Saint-Exupéry vuelve a Toulouse 120 años después

Una gran muestra en L'Envol des Pionniers recuerda al autor de ‘El Principito’ en el 120 aniversario de su nacimiento

1935 Simoun-C630_2 © Collectione particulière – Succession Antoine de Saint Exupéry-d’Agay

“Todas las personas mayores fueron primero niños. (Pero pocas lo recuerdan)” escribía el novelista Antoine de Saint-Exupéry en su obra cumbre, El Principito. No es la única vez que la obra plasma la brecha que separa los mundos infantil y adulto en la obra, publicada por primera vez en Nueva York en 1943 y de la que se han vendido ya casi 200 millones de copias.

“Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones”. Este piloto metido a escritor mantenía la ilusión de la mirada de un niño, quizás la misma que le convirtió en un pionero de la aviación. En el 120 aniversario de su nacimiento la ciudad de Toulouse nos acerca a su figura a través de la exposición ‘Un Principito entre los hombres’ que abrirá sus puertas el 15 de diciembre tras el último confinamiento francés.

L’Envol des Pionniers acogerá hasta el 29 de agosto esta muestra, un lugar simbólico, asociado como el propio Saint-Exupéry a la historia de la aviación, pues aquí tuvo lugar la gran aventura de la Aéropostale. De hecho, a su lado aún existe la histórica pista desde la que despegaban a principios del siglo XX los aviones de la compañía.

La muestra cuenta con una docena de esculturas de Arnaud Nazare-Aga. Foto: ©M.Huynh.

‘Un Principito entre los hombres’

Libros, objetos personales, imágenes históricas, manuscritos, testimonios, montajes audiovisuales, una docena de coloridas esculturas de Arnaud Nazare-Aga inspiradas en los dibujos de El Principito y hasta una réplica a tamaño real del primer avión de la Aéropostale, el SALMSON 2A2, en el que voló Saint Exupéry forman parte de la muestra, que repasa los momentos clave de su vida y su obra, desde sus primeros ‘vuelos’ en la bicicleta alada que tenía de niño hasta su trágica muerte a bordo del mítico P38 sobre el Mediterráneo, cuando realizaba una misión reconocimiento sin armamento de una base aérea en Córcega durante la Segunda Guerra Mundial.

La exposición, junto a la pista desde la que Saint-Exupéry comenzó a volar- animar a soñar y mirar el mundo a través de los ojos de los niños

Reportero, inventor, piloto, escritor, ilustrador, cineasta… Saint Exupéry tuvo mil vidas en una. Enamorado de la humanidad y de la vida, valiente y sencillo, a lo largo del recorrido es posible conocer diversas facetas del piloto y escritor, como su amistad con los compañeros de la Aéropostale Line, los hombres a los que admiraba, como los también pilotos Henri Guillaumet y Jean Mermoz o sus compañeros del Grupo II/33 de las fuerzas aéreas francesas, y sus grandes amores, como su madre y la que sería su mujer, Consuelo Suncín.

La muestra viajará después a París y Bruselas. Foto: © M.Huynh.

En el 120 aniversario de su nacimiento (Lyon, 1900 – Mar Mediterráneo, 1944) y en uno de los lugares en los que más tiempo residió, esta gran exposición repasa también las películas que le forjaron notoriedad al otro lado del Atlántico, como la adaptación de Courrier Sud en 1937, y su creación literaria, que incluye El Principito, escrita en el exilio en Nueva York, pero también El aviador, Vuelo nocturno, Tierra de hombres, Piloto de guerra, Carta a un rehén o Ciudadela.

El maravilloso mundo de ‘El Principito’

Por su desaparición en el mar, Saint Exupéry pertenece a ese género de autores que nunca llegó a disfrutar del éxito. Traducida a más de 250 lenguas El Principito es la obra más conocida y leída de toda la literatura francesa, pero su autor murió tan solo un año después de su publicación, sin conocer el impacto y la inspiración que supondría después para millones de personas en todo el mundo.

Porque Saint Exupéry es mucho más que el autor de una potente fábula que habla del amor, la pérdida, la esperanza, el esfuerzo o el compromiso.

Los guantes de Saint Exupery. ©Manuel Huynh | L’Envol des Pionniers.

Su propia vida estuvo plagada de hitos desde que, rechazado en la escuela naval tras superar el bachillerato, se hizo piloto mientras cumplía el servicio militar en Estrasburgo. Era 1921 y este aventurero no tardaría en integrarse en la cuadrilla de pilotos que lograron lo que parecía un proyecto irrealizable: llevar el correo postal más allá de desiertos, montañas y océanos, desde Toulouse a Barcelona, Málaga, el norte de África y las antiguas colonias francesas, en lo que luego sería Senegal, para llegar después a Sudamérica, dando lugar a la aviación civil francesa.

“Los hombres ocupan muy poco lugar sobre la Tierra… Las personas mayores no les creerán, seguramente, pues siempre se imaginan que ocupan mucho sitio” dice otro pasaje de su obra más conocida. Soñar y mirar el mundo a través de los ojos de los niños es la verdadera razón de esta exposición que, si pone algo en evidencia son los valores universales que precisamente hoy, en el actual contexto de crisis y tensiones, adquieren un significado muy especial.

Son valores que van del espíritu pionero y visionario (“El futuro no hay que preverlo sino permitirlo”, podemos leer en Ciudadela, obra póstuma publicada en 1948) al humanismo y de la defensa de los derechos humanos pasando por el compromiso moral: “Si el respeto por el hombre está fundamentado en el corazón de los hombres, a cambio los hombres acabarán fundando el sistema social, político o económico que consagrará tal respeto. Una civilización se basa, ante todo, en la sustancia”, escribió en Carta a un rehén.

Cuaderno de vuelo en la exposición. Foto: © M.Huynh.

Tras Toulouse, la exposición -diseñada y producida por Tempora en colaboración con la Fondation Antoine de Saint Exupéry pour la Jeunesse, el Musée de l’Air et de l’Espace, l’Armée de l’Air y el museo L’Envol des Pionniers- viajará a Bruselas y París.

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