Santo Domingo se renueva: así luce y sabe la primera capital de América

A golpe de diseño, creadores e innovación, Santo Domingo se postula a convertirse en la capital del Caribe

Ciudad Colonial Santo Domingo. Foto: Turismo República Dominicana.

Hay quien considerará casi una excentricidad recomendar una visita de varios días a Santo Domingo, capital de la República Dominicana porque, por desgracia, esta ciudad suele ser el gran destino olvidado por la inmensa mayoría de los viajeros que deciden recorrer este exuberante país americano.

De hecho, muchos de los visitantes internacionales ni siquiera pasan por el aeropuerto capitalino, Las Américas, y prefieren llegan a otros, como Punta Cana o Puerto Plata, más cercanos a los resorts en los que han decidido disfrutar de unas relajantes vacaciones al más puro estilo caribeño.

Por otro lado, hace solo unos años tenía bastante sentido saltarse el paso por Santo Domingo, pues pese a tener un destacado pasado colonial, no explotaba como debía el hecho de ser la primera capital de la conquista de América (fundada por Bartolomé Colón, hermano del almirante Cristóbal, en 1496). Eso, pese a que la Unesco incluyó su núcleo histórico en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el año 1990.

Alcazar de Colón, Ciudad Colonial, Santo Domingo. Foto: Turismo de República Dominicana.

Capital del Caribe

Pero las cosas han cambiado mucho: la llamada Ciudad Colonial ha lavado su cara, atrayendo a artistas, artesanos, restauradores y hoteleros que ofrecen ahora sus creaciones y servicios en edificios singulares, muchos de ellos supervivientes a numerosos siglos de esplendor.

Además, la ciudad se revitaliza en zonas como la Avenida Gustavo Mejía Ricart y su entorno. Allí están abriendo, amén de centros comerciales de lujo como Blue Mall, showrooms de diseñadores de moda y decoración, restaurantes, talleres y galerías de arte.

Artistas, artesanos, restauradores y hoteleros se han instalado en edificios singulares de la Ciudad Colonial donde ofrecen sus creaciones y servicios de primer nivel

Entre estas últimas se puede citar Lyle O. Reitzel Gallery, un espacio ideal para tomar contacto con la obra de algunos de los mejores artistas dominicanos a través de exposiciones individuales y colectivas y, de paso, llevarse en las retinas todo el colorido que, por lo general, caracteriza sus creaciones.

Foto: Lyle O. Reitzel Gallery.

Arte y moda de (mucha) actualidad

Una variedad cromática que suele ser también uno de los emblemas de la moda dominicana, cada vez más pujante y cada vez más presente no solo en el Caribe, también en otros mercados, como demuestra la importancia que ha adquirido DominicanaModa, principal pasarela del país.

Jorge Brown es uno de los máximos exponentes de la arquitectura y el diseño más actuales de Santo Domingo

Más allá de este gran escaparate internacional y sin alejarse de la Avenida Gustavo Mejía Ricart, resulta muy recomendable entrar en la tienda Il Prato para curiosear (y adquirir, si se desea) las creaciones de algunos de los mejores creadores de moda del país, muchos de ellos herederos de las grandes ideas del gran Óscar de la Renta.

En el capítulo del diseño de interiores y la arquitectura convendría destacar a Jorge Brown, cuyas propuestas son habituales en las portadas de revistas de decoración. En su estilo las líneas geométricas y los fuertes contrastes de tonalidades son una atractiva constante.

Jorge Brown es uno de los máximos exponentes del diseño actual. Foto: Jorge Brown.

Paseo en clave gastro

El entorno de esta avenida también destaca por la gastronomía. Antes de entrar en detalles conviene decir que la cocina dominicana ha estado sometida durante muchas décadas a una absurda dictadura generalizada: solo lo que está envasado, se compra en supermercados y viene del extranjero está considerado como realmente “bueno”.

No se entiende muy bien este concepto, sobre todo por la cantidad y calidad de materias primas producidas en el país: café, cacao, coco, frutas y verduras tropicales de todo tipo, arroz, maíz, pescados y mariscos…

Por fortuna, los nuevos cocineros dominicanos están cambiando esta tendencia, recuperando platos de la tradición ancestral, criolla y mestiza de la isla y experimentando con todo lo mucho y bueno que tienen a su alcance.

