Cuando Yugoslavia construyó la utopía

Los logros arquitectónicos de Yugoslavia en sus 45 años de existencia fueron diluidos por la guerra. Una exposición del MoMA los recupera

Yugoslavia experimentó entre los años 1948 y 1980 un extraordinario auge de la construcción, en la que influencias occidentales y soviéticas se combinaron en una forma de hacer única, tristemente ensombrecida por el conflicto bélico que sacudió Los Balcanes a finales del siglo XX.

Encargada de construir la nueva sociedad socialista, la arquitectura fue empleada como un instrumento clave en la implementación de una visión utópica en perpetuo estado de emergencia. Así, destacados proyectos visionarios y edificios ejecutados dejan ver la aspiración de las construcciones, tanto en términos de diseño como de impacto social.

La arquitectura en Yugoslavia aspiró a producir, por sí misma, un nuevo espacio cívico compartido y generar una historia común en una sociedad altamente diversa y multiétnica

La arquitectura que surgió, que va desde los rascacielos de estilo internacional a los «condensadores sociales» brutalistas, es una manifestación del pluralismo radical, la hibridez y el idealismo que caracterizaron al propio estado yugoslavo.

Un enfoque que el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) analiza en su recién inaugurada exposición “Hacia la utopía concreta: arquitectura en Yugoslavia, 1948-1980”.

La construcción de la utopía

Urbanización a gran escala, experimentación tecnológica y su aplicación en la vida cotidiana, consumismo, monumentos usados para la conmemoración… La arquitectura yugoslava tuvo un alcance global en la sociedad, así como un carácter distintivo y polifacético.

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Monumento al Levantamiento de la Gente de Kordun y Banija en Petrova Gora (Croacia). Foto: Valentin Jeck 

La construcción, especialmente intensa entre la ruptura de Yugoslavia con el bloque soviético y en 1948 y la muerte del líder del país Josip Broz Tito en 1980, puso el foco en primer lugar en la transformación de un país hasta ese momento subdesarrollado y rural.

La ansiada modernización tenía que tener como consecuencia una nueva infraestructura de la vida social. Arquitectos excepcionales participaron de este proceso, entre ellos Bogdan Bogdanović, Juraj Neidhardt, Svetlana Kana Radević, Edvard Ravnikar, Vjenceslav Richter y Milica Šterić.

La arquitectura en la construcción de la identidad

De forma transversal, la exposición relata también el papel que la arquitectura tuvo en las fórmulas, generalmente innovadoras, que tomaron la vivienda masiva y la aparición del diseño moderno en el marco de una cultura de consumo socialista.

Lo más destacado, quizás, es la forma en la que arquitectura y escultura mediaron entre la diversidad de regiones multiétnicas que conformaban Yugoslavia, respondiendo a demandas e influencias muchas veces contradictorias con el fin de construir la unidad.

El gobierno emprendió una rápida modernización en los hogares con extraordinarios esfuerzos en el ámbito de la construcción que buscaban hacer crecer la economía y mejorar la vida cotidiana de Yugoslavia

Situados entre el capitalista occidente y el este comunista, Yugoslavia eludió la dicotomía de la Guerra Fría encabezando una “tercera vía” a través de su histórico liderazgo del Movimiento de Países no Alineados.

Es por ello que el estado no solo extendió su receta en el interior, sino que la expandió más allá de sus fronteras participando en proyectos de urbanización y construcción en todo el mundo en desarrollo, especialmente en otros países no alineados de África y Medio Oriente.

Experimentación

El gobierno emprendió una rápida modernización en los hogares con extraordinarios esfuerzos en el ámbito de la construcción que buscaban hacer crecer la economía y mejorar la vida cotidiana de Yugoslavia.

Es el caso de la ciudad Nueva Belgrado, con sus bloques de viviendas a gran escala, y Split, en la costa adriática, donde se fusionaron con éxito nociones contemporáneas de megaestructura con una cuidada integración con la calle como foro para la vida urbana, pero también en el interior escultórico de la Mezquita Blanca de Bosnia, pasando por la reconstrucción tras un terremoto de la ciudad de Skopje.

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Monumento a la Batalla de Sutjeska en Tjentište (Bosnia y Herzegovina). Foto: Valentin Jeck 

En mobiliario también existen ejemplos, como la silla plegable Rex de 1956, diseñada por Niko Kralj y omnipresente en todos los hogares yugoslavos y en muchas partes de Europa. O el sistema modular K-67, diseñado por Saša Mächtig una década después, de gran éxito gracias su adaptabilidad a multitud de usos en el espacio público.

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