De punta a punta de Valonia en dos ruedas
El sur de Bélgica se puede recorrer en bicicleta, con etapas por pueblos y valles donde se encuentran numerosos sitios distinguidos como Patrimonio Mundial de la Unesco
Gracias a que gran parte del territorio de Bélgica es llano, este pequeño país europeo es uno de los destinos ideales para descubrir en bicicleta (con el permiso de los Países Bajos).
El país se puede recorrer en diferentes etapas. Y si nos centramos en Valonia, la región del sur, se encuentra un trazado de 440 km que cuenta con seis tramos que presentan atractivos turísticos que fueron declarados Patrimonio Mundial de la Unesco.
Veamos cuáles son algunas sugerencias de Turismo de Valonia para recorrer sus paisajes en dos ruedas.
De Tournai a Mons
Son 68 kilómetros los que comunican estas dos ciudades, con un trazado de escaso desnivel. El punto de partida, Tournai, presenta una catedral con un campanario que son uno de los sitios religiosos más espectaculares de Bélgica. Su torre es una de las pocas que admite visitantes, incluso, durante los toques.
Valonia tiene un trazado de 440 km que se puede realizar en bicicleta, gracias a que gran parte de la región es terreno llano o con pendientes suaves
Al llegar a la siempre cultural Mons, esperan el antiguo complejo industrial del Grand Hornu y su campanario, el único de estilo barroco que hay en el país.
El itinerario también transcurre por Borinage, una región que se enorgullece de decir que el pintor Vincent Van Gogh vivió allí dos años en busca de inspiración.
De Mons a Binche
Mons, la capital de la provincia de Henao, mantiene el trazado llano para recorrer en dos ruedas.
La distancia a Binche es de apenas 18 kilómetros, pero la idea es hacer un zigzag de 30 km para conocer otros atractivos a través de sus campos y pueblos.
Uno de ellos es el complejo minero Bois-du-Luc y las minas neolíticas de Spiennes, uno de los centros de extracción de sílex de Europa; ambos con el sello de Patrimonio de la Humanidad
Al llegar a Binche, y tras reponer fuerzas en las encantadoras cafeterías y food trucks de gofres, se puede visitar el campanario que fue reconstruido con un estilo renacentista tras ser destruido en 1554.
Ojalá que el año que viene, porque este ya es difícil, pueda volver el Carnaval de los Gilles, donde gigantescos tocados de plumas y las máscaras tiñen de blanco la popular celebración.
De Binche a Thuin
Si uno recorre sin pausas estos 15 a 18 kilómetros, que transcurren entre tres posibles carreteras secundarias, se llega a la encantadora villa de Thuin, sede de la famosa Marcha Folclórica San Roch, distinguida como Patrimonio Cultural Inmaterial.
En Thuin hay que conocer los jardines colgantes, cuya construcción está unida a la de las fortificaciones de la ciudad
Es una procesión con más de 2.500 caminantes en honor a este patrón de peregrinos, cofradías y corporaciones, que se celebra el tercer fin de semana de mayo.
En Thuin también hay otro campanario que vale la pena conocer. Pero el plato fuerte es la visita a los jardines colgantes, cuya construcción está unida a la de las fortificaciones de la ciudad.
Hoy están cubiertos de viñas que dan un vino dulce y natural, producido por la destilería de Biercée.
Estos 200 jardines en terrazas albergan también un recorrido artístico que se descubre en la ciudad medieval.
De Thuin a Charleroi
Entre la pequeña Thuin y la más densa Charleroi hay 22,5 km que acompañan al curso serpentante del río Sambre.
En el viaje en bicicleta se pasa por el Bois du Cazier, un sitio minero que permite conocer qué dura era la vida de los trabajadores que pasaban horas bajo la tierra.
También se descubre otro campanario más, el de Charleroi, que tiene el detalle de ser el más nuevo de Valonia, construido en 1936 y con una arquitectura muy llamativa con una combinación de varios materiales.
Esta ciudad, donde René Magritte estudió y realizó sus primeros trabajos, también tiene una interesante oferta cultural con un museo de arte moderno y el cercano museo de la fotografía, en la vecina Mont-sur-Marchienne.
De Charleroi a Dinant
En el valle que atraviesa los municipios de Tamines y Mettet el camino se hace más complicado, con 63 km de cuestas.
La parada final de esta etapa es el imponente río Mosa, donde a sus orillas se lanza la ciudad de Dinant. Esta villa tiene una preciosa ciudadela, construida sobre un antiguo castillo.
Además de tener unas bellas vistas al valle de Mosa, la villa medieval está marcada por las múltiples batallas que han trascendido allí por durante el paso de los siglos, sobre todo con las feroces contiendas de la Primera Guerra Mundial.
La villa medieval de Dinant está marcada por las múltiples batallas, como los feroces choques de la Primera Guerra
La ruta también pasa por el diminuto pueblo de Sosoye, considerado uno de los más bonitos de Valonia; un lugar de postal para tomar un café y presumir en Instagram.
De Ciney a Durbuy
En la última etapa los ciclistas también deben tener cierta experiencia, porque el trazado presenta algunas cuestas bastante pronunciadas, que tienen un poco de dificultad.
En el viaje se puede descansar en el geoparque Famenne-Ardenne, toda una proeza de la naturaleza con grutas, abundante biodiversidad o peñascos únicos que dan lugar a unos paisajes que maravillan.