Siete secretos de París que nadie te había revelado

Catacumbas, una ciudad secreta, estatuas decapitadas y viñedos en medio de la ciudad. París nunca deja de sorprender

París es mucho más que la Torre Eiffel, los Campos Elíseos, la Notre Dame herida y el Louvre. La capital francesa cuenta con rincones que escapan al radar turístico y que sorprenden a los visitantes. Algunos son reflejos de su pasado rural, otros llegan a las épocas romanas; hay tiendas que no se encuentran en ningún lugar del mundo y sus anécdotas históricas persisten a lo largo del tiempo.

La ciudad secreta

Bajo el asfalto hay una ciudad paralela, o mejor dicho, una red de túneles y galerías conocida por pocos. Algunas de ellas, usadas como catacumbas, están abiertas a las visitas; excavaciones que remiten a cuando París era la Lutecia romana.

La red de túneles, que proviene de la época romana, fue usado por la Resistencia para combatir a los alemanes

Durante la Segunda Guerra el ejército alemán estableció un bunker en los túneles que pasaban por el Liceo Montaigne, mientras que esta trama oculta fue usada por los miembros de la Resistencia para pasar mensajes, armas y ocultar a perseguidos por los nazis.

 El refugio que funcionó como centro de comunicaciones de la Resistencia. Foto: Pierre Antoine - Museo de la Liberación.

El refugio que funcionó como centro de comunicaciones de la Resistencia. Foto: Pierre Antoine – Museo de la Liberación.

En los últimos años los túneles han servido para realizar raves y fiestas secretas, donde los participantes se reconocían como ‘catafilos’. Incluso la policía desmanteló un cine clandestino que tenía hasta servicio de bar.

Estatuas decapitadas

Cuando se mira la fachada de Notre Dame se ve muchas estatuas con cabezas que no son las originales. La razón de la decapitación escultórica proviene de la Revolución Francesa, cuando al caer la guillotina sobre el cuello de Luis XVI las autoridades ordenaron destruir los símbolos de la realeza.

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La turba emprendió su furia contra las estatuas de las 28 figuras coronadas de la la Galería de los Reyes, sobre los portales, pero nadie aclaró a los destructores que esos eran los monarcas de Judá (vestidos como si fueran de la Edad Media) y no de Francia.

Galería de los Reyes en Notre-Dame. Foto: Pixabay

Galería de los Reyes en Notre-Dame. Foto: Pixabay

Las testas fueron restauradas por Viollet-Le-Duc a principios del siglo XIX. En 1977 se encontraron, de casualidad en la restauración de una casa, 20 de las cabezas originales, que fueron expuestas en el Museo de la Edad Media.

El pueblo oculto

En el distrito 20, lejos de las miradas de los turistas, un barrio obrero se convirtió en un refugio de grandes fortunas.

La Campagne à Paris era una micro-ciudad ubicada en la parte más alta de la Porte de Bagnolet, cerca del famoso cementerio de Père Lachaise.

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Las 92 casas fueron construidas por una cooperativa para familias obreras, pero en una ciudad donde el metro cuadrado vale oro ahora cuestan un par de millones de euros.

La Campagne a Paris. Foto Amelie Dupont

El encanto de La Campagne à Paris. Foto: Amelie Dupont – Turismo de París

Sus calles adoquinadas, las paredes cubiertas de enredaderas y los colores pastel que adornan las fachadas le otorgan un aire mágico que sorprende.

Dormir gratis a cambio de leer

La librería Shakespeare & Co, en la margen izquierda del Sena, tiene una larga historia de bohemia y literatura, donde Ernest Hemingway y James Joyce dejaron sus huellas.

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Las puertas de este local están abiertas a los tumbleweeds, como se llaman a las plantas rodantes del desierto, porque acogen a personas que van de lugar en lugar, según la definición poética de George Whitman, el refundador de la librería.

Frente de la librería Shakespeare and Co. Foto: Wikipedia

Frente de la librería Shakespeare and Co. Foto: Wikipedia

Cada anfitrión puede pasar la noche allí a cambio de leer un libro, atender el local y dejar escribir sobre su experiencia en los volúmenes conmemorativos del comercio.

Viñedos parisinos

Montmartre tiene un bonito pasado rural que se ve en sus residencias que recuerdan a las fincas campestres, y en un par de viñedos que han logrado sobrevivir a la decadencia que llegó tras la epidemia de la filoxera.

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La venta de estos vinos al público está prohibida, pero se pueden comprar solo en las fiestas que se organizan en septiembre y octubre.

Viñas de Clos de Montmartre, la bodega pionera de París. Foto: Son of Groucho-Flickr.

Viñas de Clos de Montmartre, la bodega pionera de París. Foto: Son of Groucho-Flickr.

Además de las viñas de Clos Montmartre (las pioneras en el siglo XX) y de Buttes-Chaumont, en este barrio parisino, se encuentran otras en los parques de Georges Brassens y de Bercy; así como en el distrito de Belleville, al noreste de la ciudad.

Panales de abejas

Otro rasgo del pasado rural es la pasión por la apicultura. En 1856, Henri Hamet creó en los Jardines de Luxemburgo la primera escuela dedicada a la cría de abejas y producción de miel.

En los Jardines de Luxemburgo es posible tomar cursos para aprender apicultura

El centro desapareció por la reforma urbanística de Haussman, pero resucitó en la década de los ’90, donde cualquier persona puede apuntarse a las clases de los miércoles y sábados para manipular las bandejas con las celdas y poder sacar la cera a pesar del enfado de las abejas.

Apicultores en los Jardines de Luxemburgo Foto Wikipedia

Apicultores en los Jardines de Luxemburgo. Foto: Wikipedia

Té en la mezquita

En la ciudad hay miles de cafés con terrazas donde residentes y turistas ven pasar la vida. Pero pocas personas saben que en la Gran Mezquita de París es posible tomar un exquisito té de hierbas en un patio con mosaicos que parece un rincón de Marruecos o Estambul.

Jardines de la Gran Mezquita de PariÌs Foto Wikipedia

Jardines de la Gran Mezquita de PariÌs. Foto: Wikipedia

Los hermosos jardines de la Gran Mezquita de París están inspirados en la Alhambra

Ubicada en el Barrio Latino desde 1926, sus jardines inspirados en la Alhambra son un pequeño oasis de tranquilidad, que se suma a la propuesta de relajarse en sus baños turcos.

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