Turquía: cinco rincones para disfrutar del slow travel

Monumentos históricos, paisajes de costas y valles, tradiciones y un relax que solo se pueden encontrar en las villas de Gerze, Göynük, Mudurnu, Perşembe y Şavşat

Patrimonio histórico de Göynük

Por donde se viaje en Turquía siempre se van a encontrar sitios increíbles para descubrir. Ya hemos hablado en numerosas ocasiones de la imperial Estambul, de las hermosas costas del Egeo, de los valles de formas caprichosas de Capadocia, y en esta ocasión, es momento de poner rumbo al Mar Negro.

La franja norte de Turquía no tiene el mismo magnetismo que la costa mediterránea para los españoles. Quizás sea por proximidad geográfica. Pero a lo largo del Mar Negro se despliegan encantadoras localidades que forman parte de la red Cittaslow, promotoras del turismo relajado, que permita contemplar las gemas históricas, naturales y pueblerinas con calma.

Son cinco villas que visitamos siguiendo las recomendaciones de Turismo de Turquía.

Gerze

Comenzamos en Gerze, en la provincia de Sinop, que suele ser elegida como una de las ciudades más felices de Turquía.

Se trata de un pueblo cuyas raíces se remontan al 1800 a.C., como lo atestiguan los yacimientos cercanos de la civilización hitita.

Gerze suele ser elegida como una de las ciudades más felices de Turquía

Las pequeñas y angostas calles de Gerze, que desembocan en el Mar Negro, suelen estar decoradas de flores, lo que le imprimen unas fragancias especiales.

Barcas de pescadores en Gerze. Foto Wikipedia

Cada viernes se organiza un mercado donde los agricultores de las cercanías ofrecen sus productos, que se combinan con las capturas de los pescadores locales.

Estas delicias se pueden probar en los pequeños restaurantes del pueblo, donde se encuentran numerosas tiendas de artesanías en madera.

En los alrededores se encuentran las cataratas de Sorkun y la colina de Yelken, buscada por los amantes del parapente.

Göynük

Göynük se sitúa en los valles de la región occidental del Mar Negro, a 150 km de la costa.

Gracias a su ubicación estratégica desde el siglo XIV ha aprovechado el tránsito comercial entre Estambul y las ciudades más importantes de la región de Anatolia.

Esta villa cuenta con interesantes recuerdos históricos de la arquitectura otomana, donde además de los edificios, mezquitas y mercados del centro están la fuerte presencia de las tradiciones en los bailes y la gastronomía.

Postales panorámicas de Göynük

Cerca están los lagos de Sünnet y Çubuk, pocos desarrollados para el turismo y que brindan la oportunidad de conocer un entorno agreste casi sin gente.

Cerca del segundo lago se pueden ver unos hermosos molinos, de estética antigua pero en un estado impecable. Pero a no engañarse, fueron construidos como decorados de una película.

Mudurnu

Si tomamos el coche, a poco más de 50 km al noreste se encuentra Mudurnu, uno de los pueblos con mayor concentración de patrimonio histórico.

En su casco antiguo se pueden encontrar 180 edificios de la era otomana, que se encuentran a cada paso de sus callejuelas de trazado serpenteante.

En el casco antiguo de Mudurnu se pueden encontrar 180 edificios de las era otomana

Entre las más importantes están las mansiones de Armutçular, Keyvanlar, Kazanlar, Yarışkaşı y Hacı Abdullahlar; además de la mezquita de Yildrim Bayezid, lindera con unos saunas que valen la pena visitar.

Casas otomanas en Mudurnu.

En la ciudad el visitante se puede sorprender por la presencia de casas que parecen castillos en miniatura. Se trata del emprendimiento inmobiliario Burj Al Babas, que no tuvo el éxito esperado y que convirtió a este surrealista rincón en un barrio fantasma.

En las cercanías está el Lago Abant, cuyos colores van cambiando con las estaciones. 1.150 hectáreas del lugar fueron declaradas parque natural, en un entorno donde vive una trucha que solo se puede encontrar en estas aguas.

Perşembe

De vuelta en la costa del Mar Negro, casi 700 km hacia el este, se descubre al pueblo de Perşembe, atrapado entre colinas y grandes valles.

Uno de los cabos de Perşembe.

Estas últimas caen al mar en ángulos pronunciados, lo que crea pequeñas bahías de gran belleza en los alrededores, así como sólidos cabos que protegen al puerto de los vientos del noreste.

Perşembe es dueño de un microclima templado, que permite el crecimiento de una abundante vegetación que tapiza las colinas de una amplia gama de verdes.

Uno de sus atractivos más importantes es la isla de Hoynat. Alguna vez fue refugio de piratas y depósito de los barcos de pesca, como lo atestiguan las ruinas del lugar; pero actualmente es una reserva solo habitada por gaviotas y por una variedad autóctona del cormorán.

Şavşat

A través de la carretera costera del Mar Negro, por otros 350 kilómetros, se llega al pueblo de Hopa; y desde ahí hay que hacer un centenar más por los valles que van subiendo de altura hasta Şavşat.

En invierno el clima de Şavşat puede ser duro, pero es innegable la belleza de los bosques tapizados de nieve

El aire puro se nota al estar rodeado de altas montañas, como la de Karçal, de 3.537 metros. Es un paisaje digno de recorrer, abundante en saltos de agua, lagos y arroyos.

La belleza de los lagos de Savsat

En invierno el clima puede ser duro, pero es innegable la belleza de los bosques tapizados de nieve.

A 45 kilómetros está el parque nacional de Karagöl-Sahara, donde se esconden lagos rodeados de pinos y otras coníferas de majestuosa presencia.

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