‘Me lo quedo’: cuáles son los artículos que más se llevan los españoles de los hoteles

¿Es válido llevarse ‘de recuerdo’ los champús de los hoteles? ¿Y las zapatillas también? Aunque no todos los admitan, más de la mitad de los españoles ha robado algún artículo de la habitación

Hotel Monteleone. Foto Britt Reints

Ya sea por tentación, por sentir el sabor de la adrenalina al rozar lo prohibido, o por presumir de ser un caradura, muchos huéspedes se llevan algún artículo de la habitación de manera más o menos disimulada.

Según una encuesta de Hoteles.com, más de la mitad de los españoles (el 55%) se ha llevado alguna vez algún objeto del hotel donde se hospedaba.

De ellos, el 75% dijo que no tiene vergüenza en andar contando su hazaña entre familiares y amigos, mientras que el resto reconoció tener un cierto sentimiento de culpa.

Amenities de hotel. Foto Nadie-Flickr

El baño, el micro saqueo favorito

Claro, todo depende de qué artículos estemos hablando. Según este estudio, los objetos que desaparecen con más frecuencia en las maletas de los huéspedes son los champús, jabones y cremas corporales que dejan en los baños, raptados por el 64% de los pasajeros.

El 64% de los encuestados reconoce que se lleva artículos del baño, como los champús y las lociones corporales

Sin embargo, este robo hormiga cada vez es menos frecuente. Y no porque los hoteles hayan puesto un sensor de movimiento en el baño para evitar el saqueo de estos artículos, sino que por razones de sostenibilidad estos pequeños frascos plásticos y de vidrio son reemplazados por grandes expendedores situados junto a la ducha.

Muchos hoteles ponen dispensadores grandes para evitar el robo de champús y gel de baño. Foto Andrea Davis-Unsplash

Toallas, albornoces y zapatillas

Sin embargo, las toallas también suelen ser objeto de la rapiña hotelera, artículos que comparten categoría con los albornoces.

Uno de cada cinco viajeros reconocieron que se llevaron a casa las zapatillas que entregan los hoteles para la estancia.

No es precisamente un artículo muy duradero: excepto en los establecimientos de cinco estrellas, estos calzados no aguantan un par de semanas de uso intensivo.

Los elementos de baño se pueden llevar sin culpa, pero no las toallas.

El café de recuerdo

Pero entre el segundo puesto del pequeño hurto a las habitaciones están las amenities gastronómicas, como los azucarillos, los saquitos de té o las cápsulas de café.

Llevarse esos objetos es un pecado liviano, por usar un término religioso. A la larga, están para ser consumidos, y raramente hay más que un par de unidades a disposición del huésped.

No es lo mismo llevarse unos azucarillos que la taza con el logo del hotel.

Los objetos más absurdos que se han robado

Lo que sí revela este estudio es que hay un porcentaje, mínimo, pero igualmente a tener en cuenta, de viajeros que no tienen reparo en llevarse platos y cubiertos (reconocido por un 5%), almohadas (4%) o la cortina de la ducha (¿!), botín apreciado por un 4%.

Hace un par de años, esta misma cadena hotelera había realizado un estudio similar que mostró cuán caraduras pueden ser muchos viajeros.

Entre los objetos más absurdos que los encuestados reconocieron haberse llevado se encuentran desde teléfonos a televisores y proyectores (que deben ser desencajados de la pared con un buen juego de destornilladores), pasando por secadores de pelo.

Hay pasajeros que se llevan almohadas o los albornoces. Foto Pxhere

Los hoteles contraatacan

Varios hoteles admiten que les han robado las plaquetas con el número de habitación –sobre todo en los hoteles rurales de Inglaterra, que tienen piezas realmente preciosas-, y también hay quienes piensan decorar sus hogares con las cortinas y los cuadros de las habitaciones.

Cansados de tanta picaresca, hay establecimientos -sobre todo los de alta categoría- que toman al toro por las astas y avisan, al gentil huésped, que todo está a la venta: desde esas zapatillas artesanales hasta el elegante juego de sillones, cualquiera puede recrear la experiencia de esa noche de hotel en su casa. Pero pagando, por supuesto.

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