El Titanic vuelve a ser el último grito en viajes de lujo

Las excursiones submarinas al Titanic comenzarán a operar el año que viene, y prometen ser una experiencia inolvidable

Silencioso, yacente en tu tumba, los restos del Titanic se convertirán en una atracción turística a partir del año que viene. Dos empresas organizarán descensos a los 3.820 metros de profundidad donde se encuentra el famoso transatlántico, que se hundió tras chocar con un iceberg el 15 de abril de 1912.

La empresa Ocean Gate había anunciado que en el verano de este año comenzarían las inmersiones en el Atlántico Norte para visitar la oxidada estructura del transatlántico, pero debido al mal tiempo en Bahamas (donde realizaban las pruebas del batiscafo) decidieron postergar los tours para el 2019.

No es la única empresa: la firma Bluefish también planea realizar viajes a la tumb del Titanic para la temporada 2019-2020, informa CNN Travel.

Estas empresas de exploración submarina tienen un motivo extra para concluir sus planes: un estudio de 2016 reveló que una bacteria extremófila (que vive en condiciones extremas) está destruyendo la estructura del barco, y es posible que en 15 o 20 años en el lugar no quede más que uno montón de metales apilados sin forma.

Reservas vendidas

Ocean Gate ya está realizando reservas para sus excursiones, que se venden a 90.000 euros cada una. La cifra tiene una veta de metáfora histórica: sería el coste de un pasaje de primera clase (ajustado por la inflación) en el transatlántico que zarpó desde Southampton con destino a Nueva York.

El primer viaje ya tiene sus plazas agotadas, pero que nadie se piense que es un viaje de placer: los pasajeros tendrán el pomposo nombre de “especialistas de misión”, y tendrán por un entrenamiento como asistentes de los científicos que descenderán a las profundidades.

El precio por descender al Titanic durante tres días cuesta 90.000 euros, pero no tendrá la comodidad de un viaje en crucero

El barco de exploración que llevará el batiscafo zarpará desde Newfoundland (Canadá) y el viaje durará ocho días. Durante tres jornadas, si el Atlántico no arrecia con su furia habitual, el pequeño submarino descenderá durante una hora y media a las profundidades, oportunidad en que los viajeros podrán contemplar increíbles ejemplares de la fauna abisal.

Paseo por el Titanic

Una vez llegue a la estructura del barco, la nave submarina realizará exploraciones durante tres horas, en las que se recorrerán la proa, el puente, las cabinas y el salón donde se encuentra, como un testigo silencioso, la escalera que conducía a los pasajeros de primera clase.

Sí, la misma escalera de aquel famoso plano de James Cameron en Titanic con Kate Winslet bajando para encontrarse con Leonardo DiCaprio en el salón de baile.

Lejos de un crucero de placer

La otra compañía de exploración, Bluefish, había intentado vender paquetes para descender al Titanic en 2000, y luego en 2007, pero sin éxito en ambos casos.

Los intentos de realizar nuevos viajes en 2012, coincidiendo con el centenario del hundimiento, también quedaron postergados.

Pero la empresa afirma que los planes para el 2019 están en marcha, y que ahora cuentan con una mejor tecnología de exploración que hace dos décadas atrás.

Sin embargo, como el caso de Ocean Gate, recuerdan que el viaje de cinco a seis días en un barco de exploración construido en Rusia, pese a su alto precio, no es un viaje en un crucero de lujo. Las comodidades de la nave son las justas, y la comida no está muy lejos del menú en un barco mercante.

Alternativas más económicas

Si no hay presupuesto para descender a las profundidades, los amantes de la epopeya del transatlántico pueden visitar el museo del Titanic que abrió en Belfast en 2016. Los astilleros de la capital de Irlanda de Norte construyeron la infortunada nave, por lo que las autoridades de la ciudad vieron un filón para explotarlo turísticamente.

O también se puede poner rumbo a China, donde en la ciudad de Sichuan se está construyendo una reproducción del Titanic a escala real, con su salón de baile, el teatro, la piscina y el lujo de la primera clase.

El único punto que puede incomodar al visitante es que esta ciudad está a 1.200 kilómetros del mar, por lo que la estructura de casi 270 metros estará atracada junto al río Qijiang.

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