Un paseo por los castillos (y sus jardines) más hermosos de Europa

La influencia de Luis XIV en el diseño de Versalles se expandió a otros palacios que cuentan con auténticas obras de arte en forma de jardines

De la fantasía de Luis II de Baviera, el Rey Loco, plasmada en forma de castillo en Neuschwanstein a los que salpican el valle del Loira y los paisajes magnéticos de Irlanda pasando, claro, por Versalles, hay decenas de palacios en Europa que parecen sacados de los cuentos de hadas. También para soñar son estos jardines que, en muchas ocasiones, atesoran tanta o más belleza que los propios castillos.

Aunque desde hace siglos estuvieron rodeados de zonas verdes, fue con Luis XIV con quien los jardines tomaron una nueva dimensión: ya no eran solo el espacio exterior que rodeaba el palacio, a partir del Rey Sol arquitectura, paisaje y diseño se fundieron en forma de estudiados vergeles.

Con 800 hectáreas, Versalles no tiene un único jardín sino una amalgama de parterres, bosques, estanques, invernaderos, fuentes, estatuas y senderos que suman 42 km

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Jardines de Versalles, Francia

El original que, como sucede con la ciudad de Venecia, se toma como referencia para presentar a muchos otros palacios que siguieron su estilo (baste con citar el Versalles ruso, como se conoce al complejo de Peterhof, en San Petersburgo, o el Versalles vienés, el palacio de Schönbrunn) no es un único jardín sino un conjunto de ellos, que se distribuyen en un total de 800 hectáreas, 300 de bosque y dos de jardines franceses, en los que se suceden 55 estanques y fuentes y 42 km de paseos adornados con 372 estatuas.

Jardines de Versalles. Foto: Clark Van der Beken | Unsplash.

Jardines de Versalles. Foto: Clark Van der Beken | Unsplash.

L’Orangerie (el invernadero de naranjos) que alberga en invierno alrededor de 1.000 de estos árboles, además de otras especies como laureles, granados o mirtos protegiéndolas así de las heladas; el Gran Canal, el mayor de sus estanques, en forma de cruz; y sus jardines a la francesa diseñados en 1661 por André Le Nôtre, el jardinero de Luis XIV, son algunos de los puntos más destacados.

En 1979 los jardines, junto con el palacio, fueron registrados por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad.

Adare Manor, Irlanda

Recientemente reabierto como hotel de lujo, Adare Manor es un palacio de estilo gótico rodeado por una impresionante propiedad de 340 hectáreas en el condado de Limerick, en el centro-oeste de Irlanda.

Construido en 1832 por el segundo conde de Dunraven y su esposa, Lady Caroline Wyndham, el palacio se inspiró en las grandes catedrales góticas europeas, con 365 ventanas, 52 chimeneas y 4 torres, así como innumerables gárgolas, escudos y esculturas y espacios interiores inspirados en otros castillos como el Salón de los Espejos de Versalles.

En el exterior se diseñaron, en la década de 1850, hermosos jardines con forma geométrica, parterres de estilo francés, numerosos árboles e intrincados senderos.

El palacio volvioÌ a la vida como hotel de lujo. Foto Adare Manor

El palacio de los condes de Dunraven volvioÌ a la vida como hotel de lujo. Foto: Adare Manor.

Convertido en hotel a finales del siglo pasado, fue profundamente restaurado y reabrió sus puertas en 2017. Los arquitectos de ReardonSmith rediseñaron los jardines y realizaron mejoras en los bosques para proteger sus 177 arboretos, 2.675 árboles y más de 100.000 arbustos y plantas.

Palacio da Pena, Portugal

Su colorida silueta integra una de las más conocidas postales de Sintra, cerca de Lisboa. Construido en el siglo XIX por el rey Fernando II como regalo para su esposa María II de Portugal sobre las ruinas de un monasterio de frailes jerónimos, el palacio vigila desde lo alto de una montaña. Su mezcla de estilos y corrientes estéticas resultaría extravagante si no conformase un conjunto tan armónico, máximo exponente del Romanticismo decimonónico en Portugal, en el que sobresalen azulejos típicamente portugueses así como motivos mudéjares y manuelinos.

