Descubre la ruta de los castillos del Loira

Amboise, Clos-Lucé y Chenonceau: un gran punto de partida para seguir los pasos del renacimiento en Francia en el 500 aniversario de Leonardo da Vinci

La Región Centro-Valle del Loira es una de las mayores atracciones turísticas del mundo, el último hogar de Leonardo da Vinci es también la cuna del renacimiento francés. Por esta región –que aglutina las antiguas demarcaciones de Turena, Blesois, Orleanés y Berry– pasa el río Loira, que enlaza el Atlántico con el Mediterráneo.

Con su clima suave y sus paisajes eternamente verdes, la región se ha ganado los apodos de el «Jardín», la Toscana de Francia y el país del «Doucer de vivre». En esta demarcación es posible alojarse en los castillos más exclusivos, gozar de una gastronomía exquisita, disfrutar de más de setenta vinos de denominaciones de origen distintos y pedalear por 800 km de circuitos-bici –y todo ello a menos de una hora de París en TGV–.

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Otro de los motivos por los que vale la pena visitar el Centro-Valle del Loira es la efeméride del 500 aniversario de la muerte de Leonardo da Vinci en Clos-Lucé, el nacimiento de Catalina de Médici en Florencia, y el inicio de las obras del Castillo de Chambord.

Infografía 1: La ruta de los castillos del Loira

Se celebra también –con cientos de actividades culturales y lúdicas– que gracias a la iniciativa de monarcas y mecenas como Carlos VIII o Ana de Bretaña acudieran artesanos, paisajistas, jardineros, arquitectos y artistas, italianos o no, que transformaron el Valle del Loira.

Castillo de Amboise

Amboise –situado en una plataforma que domina la población del mismo nombre y todo el valle del Loira– fue el corazón del poder real francés durante el renacimiento. El castillo fue la residencia de los reyes de las Casas de Valois y Borbón, entre otros.

Carlos VIII –nacido en Amboise– trajo numerosos artistas italianos que importaron el renacimiento a Francia y construyó la capilla de Saint-Hubert –edificada sobre una gran roca– donde se encuentra la tumba de Leonardo da Vinci. La construcción –ya de estilo renacentista– cuenta con dos espectaculares torres circulares, con rampas en forma de caracol que permiten el acceso de caballos y de carretas desde el Loira hasta 200 metros de altura.

Amboise

Francisco I pasó allí su infancia e invitó a Leonardo da Vinci –que residiría en el cercano Clos-Lucé– construyendo un pasaje subterráneo para encontrarse con el artista.  La conjura de Amboise, el primer gran episodio sangriento de las Guerras de Religión de Francia, fue el mayor drama de la historia del castillo y marca su final como residencia real.

La conjura de Amboise –el primer gran episodio sangriento de las Guerras de Religión de Francia– fue el mayor drama de la historia del castillo y marca su final como residencia real. Fue un frustrado secuestro para sustraer a Francisco II de la tutela de los Guisa –católicos- quienes acabaron ejecutando a los conjurados.

Luego el castillo entró en una larga decadencia y perdió mucha superficie en diferentes remodelaciones al tiempo que se iba desmantelando. El golpe de gracia lo daría la Revolución de 1789. Hoy los espacios destruidos son espléndidos jardines y zonas de cultivo hortícola y de viñas.

La ruta de los castillos del Loira. Chateau Clos Luce. Foto: LdeSerres
La ruta de los castillos del Loira. Chateau Clos Luce. Foto: LdeSerres

Castillo de Chenonceau

Es un castillo-palacio de fantasía formado por un cuerpo principal y una Gran Galería que discurre por encima de un punte que une ambas orillas del río Cher. El castillo-palacio de Chenonceau, sobre el río Cher es conocido como «castillo de las mujeres» o «de las damas» porque a lo largo de su historia mujeres, propietarias, o no, han ido cimentando su esplendor actual y es  el monumento privado, más visitado de Francia gracias a los trabajos de restauración conducidos por su actual propietaria Laure Menier.

