Seis pueblos de Normandía para recuperar la pasión por viajar

Si hay que viajar en coche para descubrir nuevos sitios, vale la pena poner rumbo a la península de Normandía y descubrir cinco gemas cargadas de historia

Si viajar en los próximos meses significa afrontar la desconfianza a los vuelos, está la opción de subir a un coche y buscar nuevos destinos. A un par de días de viaje se llega a la península de Normandía, donde además de sus ciudades más importantes como Caen, Bayeux o Saint-Lô se despliegan un mosaico de pueblos con encanto.

Difícil, casi imposible decidirse por uno de ellos. Aquí proponemos seis de ellos, pero por supuesto que su número se puede multiplicar fácilmente.

Beuvron-en-Auge

Uno de ellos es Beuvron-en-Auge, recordado por su gran cantidad de viviendas de dos plantas con entramado de madera, puro estilo normando.

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Gran parte de las residencias históricas se despliegan en torno a la plaza central, como la casa solariega del siglo XVI o el antiguo albergue de la Boule d’Or del siglo XVIII.

beuvron en auge Foto Turismo de Normandia

Estilo tradicional en Beuvron-en-Auge. Foto: Turismo de Normandia

Alrededor de esta plaza se concentran numerosas tiendas especializadas en antigüedades, objetos decorativos que también se pueden encontrar en la feria que se organiza el segundo domingo de cada mes.

Beuvron-en-Auge es una de las localidades que forman parte de la Ruta de la Sidra, un circuito de 40 km en el que una veintena de productores invitan a degustar sus creaciones elaboradas en centenarias bodegas.

Barfleur

La sidra se puede acompañar con uno de los manjares de las costas normandas, los mejillones. Casi todos los que se prueban en los restaurantes son de criadero, pero los que se ofrecen en los locales del puerto de Barfleur son silvestres, pescados cada día en el Canal de la Mancha.

Los mejillones silvestres de Barfleur es uno de los platos más exclusivos de la gastronomía normanda

La variedad ‘rubia de Barfleur’ tiene el sello de calidad de la gastronomía francesa, y se prueban con nata, a la marinera o a la normanda.

Barfleur foto turismo de Normandia

Puerto de Barfleur. Foto: Turismo de Normandía

La llegada de los barcos al puerto es el momento en que el pueblo cambia su paz habitual, con las risas y gritos de los lugareños. Luego, las barcas blancas pintadas de colores descansan en el lecho conforme la marea se retira.

Además de su vida marítima Barfleur es reconocido por sus sólidas casas de granito, su iglesia que más bien parece una fortaleza y el faro de Gatteville, que con 71 metros es el segundo más alto de Francia.

Saint-Céneri-le-Gérei

Saint-Céneri-le-Gérei tiene méritos para ser elegido como uno de los pueblos más bonitos, ya no digamos de Normandía, sino de Francia.

Situado en el corazón de los Alpes Mancelles, su belleza atrajo a pintores como Camille Corot y Gustave Courbet, paisajista el primero y realista el segundo.

Saint CeÌneri le GeÌrei Foto Turismo de Normandia

Saint CeÌneri le GeÌrei. Foto: Turismo de Normandía

Los artistas que buscaba inspiración en estos valles solían alojarse en el albergue de las hermanas Moisy.

[Para leer más: En Normandía el arte impresionista se respira en cada pueblo]

Entre los atractivos de la región se encuentra la capilla junto al río Sarthe, que data del siglo XI y que posee unos interesantes frescos que valen la pena la excursión a la campiña, así como el puente medieval que atraviesa su cauce.

Le Bec-Hellouin

También tiene valores para presumir Le Bec-Hellouin, un importante centro religioso de Normandía. La abadía fundada en 1304 fue un foco de peregrinación y uno de los puntos del poder eclesiástico medieval.

Por esta razón el pueblo fue arrasado por la Guerra de los Cien Años, pero con el correr de los años recuperó su esplendor, con sus casas con entramados de madera y sus balcones siempre con flores.ç

Abadia du bec hellouin Foto Turismo de Normandia

La imponente abadía de Bec-Hellouin. Foto: Turismo de Normandía

En el lugar se puede conocer el silencioso relax de la abadía de Notre-Dame du Bec, habitada por monjes benedictinos que realizan una cerámica de gran calidad.

Otros edificios destacados es la Iglesia de Saint-André, que data de 1309, y el monasterio de Sainte-Françoise Romaine, a dos kilómetros del casco urbano.

Lyons-la-Forêt

Lyons-la-Forêt presenta un paisaje pueblerino tan de postal que parece un estudio de cine. Sus paredes de adobe de colores y sus ladrillos rosados son el marco para acoger coquetos salones de té, pequeños restaurantes y tiendas de anticuarios.

Lyons-la-Forêt, con sus balcones con flores, sus casas con entramado de madera y sus salones de té parece un estudio de cine

El corazón del pueblo está ocupado por un mercado cubierto del siglo XVIII, con su techo de tejas y sus columnas de madera.

Lyon La Foret Foto Turismo de Normandia

El mercado cubierto de Lyons-la-Forêt. Foto Turismo de Normandía

El encanto del lugar lo convirtió en un lugar de descanso de artistas, como Maurice Ravel, quien se inspiró en sus paisajes para componer sus obras.

Veules-les-Roses

Este encanto también se puede encontrar en Veules-les-Roses, buscado por los cazadores de Instagram con su imagen bucólica de las casas y los molinos de ruedas de madera sobre el río de Veules, que con solo 1,1 kilómetro está catalogado como el más corto de Francia, curso que sigue al valle donde se encuentran los campos de berros.

Veules les Roses Foto Turismo de Normandia

Paisajes de gran belleza en Veules les Roses. Foto Turismo de Normandía

El descubrimiento de aguas termales lo popularizó entre los intelectuales y artistas de fines del siglo XIX, entre los que se encontraba Víctor Hugo, prosperidad que llegó hasta la Segunda Guerra.

La belleza del pueblo se recuperó con la reconstrucción de las viviendas con techos de paja, los grandes hoteles para vacaciones de larga estancia, y con paisajes de playas inmensas que dos veces al día son devoradas por las mareas.

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