Colina abajo se despliega un fantástico parque con más de 500 especies botánicas procedentes de todo el mundo, que se suceden entre caminos sinuosos, pabellones, bancos y fuentes de piedra, acorde al gusto de los jardines románticos de la época.

Parque da Pena. Foto Katia De Juan Unsplash

Parque da Pena. Foto: Katia De Juan | Unsplash.

También alberga el Chalet de la Condesa D’Elda (o Casa do Regalo) construido para su segunda esposa, Elise Hensler, como casa de verano, de inspiración alpina.

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Jardines de Schönbrunn, Viena

Seguramente es el monumento más visitado de toda Austria y cuenta con una profunda carga histórica, puesto que aquí vivieron María Teresa I de Austria (la única mujer que gobernó los dominios de los Habsburgo), el emperador Francisco José o la emperatriz Isabel, entre otros.

En manos de la dinastía desde 1569, y tras diferentes obras y reformas, el palacio es hoy una de las construcciones barrocas más imponentes de Europa. Cuenta con 1441 salas, de las cuales 45 se pueden visitar actualmente, muchas de ellas de estilo rococó, que han visto desfilar a todo tipo de personajes, desde Mozart a Napoleón.

Foto Monika Mesterhazy Pixabay

Jardines de Schönbrunn. Foto: Monika Mesterhazy | Pixabay.

En su exterior, unos imponentes jardines que albergan maravillas como ruinas romanas, un laberinto, el zoológico más antiguo del mundo, los jardines del Príncipe Heredero y Oraniengarten, la espléndida Glorieta, la Casa del Desierto y la Casa de la Palmeras, además del Museo de Carruajes Imperiales.

Palacio Sansoucci, Alemania

Su nombre significa sin preocupaciones y fue construido por Federico el Grande entre 1745 y 1747 como palacio de recreo en Wüsten Berg, cerca de Postdam, como un lugar donde entregarse a la música, la filosofía y la literatura.

Además de estar asentado sobre terrazas de viñedos, alrededor del palacio se construyó un gran parque barroco, con césped, parterres de flores, setos y árboles. Se llegaron a plantar 3.000 árboles frutales y se construyeron invernaderos de naranjas, melones, melocotones o plátanos. Un obelisco con las diosas Flora y Pomona evidencian la conexión entre los jardines de flores, frutas y verduras.

El palacio se alza sobre terrazas de viñedos. Foto Wolfgang Staudt Flickr

El palacio se alza sobre terrazas de viñedos. Foto: Wolfgang Staudt | Flickr.

El paisajista Ferdinand von Arnim mejoró en el siglo XIX los terrenos del palacio así como los jardines ornamentales de estilo barroco inspirados, de nuevo, en los de Versalles, con fuentes y estatuas de mármol que contribuyen a crear un ambiente majestuoso.

Château Villandry, Francia

Si hay algún lugar idílico para realizar un recorrido entre castillos es, sin duda, el valle del Loira. Allí encontramos el Chateau Villandry y sus fantásticos jardines neorrenacentistas.

Del siglo XVI (se culminó en 1536), el palacio fue construido por Juan el Bretón, el Controlador General de Guerra de Francia bajo las órdenes de Francisco I, sobre un palacio anterior del siglo XII y se considera el último palacio renacentista construido a las orillas del Loira.

Los jardines originales, a la francesa, fueron destruidos en el siglo XIX para crear un parque de estilo inglés. En 1906, el español Joaquim Carvallo adquirió la propiedad, salvó el castillo y creó los actuales jardines, considerados por muchos los más bellos de Francia, reconstruidos según textos antiguos del siglo XIV. Se dividen en cuatro terrazas: jardín del sol, jardín del agua, jardín ornamental o de bordados y huerto decorativo, además de orangerie y laberinto, todo ello en alrededor de 6 hectáreas.

Castillo de Villandry. Foto Hannes Klopper Unsplash

Castillo de Villandry. Foto: Hannes Klopper | Unsplash.

 

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