Las grandes damas del Lejano Oriente: historia y leyenda de 5 hoteles míticos

Entre sus glamurosas paredes, cobijo de artistas, políticos, espías y estrellas de Hollywood, nacieron romances y se forjó el destino de naciones

Raffles Hotel Singapore. Foto: Accor Hotels.

Quizás el hotel Raffles en Singapur sea el único del mundo en tener un historiador residente. Leslie Danker trabaja aquí desde hace 45 años y es una enciclopedia de anécdotas y datos que recuerda, para quien quiera escuchar, el paso de celebridades que van de Elizabeth Taylor y Ava Gardner a Michel Jackson y la reina Isabel II.

Más que un lujoso hotel, que también, el Raffles, por cierto recientemente renovado, es un túnel del tiempo que nos conduce a un pasado colonial, a un tiempo romántico y convulso donde igual se forjaban romances que el destino de naciones y donde los viajeros convivían con artistas, políticos, espías y estrellas de cine.

Repasamos la historia y las historia de este y otros 4 hoteles míticos de Asia: las damas -como se conoce en el sector a los hoteles más emblemáticos- del Lejano Oriente.

Foto: Raffles Hotels & Resorts.

Hotel Raffles: la esencia de Singapur

Corrían los años finales del siglo XIX cuando gran parte de Asia estaba en mano de colonias europeas. Años del nacimiento en Jamaica de Thomas Stamford Raffles, un gran estadista al que se le atribuyó el desarrollo del imperio británico en el Extremo Oriente y la fundación del puerto de Singapur en 1819, punto estratégico para el acceso británico al Mar de la China.

Al calor del desarrollo del puerto, los hermanos armenios Sarkies construyeron un hotel tan bello como necesario, que abrió sus puertas en 1887. Si en sus comienzos tenía solo diez habitaciones con el tiempo se convertiría en el emblemático Hotel Raffles, bautizado así en honor al fundador de la ciudad.

Hoy toda una joya hotelera, el Raffles devuelve a sus visitantes a la época del nacimiento del puerto de Singapur, una ciudad que sigue atrapando por su cosmopolita mezcla de las culturas de China, India y Europa. Para ser una pequeña ciudad-estado de apenas 6 millones de habitantes, su historia, gastronomía y arquitectura son enormes.

Foto: Raffles Hotels & Resorts.

Desde una prudente distancia se divisa el blanco y colonial edificio del Hotel Raffles -hoy en el portfolio de Accor– que invita a traspasar sus arcos rodeados por flora tropical y escoltados por ujieres uniformados. Una vez dentro el perfume del ilang ilang flota en el aire como lo hace la etérea presencia de aquellos que se alojaron en las habitaciones que hoy les honran con sus nombres.

Es el caso de la Joseph Conrad que, siendo un modesto marinero paraba en el Raffles solo a tomarse una copa, o Ruyard Kipling, a quien le encantaba la comida del Hotel. Somerset Maughan cuenta con su Suite Casuarina y una hilera de gráciles árboles de casuarina en el jardín, emulando su novela The Casuarina Tree que le costó la animadversión de la colonia británica a la que no deja muy bien parada.

La cuna de un famoso cóctel

Elizabeth Taylor, Charlie Chaplin, el omnipresente Hemingway y otras muchas celebridades se reunían en el Long Bar del Raffles y, al fresquito de los ventiladores, sentados en sillas de mimbre , se tomaban un Singapore Sling y otro más.

Singapore Sling. Foto: Raffles Hotels & Resorts.

Desde que el genial barman Ngiam Tong Boon lo inventó a principios del siglo XX, el combinado de ginebra, brandy de cereza, benedictine, cointreau, piña, granadina y jugo de limón en proporciones aún secretas bautizado como Singapore Sling (supuestamente destinado a las damas) ha llegado a ser un sello del carismático Long Bar.

Es, además, el único lugar de la pulcrísima ciudad donde está permitido y alabado el tirar las cascaras de cacahuete al suelo y pisar sobre ellas logrando el inconfundible sonido crujiente que acompaña las noches del Long Bar al son de Raffles March, la melodía compuesta por el director de orquesta del hotel, A. Dietz, y dedicada a los hermanos Tigran Sarkies.

Hotel Mandarín Oriental Bangkok: el mítico Oriental

Para empezar a hablar del Hotel Mandarín Oriental de Bangkok hay que remontarse al momento en el que Siam se abrió al comercio exterior tras la firma del Tratado de Bowring. La llegada de extranjeros urgía establecimientos para alojarlos, y si era a orillas de la arteria vital de Bangkok, el río Chao Phraya, mucho mejor.

