Vermont: el mejor lugar para atrapar al otoño en EEUU

Los bosques del pequeño estado de Nueva Inglaterra rebosan de tonos amarillos, ocres, naranjas y rojos; un espectáculo visual que se complementa con sus pueblos y puentes cubiertos

Vermont en otoño. Foto Yoav Hornung-Unsplash

Al norte de Estados Unidos, la región de Nueva Inglaterra es el mejor sitio del país para recibir al otoño. Pero si hay que elegir uno de sus seis estados, sin duda tiene que ser Vermont, donde sus inmensos bosques se convierten en una explosión de colores.

Dos terceras partes de la superficie de este estado, alrededor de 25.000 km2, son montañas y zonas forestales.

Cada lago y río es un espejo de colores. Foto: Keri Long
Cada lago y río es un espejo de colores. Foto: Keri Long

La naturaleza tiene su propio calendario, pero las predicciones apuntan a que entre fines de septiembre y principios de octubre se dará el mayor despliegue cromático del follaje.

Colores crepusculares

Es un arcoíris de colores marrones, rojos, amarillos, naranjas y verdes rezagados, producidos por las hojas de abedules, hayas y, sobre todo, de arces azucareros.

Dos tercios de la superficie de Vermont son bosques. Foto: Visit the USA
Dos tercios de la superficie de Vermont son bosques. Foto: Visit the USA

El fenómeno es tan atractivo y vistoso que tiene hasta nombre propio: leaf peeping (observación de hojas).

Los bosques de Vermont y otros estados vecinos son tan populares en otoño que crearon la tendencia de ‘observación de hojas’

Pero no se trata solo de tomar carreteras secundarias y detenerse en miradores y elevaciones para disparar la cámara, sino de conocer pequeños poblados, granjas con sus graneros de madera, y descubrir el centenar de puentes cubiertos que otorgan una postal bucólica que parece creada para un banco de imágenes.

De norte a sur

Una ruta sugerida por Visit the USA es iniciar el recorrido en la franja norte de Vermont, en la frontera con Canadá, donde el cambio de color de los árboles se produce antes por su primera aproximación con las temperaturas más bajas.

El punto de partida puede ser el Lago Champlain, al noroeste del estado, donde el azul intenso de sus aguas reflejan la variedad de colores que presentan los arces de las orillas.

En la región se encuentran casas rurales y graneros de madera. Foto: Michelle Maria - Pixabay
En la región se encuentran casas rurales y graneros de madera. Foto: Michelle Maria – Pixabay

El viajero puede elegir entre ir a conocer la localidad de Stowe o desviarse por el recorrido panorámico que conduce a Smuggler’s Notch, un paso de montaña donde el tapiz cromático se contrapone con diversos afloramientos rocosos.

Desde las alturas

Este pueblo es la cuna del esquí nórdico en EEUU. Si bien todavía la nieve no llegó, su centro de deportes invernales está abierto para que los amantes del leaf peeping puedan subir en el teleférico Gondola Sky Ride hasta la cima del Monte Mansfield.

Con 1.340 es el pico más alto del estado, pero no es el único. Las Green Mountains (montañas verdes), integrantes del único parque nacional de Vermont, describen con su nombre lo que se puede ver en primavera y verano, pero en otoño el paisaje cambia para alegría de los que lo contemplan.

Paisaje cerca de Woodstock. Foto: Usmc0491 - Pixabay
Paisaje cerca de Woodstock. Foto: Usmc0491 – Pixabay

La capital más pequeña

Los pueblos de Vermont tienen una sorprendente concentración de restaurantes elegantes, galerías de arte, librerías y pequeños museos, una vida cultural que sumado a la tranquilidad provinciana de sus comunidades dan la idea de que uno se encuentra en el corazón de Europa Central.

La pequeña Montpellier, la capital de Vermont. Foto: Visit the USA
La pequeña Montpellier, la capital de Vermont. Foto: Visit the USA

Por ejemplo, su capital Montpellier no supera los 8.000 habitantes, lo que la convierte en la sede administrativa estatal más pequeña de los EEUU.

Los pueblos de Vermont tienen una sorprendente concentración de restaurantes elegantes, galerías de arte, librerías y pequeños museos

Cuando se asciende al Parque Hubbard, sorprende las reducidas dimensiones de la urbe, en un despliegue panorámico donde resalta la cúpula dorada de la gobernación y los pináculos agudos de algunos campanarios.

Por los puentes cubiertos

En el camino desde Montpellier hasta Woodstock, mientras uno gira la cabeza de un lado al otro para contemplar la pared de hojas con tonos de crepúsculo, se encuentran algunos de los puentes cubiertos más famosos.

En Vermont hay un centenar de puentes cubiertos. Foto: David Mark - Pixabay
En Vermont hay un centenar de puentes cubiertos. Foto: David Mark – Pixabay

Ellos son el Upper Cox, el Lower Cox y el Northfield Falls, que tras atravesar ese último pueblo, se suman al puente Taftsville, edificado en 1836.

Woodstock tiene una presencia más moderna, pero también conserva con celo numerosas mansiones edificadas en el siglo XIX, muchas de ellas de estilos georgiano.

El Santuario de Vida Silvestre Hogle es otro de los puntos donde la naturaleza otoñal explota de vida, que se puede recorrer en las rutas de senderismo o en kayak a lo largo del río Connecticut.

Los pueblos mantienen las residencias del siglo XIX. Foto: Craig Tidball - Unsplash
Los pueblos mantienen las residencias del siglo XIX. Foto: Craig Tidball – Unsplash

Leyendas en Vermont

Otros puentes que no hay que perder de vista son el Gold Brook, cercano a Stowe, que las leyendas populares dicen que está embrujado. Será por su austera figura de maderas oscuras.

El Slaughter House, en las afueras de Montpellier, es uno de los más bonitos; presencia que compite con el Creamery, con su estructura roja y su techo gris a dos aguas que son arropados por las coloridas hojas de arce, que antes de caer por los vientos invernales regalan una imagen inolvidable.

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