Infografía 2: La ruta de los castillos del Loira

Posee unos espléndidos jardines, una granja del siglo XVI con las cuadras de Catalina de Medici y un Vergel de las Flores donde se elaboran las propias flores que ornamental el castillo. El rey Enrique II se lo regaló a su amante, Diana de Poitiers. Posteriormente, en 1559, cuando la reina Catalina de Medici enviudó, expulsó a Diana y se instaló en Chenonceau.

Reinó en Francia desde su Gabinete Verde. Su nuera, Luisa de Lorena, al enviudar Enrique III se encerró con su luto en el castillo. En el siglo XVIII, Louise Dupin, «Dama ilustrada» y propietaria del castillo, recibía en él a los más grandes eruditos, filósofos y académicos, en su famoso Salón Literario.

Esta mujer excepcional sería la primera en escribir un Código de los Derechos de las Mujeres, asistida por su secretario, Jean Jacques Rousseau. Gracias a estas circunstancias la Revolución no destruyó el castillo. En el siglo XIX, Madame Pelouze compró el castillo en ruinas y gastó su fortuna en restaurarlo. Un escándalo financiero trajo su ruina. Henri Menier el famoso chocolatero lo compró a Crédit Foncier en 1913.

La ruta de los castillos del Loira. Chateau royal Amboise Jardin. Foto: Château d Amboise L De Serres
La ruta de los castillos del Loira. Chateau royal Amboise Jardin. Foto: Château d Amboise L De Serres

Foncier lo abrió a los visitantes y recibe cabezas coronadas, estadistas y personalidades. Pero en la Gran Guerra, de 1914 a 1918, Mennier transformó Chenonceau en un hospital militar. Simonne Menier se convertiría en enfermera y administradora (más de 2.250 víctimas atendidas).

Durante la Segunda Guerra Mundial, Simonne participó con la resistencia y la familia Menier hace que la gran galería de Chenonceau se convierta en un acceso clandestino para los que huían hacia la Francia libre, desde la zona nazi. El presidente de EEUU Harry Truman, convirtió Chenonceau en su primera visita tras la guerra.

Castillo de Clos-Lucé

Última residencía de Leonardo Da Vinci que murió en 1519. En esta mansión, que forma parte del conjunto de castillos del Loira que fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, había crecido Francisco I, el gran mecenas del artista toscano.

Este caserón está situado a sólo 500 metros del castillo de Amboise, con el que además está comunicado por un pasaje subterráneo que Francisco I cruzaba para charlar largamente con Leonardo. Su hermana, Margarita de Navarra, empezó allí a escribir su Heptamerón.

Clos LuceÌ

En esta mansión, en la que se conservan las habitaciones y la cocina, pasó Leonardo da Vinci los últimos tres años de su vida, entre 1516 y el día en que falleció, el 2 de mayo de 1519. Una semana después hubiera cumplido los 67 años de edad, acompañado por su alumno Francesco Melzi y curiosamente, en la cabecera de su cama, que aún está en la misma habitación de la mansión, también se encontraba su retrato de la Madonna Elisa Gherardini, mujer del marqués de Giocondo, la celebrada Mona Lisa.

En el Clos-Lucé se puede observar el entorno del artista renacentista con las reconstrucciones de los talleres de pintura, escultura y dibujo del pintor y se realiza una teatralización virtual. En los sótanos de esta mansión, donde muestran las máquinas de Leonardo en animaciones 3D y en maquetas creadas por IBM con los materiales originales, es posible experimentar con numerosos modelos ideados por Da Vinci, como un tanque, un puente de asedio o el precursor de un helicóptero.

En el Parque Leonardo da Vinci y en el Jardín de Leonardo, del que se dice que se conserva casi como en 1519, existe un ámbito temático-cultural para interactuar con máquinas a tamaño real de algunas de las piezas de ingeniería que Leonardo imaginó adelantándose hasta en cuatro siglos.

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