Terraza Rim Naam. Foto: Mandarin Oriental Hotel Group.

Así lo pensaron el estadounidense Capitán Dyers y su compañero J. E. Barnes cuando fundaron el genuino Hotel Oriental en 1876. Al poco, en 1888 en sus salones se celebró el jubileo de oro de la Reina Victoria. Y en 1890 el propio Chulalongkorn-Rey Rama V inspeccionó las instalaciones para constatar que el hotel al orillas del río era digno de la realeza.

Nicolás de Rusia fue uno de los primeros huéspedes de un hotel que se jactaba de ser el primero en tener un bar de jazz.

¿Qué fue de Jim Thomson?

Años después, el empresario Jim Thomson compró con otros inversores el Hotel Oriental aunque su pasión verdadera fue la fábrica de seda que fundó en 1948, Thai Silk Company Limited, y que tuvo una excelente promoción cuando el musical El Rey y Yo se vistió con sus telas.

Jim Thomson sigue siendo la marca de seda por excelencia a pesar de que su fundador, conocido como el Rey de la Seda, un día cualquiera de 1967 cuando estaba de vacaciones en su casa de Cameron Highlands, Malasia, salió a dar un paseo y nunca se volvió a saber de él.

Foto: Mandarin Oriental Hotel Group.

El Oriental pasó a formar parte de Mandarin Oriental con la apertura del Mandarin Oriental de Hong Kong 1963. Del primigenio establecimiento queda ‘el ala de autores’, una construcción blanca repleta de las fotografías de aquellos famosos que tuvieron el privilegio de disfrutarlo.

Todo hay que decirlo, gran parte de su éxito entre estas personalidades se debió a la imprescindible relaciones públicas Pornsri Luphaiboon, que estuvo durante décadas recibiendo a personajes de la categoría de Robert de Niro, Tenesse Williams, Gore Vidal, el rey Juan Carlos y Elizabeth Taylor, quien dijo de ella «Querida Pornsri: El Hotel Oriental es bien conocido como el mejor del mundo. Lo que no se conoce tan bien es que personas como tú lo hacen posible».

Hotel Peace Shanghái: el legendario Bund

El Imperio del Sol, una de las obras maestras de Steven Spielberg basada en la novela autobiográfica de J.G. Ballard y protagonizada por el entonces niño Christian Bale, muestra a los británicos huyendo de la invasión japonesa de un hotel de Shanghái, probablemente el Hotel Cathay o quizás el Palace -el más grande de China cuando se terminó de construir 1909–.

Los dos se ubican en el Bund (malecón), esquina con la principal Nanjing Road, y casi pierden la vida allí, enterrados entre las múltiples maletas que algún millonario no quiso abandonar. Los dos establecimientos se unirían después en el magnífico Hotel Peace.

Peace Hotel es una joya art dèco. Foto: Fairmont.

Sus comienzos hay que buscarlos en los seductores años veinte del siglo pasado, cuando Víctor Sassoon levantó en el Bund el Hotel Cathay, el mejor edificio del art dèco de Shanghái, vecino del Palace. Bajo la cúpula verde que le define y su lujoso lobby se escuchaban jazz de las más reconocidas bandas celebridades como Bernard Shaw, Charles Chaplin, Graham Green o Blasco Ibáñez.

¿Qué mejor escenario para la inspiración de grandes artistas que aquél imponente edificio donde se celebró en 1909 la Comisión Internacional del Opio cuando Gran Bretaña adormilaba a China en las dos guerras del opio, que fue sede en 1911 del homenaje a Sun Yat-sen, considerado el verdadero fundador de la República de China, e incluso el lugar escogido para la celebración de la boda del presidente de la República China Chiang Kai-Shek con Soong May Ling?

El Peace siglo XXI

Situado a orillas del río Huangpu frente al futurista barrio de Pudong, desde las ventanas del Peace se contempla el contagioso ajetreo de la ciudad, se escucha su interminable bullicio en el que se mezclan los cláxones, gritos, y pasos envueltos en la dudosa niebla de Shanghái.

Foto: Swatch Art Peace Hotel.

El Peace de hoy se divide en dos instituciones independientes. El edificio Norte, construido como Sassoon House, genuino Hotel Cathay es Fairmont Peace Hotel administrado por Fairmont Hotels and Resorts de Canadá.

La torre sur del antiguo Hotel Palace se ha convertido en el seductor The Swatch Art Peace Hotel, un refugio para artistas de todo el mundo donde son bienvenidos a vivir y a crear en periodos que oscilan entre tres y seis meses, desinteresadamente y sin límite de edad. Eso sí, bajo previa presentación a la marca suiza Swatch de un proyecto que merezca la pena.