De hecho, poner en valor lo local es la principal misión de la Academia Dominicana de la Gastronomía, creada en 2014.

La Cassina Santo Domingo.

Así, sin salir de la zona de Gustavo Mejía Ricart, destacan locales como La Cassina (Avenida Roberto Pastoriza, 504), con una arquitectura casi tan impactante (el techo del salón principal se abre por completo para disfrutar de las agradables noches caribeñas) como la calidad de las carnes premium que sirven en sus mesas. Aquí no solo se viene a disfrutar de la comida, también de veladas románticas (en el jardín-terraza) y de fiestas privadas (en el segundo nivel Room 504) de lo más animadas.

El chef venezolano Saverio Stassi recupera en Ajualä recetas dominicanas tradicionales para evolucionarlas hacia una cocina llena de matices, sabores, aromas, formas y colores

Cocina dominicana y su evolución

También es una agradable sorpresa el restaurante Ajualä (Andrés Julio Aybar, 13), donde el cocinero venezolano Saverio Stassi recupera recetas dominicanas tradicionales para evolucionarlas hacia una cocina llena de matices, de sabor, de aromas, formas y colores e influencias de lejanas tierras. El local está muy de moda, así que es un buen lugar donde tomarle el pulso al star system nacional.

Foto: Ajualä.

Cambiando de zona y rumbo al otro gran cocedero de tendencias en la capital dominicana que es la Ciudad Colonial conviene pasear sin prisa por sus coloridas y bulliciosas calles (algunas tan parecidas a las de muchas ciudades costeras de España) y, al tiempo, paladear la hospitalidad local y esa forma tan cercana de entender las relaciones sociales que tienen los dominicanos. Por supuesto, también se deberían visitar sus principales monumentos.

Desde luego, ahí están la Catedral Primada de América (la más antigua del continente, pues se levantó en 1504); el Alcázar de Colón, habitado por su hijo, Diego, en calidad de gobernador de la isla de La Hispaniola; o el Fuerte Ozama, considerado la construcción militar más antigua de las que han sobrevivido y entre las construidas por los conquistadores, a principios del siglo XVI. 

También hay un buen puñado de palacios, iglesias y conventos históricos, algunos de ellos transformados en alojamientos de lujo y diseño por la empresa Casas del XVI. Una buena opción es la Casa del Diseñador, situada en la propia muralla del Convento de los Dominicos (siglo XVI) y que es un todo un homenaje a los grandes artistas de moda del país.

Foto: Galería Bolós.

El Barrio Colonial

Como también dijimos, algunos de estos creadores se han instalado en el Barrio Colonial (ellos o sus showrooms). Una de ellas es Jenny Polanco que tras más de 40 años ofreciendo sus creaciones de moda de clara inspiración colonial, sin renunciar a la vanguardia, se estableció en esta pequeña tienda capitalina con la intención de llegar a un público heterogéneo.

También esta aquí la Galería Bolós, en una bonita casa colonial con patio andaluz, donde muestran sus propuestas algunos de los mejores artesanos dominicanos, entre ellos los del prestigioso Studio Santa Bárbara. Un lugar muy recomendable para llevarse algún recuerdo diferente del país.

Foto: Kahkow Experience.

Una última propuesta en la visita a la Ciudad Colonial es vivir la llamada Kahkow Experience, museo interactivo sobre el cacao donde también se puede jugar a ser fabricante, eligiendo los ingredientes y luego elaborando uno mismo una tableta de delicioso chocolate.

No se debería abandonar esta sorprendente ciudad de Santo Domingo sin alojarse o, al menos hacer una visita, a uno de sus alojamiento con más sabor y personalidad: El Embajador, a Royal Hideaway Hotel. Es, sin duda, uno de los principales puntos de encuentro para los negocios, el arte, la cultura, la gastronomía y las relaciones sociales de la capital, aparte de un agradable entorno, con su escenográfico jardín dominado por árboles históricos, para escapar de la bulliciosa forma de vida caribeña.

Foto: El Embajador, a Royal Hideaway Hotel.

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