Valencia se viste con las mejores sedas (y le queda de maravilla)

La Ruta de la Seda permite descubrir la importancia que tuvo esta industria en Valencia, donde quedan grandes palacios como testigos de sus años de oro

Cuando se piensa en la Ruta de la Seda se suele asociar a las estepas asiáticas, a las caravanas con destino a China y a ciudades orientales como Samarcanda. Pero sin necesidad de atravesar medio planeta se puede conocer otra ruta, que revela la importancia de este tejido en la historia de Valencia.

Gracias a una mariposa

La seda, fabricada por la larva de la mariposa Bombyx mori, fue introducida en la Península Ibérica por los árabes en el siglo VIII.

A mediados del siglo XVIII la mitad de la población de Valencia estaba implicada en la industria de la seda

Valencia fue una de las ciudades que más creció gracias a esta industria. En la ciudad antigua se encuentra el barrio de El Pilar, que antes era conocido como Velluters (terciopeleros), donde a finales del siglo XVIII se concentraban unos 5.000 telares para elaborar tejidos de seda.

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De hecho, a mediados de ese siglo la mitad de la población de la ciudad trabajaba, directa o indirectamente, en la industria de la seda, precisa Ricardo Franch, profesor de Historia Moderna en la Universitat de València, a la revista Mètode.

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La Ruta de la Seda permite conocer los secretos de esta delicada fibra natural. Foto: Turismo de Valencia.

La ruta por las calles de Valencia

El Museo de la Seda es el punto de partida de una ruta por las laberínticas calles de la ciudad vieja recorriendo los edificios más emblemáticos relacionados con esta industria que persistió por generaciones, sobre todo entre los siglos XV y XVIII.

Este museo se encuentra en el edificio del Colegio del Arte Mayor de la Seda, establecido en 1686, que custodia el mayor archivo gremial de Europa, además de una interesante colección de telas en seda y telares del siglo XVIII que todavía funcionan (aunque solo para las visitas).

En el Museo de la Seda se pueden conocer telares, algunos en funcionamiento, que elaboraban los tejidos con esta delicada fibra natural

El auge comercial e industrial gracias a las delicadas telas se reflejó en fastuosos palacios privados como la Lonja de la Seda, declarado Patrimonio Histórico por la Unesco en 1996.

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Muestra de abanicos elaborados en seda. Foto: Turismo de Valencia.

Palacios de los años dorados de la seda

En este edificio, excelente representante del gótico tardío, se pueden visitar cuatro secciones: el Salón Columnario, donde se solían realizar las transacciones comerciales en torno a las hermosas columnas torsionadas, el Consulado del Mar, el Salón Principal y el Patio de los Naranjos.

 


Ruta de la Seda por Valencia.
 
Otros edificios cercanos que visita la ruta son el Palacio de Tamarit y el barroco Palacio del Marqués de Dos Aguas, donde se encuentra el Museos Nacional de Cerámica y en la que se pueden ver preciosas piezas elaboradas con los delicados hilos de seda.

La ruta sigue por el palacio de Malferit, sede del Museo L’Iber de Soldadidos de Plomo, en donde en el Salón de los Tapices se enseñan escenas de la vida cotidiana de los países por los que circula la Ruta de la Seda, como Turquía, India, Persia o China.

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El Salón Columnario de la Lonja de la Seda, donde se realizaban las transacciones comerciales. Foto: Turismo de Valencia.

La seda en vestidos civiles y religiosos

El Museo de Bellas Artes y el Museo del Patriarca, en el Real Colegio Seminario del Corpus Christi, exhiben lujosas prendas de seda. Algunas elaboradas para los altos cargo de la iglesia se pueden ver en el Museo de la Catedral.

En tanto, una docena de tiendas repartidas por la ciudad vieja ofrecen delicadas muestras elaboradas con seda, como los tradicionales vestidos de las Fallas.

 Apenas queda una persona que sabe tejer el vellut (terciopelo) a mano, precisan en el Colegio del Arte Mayor de la Seda. Pero aunque sea una artesanía desplazada por la tecnología, el recuerdo de este preciado material persiste en la calles de Valencia.

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