Hotel Península Hong Kong: el mejor hotel al otro lado del canal de Suez

La apertura del canal de Suez en 1869 supuso una revolución para la navegación y el comercio entre Europa y Asia y, con ella, la llegada de nuevos viajeros al Lejano Oriente que necesitaban lugares donde alojarse.

La familia Kaadorie, británica de origen hebreo de Bagdad y una de las más poderosas de Asia, abrió en 1928 un hotel en la estratégica bahía de Kowloon al lado del famoso barrio de tiendas de diseño Tsim Sha Tsui y Victoria Harbour. La excelencia del Hotel Península muy pronto le hizo merecedor del apelativo de ‘La gran dama de Hong Kong’ tanto por la calidad de su servició como por su fascinante decoración.

La flota de Rolls Royce es un sello de identidad. Foto: The Peninsula Hotel.

Nativos en un ala, británicos en otro y así hasta 1950, el Península se convirtió en el lugar donde observar y ser observado. Todo pasaba allí. Lo bueno, como fiestas, bodas y homenajes, pero también lo malo.

El día de navidad de 1941 oficiales coloniales británicos al mando de Mark Aitchison, gobernador de Hong Kong, se rindieron a los japoneses en el tercer piso del Hotel Península al que los nipones denominaron Hotel Tao y donde habían instalado su cuartel general. Finalizada la guerra, Atchison volvió a ser gobernador y el Hotel recuperó su apelativo original.

En 1994 se restauró ampliándolo con la torre de 30 pisos que culmina en un helipuerto. La célebre flota de Rolls Royce (Rolls Royce Silver Shadow 1969) color verde península espera a sus puertas la demanda de sus clientes. Flota que, por cierto, aparece en la película del infalible James Bond El Hombre de la Pistola de Oro.

Afternoon Tea en el lujoso lobby. Foto: The Peninsula Hotel.

El Península no ha perdido su encanto colonial; así, sigue sirviendo el Peninsula Clasic afternoon tea acompañado por scones con nata coagulada y finger sandwiches en su lobby. Sin embargo, también ha sabido adaptarse al siglo XXI y cada rincón de las habitaciones está equipada con mandos a distancia, tabletas electrónicas y servicio de valet.

Hotel Manila: maderas de narra y chandeliers de Capiz

Si hay algo que no deja indiferente es entrar en el Hotel Manila situado a orillas del Mar de China en la Bahía de Manila, cerca del palacio presidencial de Malacagnan y de la embajada americana, y encontrarse con las imponentes chandeliers de Capiz (madre perla) y las escaleras de madera de narra que visten uno de los halls más bellos que se puedan soñar.

Fiel testigo de la historia de las islas, el Hotel Manila ha cambiado poco desde su nacimiento hace más de un siglo, cuando William H. Taft, gobernador general de Filipinas encargó al arquitecto y urbanista Daniel Hudson Burnham el diseño del bulevar paralelo al mar que delineó con árboles tropicales.

Lobby. Foto: The Manila Hotel.

La idea era que el bulevar estuviera coronado por un gran hotel de aires californianos, el Hotel Manila, que se inauguraría finalmente el 4 de Julio de 1912 con motivo del día de la independencia de Estados Unidos.

Fantasmas y champagne

Dicen que el fantasma de la amante de Douglas MacArthur, la actriz filipina Elizabeth Cooper, recorre los pasillos vestida de blanco en busca de sus recuerdos desde que el general hizo del ático del Hotel su hogar hasta la ocupación japonesa en la segunda guerra mundial.

Hoy la decoración ha cambiado, pero el glamour del hotel sigue intacto, y eso a pesar de que la indumentaria de sus huéspedes sea otra y los baúles vintage se hayan sustituido por prácticas y rodantes maletas.

Champagne Room. Foto: The Manila Hotel.

Sigue asombrando y deleitando a sus huéspedes el hechizo del Champagne Room con sus arboles de cristal, la bella tapicería y ese cuarteto que amenizan momentos únicos en el espacio más bello del hotel mientras por la mesa desfilan exquisiteces tropicales cocinadas a la francesa y una bella mujer desentraña los secretos de cómo encender un puro.

Cabe mencionar que el Manila acoge las oficinas del New York Times y en sus habitaciones se han hospedado Bob Hope, Los Beatles, Sammy Jr. Davis, Michael Jackson, el presidente John Kennedy y Marlon Brandon cuando viajó al archipiélago filipino para rodar Apocalypse Now.

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