de Lucio Muñoz-, y cortinas de Gastón y Daniela.

También aquí se ha hecho una importante labor de restauración, con mobiliario reutilizado en nuevos usos, como las antiguas puertas de madera que se han transformado ahora en cabeceros.

Antiguas puertas macizas se han reconvertido en cabeceros. Foto. Paradores.

Los restos arqueológicos hallados, entre ellos parte del muro primigenio del Parador del siglo XI, se han integrado en la nueva recepción del hotel. Un restaurante de 100 plazas, una zona de desayuno y tres salones de convenciones completan el conjunto, que queda ahora a la espera de la ejecución de la segunda fase, que levantará un nuevo edificio destinado a la actividad congresual.

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