Tres escapadas perfectas para completar un viaje a París

Chantilly, Fontainebleau y Giverny: reserva al menos un día para descubrir los enormes atractivos que se esconden en los alrededores de París

Es posible que en cada viaje a París encuentres algo nuevo que ver y que hacer: una galería flotante, una boulangerie o un barrio emergente. Sin embargo, si te reservas algún día extra, también puedes encontrar otros tesoros, que van desde castillos de cuento a los jardines que inspiraron a Monet, pasando por el impresionante bosque en Fontainebleau que ha enamorado a pintores, escritores, cineastas y fotógrafos.

Estos son tres de los mejores destinos, a solo una hora de la capital francesa, que bien valen una visita.

El castillo que da nombre a la famosa crema de Chantilly emerge de un lago y se rodea de espléndidos jardines y bosques

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Chantilly: un cuento de hadas

Como en un cuento de hadas, el Château de Chantilly emerge en un lago rodeado de espléndidos jardines y bosques; de hecho, una de las extensiones verdes más grandes de los alrededores de París, con 7.800 hectáreas.

El lugar que dio nombre la famosa crema ligeramente azucarada y perfumada con vainilla ideada por François Vatel en el siglo XVII se encuentra a unos 50 km al norte de París y se puede llegar fácilmente en tren.

Castillo de Chantilly. Foto: Sofie Layla Thal | Pixabay.
Castillo de Chantilly. Foto: Sofie Layla Thal | Pixabay.

El actual palacio es nada menos que el quinto que se levantó sobre el mismo emplazamiento (el primero se remonta a la Edad Media) y su actual apariencia se debe a Enrique de Orleans, duque de Aumale y quinto hijo de Luis Felipe, el último rey de Francia.

Enrirque de Orleans heredó el castillo con tan solo ocho años y lo convirtió en su proyecto vital, reuniendo una colección de arte que rivaliza incluso con el Louvre

Lo heredó cuando tenía solo ocho años e hizo de él el su proyecto vital, tanto en su reconstrucción como en cuanto a la fabulosa colección de pinturas, libros y esculturas que hoy acoge.

Entre los espacios que merece la pena explorar -y son muchos- destacan las galerías de arte, con obras a la altura del Louvre parisino como los cuadros de Fray Angelico, Rafael, Nicolas Poussin o Antoine Watteau, así como un dibujo a carbonilla, la Gioconda desnuda, que se atribuye a Leonardo da Vinci.

Los amantes de los libros antiguos disfrutarán en su impresionante biblioteca que guarda cerca de 13.000  volúmenes, entre libros y manuscritos, algunos de los cuales se remontan al siglo XI.

Castillo de Chantilly. Foto: Pixabay.
Los fondos de Chantilly rivalizan incluso con el Louvre parisino. Foto: Sofie Layla Thal | Pixabay.

También visitaremos las salas del palacio, desde las habitaciones que usaron sus antiguos moradores, como los príncipes de Bourbon-Condé, a la sala de música, todos ellos bellamente decorados.

El parque de Chantilly, creado por el jardinero y paisajista André Le Nôtre, es perfecto para agradables paseos con su gran canal, jardines de estilo francés y anglochino, un laberinto y una pequeña aldea con otras edificaciones reservadas a diferentes usos.

Los establos más grandes de Europa

Quizás lo más curioso sea, sin embargo, sus establos, entre los más grandes de Europa y que acogen un museo del caballo, con más de 200 objetos, además de celebrar todo tipo de eventos, espectáculos de doma y demostraciones ecuestres a lo largo del año.

A solo 10 km al este de Chantilly se encuentra la localidad medieval de Senlis, de estrechas calles empedradas, murallas y torres. Está coronada por la catedral de Notre Dame, completada en 1191, que conserva aún vidrieras originales y un hermoso pórtico tallado en piedra.

Calle Leon Fautrat, Senlis. Foto: Wikipedia.
Senlis, a solo 40 km de París. Foto: Wikipedia.

Sin ir muy lejos, frente a la catedral, podemos degustar cocina francesa de vanguardia en Le Scaramouche.

[Para leer más: Cinco pueblos de Europa que parecen extraídos de un libro de cuentos]

Tras los pasos de Monet en Giverny

Giverny es el nombre del pequeño pueblo que inspiró a Claude Monet entre 1883 y su muerte en 1926.

Ubicado a 73 km al noroeste de París, si llegamos hasta aquí es para visitar la casa donde vivió uno de los padres del impresionismo, pintada de rosa y con persianas de un intenso tono verde.

En el exterior, narcisos, lirios, peonías, capuchinas y rosas se abren paso en jardín denominado Clos Normando, mientras que en el interior aún se mantiene la decoración original de su taller o del salón con su colección de estampas japonesas.

hakelbudel en Pixabay
Casa de Monet en Giverny. Foto: Pixabay. 

En el Jardín de agua, también de la Fundación Monet, se encuentra el estanque de nenúfares que inspiró algunas de sus obras más hermosas -hoy en el Museo Orangerie en París, así como el puente japonés y los jardines de flores, que el mismo plantó (y también pintó).

También se puede visitar en la localidad su tumba, al lado este de la iglesia de Sainte-Radegonde de Giverny.

En la localidad se puede visitar el Museo del Impresionismo para obtener una visión general de todo lo relacionado con este movimiento artístico y, para un alto en el camino, encontramos desde la posada Le Jardin des Plumes, de cocina moderna, a La Capucine Giverny, especializada en café y platos sencillos, pero con una adorable terraza en el jardín.

Monet pintoÌ sus obras de nenuÌfares mirando este estanque. Foto: Adora Goodenough Unsplash
Monet pintoÌ sus obras de nenuÌfares mirando este estanque. Foto: Adora Goodenough | Unsplash.

Adéntrate en el bosque de Fontainebleau

Napoleón lo definió como el ‘verdadero hogar de los reyes, la casa de los siglos’ y es que el castillo de Fontainebleau, clasificado como Patrimonio Mundial de la Unesco, fue testimonio de la vida de la realeza -hasta 34 reyes lo habitaron- y dos emperadores de Francia a lo largo de ocho siglos.

A 68 km al sureste de París, el impresionante chateâu es uno de los más grandes de Francia, con un total de 1.500 habitaciones y está plagado de obras de arte y objetos decorativos con los que sus sucesores moradores dejaron su huella.

A su alrededor, se extienden jardines -entre ellos el Grand Parterre, el más grande de Europa con sus 11 hectáreas, obra también de André Le Nôtre- y el bosque de Fontainebleau de 130 hectáreas, un auténtico paraíso natural, con senderos para caminar y montar en bicicleta, crestas rocosas para escalar y profundas gargantas. Una buena idea es llevar nuestro propio picnic o bien comprarlo en la cercana localidad de Fontainebleau, por ejemplo en Dardonville.

Bosque de Fontainebleu. Foto: Pixabay.
El bosque de Fontainebleu tiene 130 hectáreas de naturaleza para disfrutar. Foto: Pixabay.

La ciudad en sí también merece una parada para deambular por su bullicioso mercado o bien tomar algo en alguno de sus animados bistrós y restaurantes, como La Table du Parc.

a.
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