Un faro convertido en hotel, el alojamiento más exclusivo de la Costa da Morte

Cien años después de su inauguración, el Faro de Lariño, en plena Costa da Morte, renace como hotel con 9 exclusivas habitaciones y un espacio gastronómico

Una de las aperturas hoteleras del verano se ubica en la Costa da Morte. Foto: Hotel Faro de Lariño.

Siempre mirando al Atlántico, el Faro de Lariño lleva cien años iluminando a los barcos que transitan por la peligrosa Costa da Morte, al noroeste de A Coruña. Desde lo alto de su majestuosa torre de 14 metros de altura, coronada por una cúpula, aún hoy se emite la potente luz blanca y roja que alcanza una distancia de 20 millas.

A su lado, la casa ocupada hasta finales de los 80 por los sucesivos fareros y sus familias, acaba de abrir las puertas como hotel, con nueve únicas y exclusivas habitaciones que proponen una desconexión total en pleno contacto con la naturaleza y el mar, espectador de excepción de atardeceres de esos que hacen enmudecer y de noches plagadas de estrellas.

Alojarse entre olas, dunas y estrellas

También conocido como Faro de Punta Insua, el Faro de Lariño no podría tener una ubicación más excepcional.

Foto: Hotel Faro de Lariño

En primera línea de mar, en el límite de la Costa da Morte gallega y entre la hermosa villa de Muros y la mística Fisterra, se encuentra junto a la playa de Carnota, un extenso arenal de 7 km y arenas blancas en forma de medialuna que alterna dunas y marismas, así como una laguna interior que sirve de refugio a multitud de especies de aves y otros animales.

Al otro lado del faro encontramos la amplia y solitaria playa de Lariño, de arena fina y de color blanco, ideal para deportes náuticos.

Entre la hermosa villa de Muros y la siempre mágica Fisterra encontramos el Faro de Lariño, ahora reconvertido en un ‘hotel emocional’

Unos metros más allá espera el monte Pindo, para algunos el Olimpo Celta, por la cantidad de historias relacionadas con sus antiguos pobladores en torno a este lugar. Se trata de un conjunto de rocas graníticas que forman un espacio natural incomparable, rematado a 627 metros de altura por el mirador de A Moa, desde el que observar la escarpada costa.

Foto: Faro de Lariño.

A poca distancia, la conocida cascada de Ézaro que forma el río Xallas en su desembocadura al verter sus aguas al mar.

Una noche en el Faro de Lariño

Pero volvamos a la casa del faro. La singular construcción fue obra del ingeniero Salvador López Miño y se levantó entre 1913 y 1921. Edificado en piedra y pintado de blanco, ahora ha sido totalmente renovado para acoger 9 únicas estancias, así como un espacio gastronómico, la Taberna el Ariete, que vistas a la playa del Ancoradoiro.

De estilo minimalista, con un concepto que han bautizado como ‘hotel emocional’ y cada una decorada de forma diferente, los nombres de las habitaciones –Bruma, Espuma, Tormenta o Mar Picado- evocan la costa y la mar, así como su singular ubicación.

El hotel cuenta con 9 únicas habitaciones. Foto: Faro de Lariño.

Alojarse aquí (precio desde 250 euros) es dormir en camas confort plus, con carta de almohadas, bañera de hidromasaje, cafetera, tablet o plancha de pelo. Los sonidos del mar y el catálogo infinito de estrellas son cortesía de la casa.

En el resto de espacios, multitud de detalles evocan la actividad del faro, pero también la vida del farero y el mar en general.

Comerse Galicia mirando al mar

La taberna es también un homenaje. Con el nombre de la fragata con 166 tripulantes naufragada frente a la costa de Carnota en 1966, es un tributo al suceso y a las gentes del pueblo de Lira que heroicamente ayudaron a los náufragos. Todos lograron salvar su vida en esta costa, una de las que más naufragios ha documentado en el mundo.

Taberna Ariete. Foto: Faro de Lariño.

Vinos, orujos conservas, patés, mieles, y otros sabores locales están entre sus propuestas, principalmente basadas en productos del mar, y recetas elaboradas con productos que además de degustar se pueden comprar.

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