Cinco rutas en tren para explorar las profundidades del invierno

Desde el Transiberiano al expreso de las Montañas Rocosas o los trenes que recorren los Alpes, presentamos cinco viajes a través de la nieve

Hay un perjuicio que supone que un viaje en tren por paisajes nevados es aburrido. Gran error. La belleza del paisaje no sabe de monotonías, y un trayecto por las tierras de bosques, montañas y lagos puede ser una experiencia inolvidable.

Vamos a seguir las recomendaciones de Forbes para emprender viajes en tren por los Alpes de Suiza y Austria, las infinitas extensiones de Rusia, a través de los fiordos escandinavos y atravesando las Montañas Rocosas de Canadá. Aunque la nieve esté siempre presente, descubriremos el encanto de estos paisajes invernales.

Glacier Express, Suiza

Este ferrocarril es una de las maneras más fascinantes de explorar la Suiza profunda. Se le conoce como el ‘expreso más lento del mundo’, porque necesita ocho horas para recorrer los 291 kilómetros que separan a las ciudades de St. Moritz Zermatt.

El Glacier Express une a las ciudades de St. Moritz y Zermatt. Foto: Turismo de Suiza.

El Glacier Express une a las ciudades de St. Moritz y Zermatt. Foto: Turismo de Suiza.

Claro, al ser un trayecto de montaña, constantemente los rieles dan curvas y giros, en donde se atraviesan 91 túneles y cruzan 290 puentes.

El expreso más lento del mundo, en Suiza, necesita ocho horas para cubrir un trayecto de 291 km

Las vistas de los precipicios y de picos como el Matterhorn, de casi 4.500 metros, no tienen comparación; como el vértigo que se siente cuando se pasa por el viaducto de Landwasse, un puente de seis arcos de 65 metros de altura.

Ferrocarril de Semmering, Austria

Este tren es el primero que fue catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su trazado es una obra maestra de la ingeniería ferroviaria, realizado entre 1848 y 1854 por los Alpes austríacos.

El trayecto une a las ciudades de Gloggnitz y Semmering, en un viaje que pasa por 16 viaductos suspendidos en el vacío, 15 túneles y un centenar de puentes de piedra.

[Para leer más: Cinco trenes para viajar a través de la historia]

El punto más alto se encuentra a 883 metros sobre el nivel del mar, en un paisaje tapizado de blanco, con miles de pinos con matices de nieve y grandes macizos rocosos.

El ferrocarril de Semmering fue el primero catalogado como Patrimonio de la Humanidad.

El ferrocarril de Semmering fue el primero catalogado como Patrimonio de la Humanidad.

El viaje se puede hacer en los 42 minutos que tarda de una punta a otra, pero es mejor realizar paradas para ver sitios como el Castillo de Gloggnitz, el museo de trenes de Höllentalbahn, la pintoresca oficina postal histórica de Küb, o cuando se llega a Semmering, conocer el elegante interior del Hotel Panhans.

Montañas Rocosas, Canadá

Las Montañas Rocosas es uno de los paisajes más impactantes de Canadá, y una recomendada forma de explorarlas es a bordo del tren Rocky Mountainner.

Una de las alternativas es realizar un periplo de hasta siete días, que parte desde Vancouver y atraviesa el macizo montañoso de 180.000 km2 hasta Calgary, en donde se visitan sitios de gran belleza como el Parque Nacional de Banff o los bosques que rodean a la ciudad de Jasper.

Los vagones acristalados del Rocky Mountainner llevan a una inmersión en el agreste paisaje de las Montañas Rocosas

Queda al criterio del pasajero llegar rápido o ir haciendo paradas en sus pueblos y ciudades para capturar el alma y las soledades de las regiones occidentales de Canadá.

Los vagones con techo de vidrio del Rocky Mountainner permiten contemplar mejor el paisaje.

Los vagones con techo de vidrio del Rocky Mountainner permiten contemplar mejor el paisaje.

Lo interesante de este tren es que cuenta con vagones con sus paredes y techos de vidrio, que permiten tener una visión panorámica sin límites de los bosques y montañas.

En su interior los asientos, de cuero, tienen calefacción, son reclinables y giratorios, para ofrecer vistas de 180º y todo tipo de perspectivas del paisaje.

Transiberiano

Es el trazado ferroviario más largo del mundo, que recorre 9.656 kilómetros y atraviesa ocho zonas horarias. Su trayecto de Moscú a Vladivostok, en el extremo oriente de Rusia, es uno de los viajes en tren más épicos. Pero tampoco quedan atrás los ramales que llegan hasta Pekín por Mongolia o por Manchuria.

[Para leer más: Las cinco rutas de tren más emocionantes para un viaje épico]

El viaje puede durar ocho días o 15, según se quieran realizar paradas en los pueblos y ciudades donde llega.

El Transiberiano al pasar por el lago Baikal. Foto: Lynne Atwood - Golden Eagle

El Transiberiano al pasar por el lago Baikal. Foto: Lynne Atwood – Golden Eagle

A lo largo de este trazado de epopeya circulan diferentes tipos de trenes, como los lujosos Águila Dorada, El oro de los zares o el Rusia Imperial; en donde los camarotes, los salones comedor y los vagones despliegan una opulencia que recuerda a la de los Romanoffs.

En un viaje tan prolongado, y sobre todo en invierno, uno puede sentir la deriva a la rutina que transmitió Ryszard KapuÅ›ciÅ„ski en su libro Imperio. Pero la mejor forma de evitarlo es asistir a las charlas que dan expertos en historia y cultura durante el viaje, o conocer a los pasajeros (turistas o viajeros de las regiones) que abordan el tren. Aunque haya barreras idiomáticas, los rusos siempre están interesados en conocer gente de otras latitudes.

Ferrocarril de Flåm, Noruega

De todos estos viajes, este es el más corto: solo 21 kilómetros. Pero eso no le quita méritos. El viaje se inicia en la preciosa localidad de Flåm, que apenas supera los 350 habitantes, enclavada en el extremo de un fiordo noruego.

La belleza de los paisajes nevados se puede descubrir en estos fascinantes viajes en tren. Foto: Visit Flam.

El tren de Flåm recorre los fiordos noruegos. Foto: Visit Flam.

 

El viaje es un ascenso hasta el pueblo de Myrdal, situado a 822 metros sobre el nivel del mar, donde se atraviesan unos 20 túneles, de los cuales el mayor, el de Nåli, transcurre por 1.300 metros.

Aunque solo tenga 21 kilómetros, el viaje en ferrocarril de Flåm permite conocer la belleza de los paisajes de los fiordos noruegos

La complejidad del trazado llevó a que los trabajos demoren 20 años, pero el esfuerzo valió la pena cuando se ve el paisaje de cascadas, lagos helados, acantilados de paredes verticales que parecen escudos y montañas cubiertas de nieve.

Una vez en Myrdal, es posible tomar el tren, ya de mayor velocidad, que conecta con Oslo y Bergen.

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