Tutankamón vuelve a reinar en Egipto

Tras nueve años de trabajos la tumba de Tutankamón reabre sus puertas y vuelve a mostrar el elegante arte funerario del antiguo Egipto

La tumba de Tutankamón, el sitio más famoso del Valle de los Reyes, en Egipto, vuelve a abrir sus puertas tras nueve años de trabajo. La restauración encarada por el Ministerio de Antigüedades y el Getty Conservation Institute permite redescubrir las impactantes pinturas de la cámara y evita que las visitas degraden el frágil monumento.

Tutankamón no fue el faraón más importante ni el más longevo del antiguo Egipto. Reinó durante nueve años, desde el 1332 al 1323 a.C., y apenas edificó las grandes obras que les gustaba realizar a estos gobernantes que se creían dioses.

El faraón más famoso (en la actualidad)

Murió joven, a los 19 años, y hubiera quedado atrapado en las nieblas de la historia hasta que su tumba, intacta, fue descubierta por el explorador Howard Carter en 1922.

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El pequeño tamaño de las cuatro cámaras mortuorias y la diferencia de estilos en las pinturas dan credibilidad a la teoría de que la muerte de Tutankamón fue inesperada, por lo que no hubo tiempo de preparar una tumba como correspondía a su rango divino.

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El viaje de Tutankamón al inframundo, con su sucesor Ay junto a la momia del faraón.

El impactante ajuar funerario

El verdadero milagro fue que la tumba haya quedado a salvo de los saqueadores durante 3.000 años. El ajuar era tan abundante, con muebles, joyas, armas, vasijas y la famosa máscara que se expone en el Museo de El Cairo, que a la expedición de Carter le llevó una década catalogarlo todo.

Los descubridores de la tumba de Tutankamón tardaron diez años en catalogar el inmenso ajuar funerario

Este rico patrimonio reavivó el interés por la egiptología, y permitieron aumentar la comprensión de la vida y espiritualidad de aquella civilización. También hay que recordar la fama que le dio Hollywood y las leyendas urbanas en torno al descubrimiento para que Tutankamón se convierta en el faraón más famoso (al menos en los siglos XX y XXI).

La dregadación de la tumba

Desde 1930 la tumba quedó abierta al público, pero la humedad y el dióxido de carbono que aportaban las cientos de miles de personas que pasaron por el pequeño espacio estaba degradando los murales a una velocidad alarmante.

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El equipo de científicos analiza los trabajos de restauración.

Además cada tanto a algún turista se le ocurría tocar la pared, o nunca faltaba el equipo de filmación que rozaba los frescos con los equipos.

Los cientos de miles de turistas que visitaron la tumba desde 1930 estaban degradando las pinturas de manera alarmante

Tras casi una década de trabajos los murales se ven con colores más limpios, aunque no se quitaron los diminutos hongos que mancharon la pintura cuando se selló la tumba.

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Para evitar la degradación del espacio, se colocaron un equipo de filtrado de humedad y nuevos sistemas de luces. Además el público llegará hasta una tarima para poder ver el cuerpo momificado de Tutankamón (encerrado en un féretro sin oxígeno) y los frescos pero sin posibilidad de tocarlos.

El viaje al otro mundo

En la pared Norte, posterior al féretro las pinturas describen escenas del viaje del faraón al inframundo tras su muerte. Allí se ve cómo su sucesor, Ay, abre la boca de la momia para dejarle respirar, comer y beber.

La pared Este muestra al cuerpo recostado en un santuario montado en un trineo, acompañado por cinco grupos de doce hombres. Ellos visten bandas blancas sobre sus cabezas, señal del luto. El último par, con otra vestimenta y sus cabezas afeitadas, serían los visires (especie de ministro) del Alto y Bajo Egipto.

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El Centro Getty reclama que las visitas se limiten a 25 turistas diarios.

Entre los jeroglíficos también se ven pinturas de babuinos, que representan las doce horas de la noche.

Freno a las visitas

El centro Getty reclamó al gobierno egipcio que limite las visitas a 25 personas diarias, una medida similar a la que se ha tomado en otros sitios arqueológicos frágiles, como las Cuevas de Altamira.

Pero la decisión final corresponde al Ministerio de Antigüedades, que se financia –precisamente- con el dinero de las entradas a los monumentos y museos del país.

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