Seis islas griegas perfectas para unas vacaciones postcoronavirus

Grecia cuenta con más de 6.000 islas, muchas de ellas con preciosas playas y, lo más importante ahora, muy muy poca gente

¿Sabías que Grecia cuenta con más de 6.000 islas en su territorio? Pensar que unas vacaciones en el país heleno empiezan y terminan en Corfú, Santorini o Mykonos es poco menos que absurdo, más aún el verano que desearemos como nunca evitar la masificación y hacernos un hueco en los pequeños paraísos menos visitados.

En las islas Jónicas, el archipiélago de las Cícladas, el Dodecaneso, las islas Sarónicas o el Egeo más septentrional, buscamos las islas menos habitadas que no por ello carecen de una infraestructura hotelera perfecta para disfrutar y relajarse sin preocupaciones.

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Kimolos

A menos de un km de distancia de las costas de Milos, al oeste de la Cícladas, la pequeña Kimolos cuenta con una población que ronda los mil habitantes y solo dos asentamientos: el puerto de Psathi y la capital, Chora, con casas arremolinadas en torno a un castillo veneciano en ruinas.

Kimolos. Foto Pixabay

Kimolos. Foto: Pixabay.

A lo largo de la historia fue un refugio de piratas, atraídos por sus cuevas, pero esta isla de carácter volcánico, con referentes como Skiadi, una formación geológica en forma en hongo gigante esculpida por el viento, cuenta además con magníficas playas en Psathi, Pressa, Aliki, Limni, Ellinika, Bonatsa, Klima y Monastiria que la hacen perfecta para unas vacaciones relajantes.

Tilos

A la sobra de la exuberante Kos, que atrae a más de un millón de viajeros cada año a sus playas de arena y monumentos griegos y romanos, pasa desapercibido otro pequeño paraíso en el Dodecaneso: Tilos.

Sus habitantes no superan los 800 y probablemente las cabras superen en número a los pocos turistas que se dejan caer aquí. Pero merece (y mucho) la pena tomar el ferry de dos horas que sale de Kos para llegar a esta isla que es íntegramente una reserva natural, con playas vírgenes a lo largo de sus 63 km de costa (anota las de Agios Antonios, Plaka y Erysto) y atractivos como Megalo Horio, la capital, un pueblo construido en forma de anfiteatro sobre una colina o el pueblo de Mikro Chorio, deshabitado desde los años 70 del pasado siglo.

Tilos. Foto Kostas Limitsios Flickr

Tilos. Foto: Kostas Limitsios | Flickr.

Kastelorizo

También en el Dodecaneso se encuenta Kastelorizo, la isla habitada más pequeña del archipiélago, con apenas 500 habitantes censados. A menos de 3 km de la costa sur de Turquía y a 110 de Rodas, tiene 9 km2 en los que cabe un coqueto puerto salpicado de mansiones neoclásicas de vivos colores, justo en el lugar donde se rodó la película ganadora de un Oscar Mediterráneo, dirigida por Gabriele Salvatores.

En toda la isla solo está poblado el pueblo de Kastelorizo, con los barrios de Pigadia y Chorafina, donde pasear por callejones de adoquines mientras se para en alguna de sus tabernas a degustar dulces como los katoumari y los strava.

Kastelorizo. Foto Markos Spyromilios Pixabay

Kastelorizo. Foto: Markos Spyromilios | Pixabay.

No encontraremos las típicas playas de arena, pero sí aguas claras para zambullirnos casi en soledad, y siempre podemos tomar una barca para acercarnos a algún islote cercano, como el de Ro, con playas de arena.

Folegandros

Si lo tuyo no es esperar colas para hacer una foto al atardecer, aunque sea sobre los edificios encalados y de cúpulas azules de Santorini, tu destino es Folegandros.

Se encuentra entre Sikinos y Melos, en la parte meridional del archipiélago de las Cícladas y cuenta con poco más de 750 vecinos.

Paisajes volcánicos, que alternan grandes rocas y playas arenosas a lo largo de 40 km de costa, proporcionan un retiro excepcional.

Además de la capital, Chora, que se alza en acantilado sobre el mar Egeo, cuenta con los pequeños núcleos urbanos de Karavostassis (el puerto), Ano Meria (un enclave rural) y Angali, junto a la playa del mismo nombre.

Folegandros. Foto Pixabay

Folegandros. Foto: Pixabay.

Si hablamos de playas hay que poner rumbo, en coche o en barca, a Karavostassis, Vardia Beach, Latinaki, Vitzenzou, Pountaki, Livadi y la bahía de Agios Georgios.

También cuenta con visitas como las de la fortaleza veneciana de Chora o la iglesia de Panagia, en el punto más alto de la isla y con espectaculares vistas al mar.

Anafi

Su población no llega a 300 habitantes y la infraestructura hotelera se limita a un puñado de hoteles y apartamentos o, lo que es lo mismo, garantía total de tranquilidad y ausencia de masificación.

Está en el Egeo central, en el archipiélago de las Cícladas, al este de Santorini y si por algo es famosa -aunque solo entre los griegos- es por sus playas de arena fina, especialmente las orientadas al sur (tiene 35 km de costa) y los paisajes salvajes modelados por las erupciones volcánicas.

Solo cuenta con un asentamiento, Chora, construido a unos 200 m sobre el nivel del mar, donde las calles empedradas conducen a los restos de un viejo castillo veneciano.

Anafi. Foto Yiannis Chatzitheodorou Flickr

Anafi. Foto: Yiannis Chatzitheodorou | Flickr.

También el recomendable la caminata a Kalamiotissa, un monasterio en el extremo sureste de la isla.

Iraklia

Ni 150 personas residen de forma continua en Iraklia, en las Cícladas Menores, con una extensión de 17.795 km2 y lleno de belleza natural, incluidos paisajes que cortan la respiración y playas encantadoras como Livadi.

Un total de siete senderos cruzan la isla y diferentes ferrys la conectan con otras mayores como Naxos e Ios.

 

a.
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