Recorriendo la Senda del Poeta Miguel Hernández en Alicante

De Orihuela a Alicante –alfa y omega hernandianos-, siguiendo el GR-125 recorremos la Senda del Poeta, un homenaje en tres etapas al gran poeta oriolano

Indicadores de la senda en Elche. Foto: Wikimedia Commons.

En las huertas que jalonan los campos del sur de la provincia de Alicante se respira el aroma a cítricos y azahar, y, si escuchas con atención, las piedras del camino te devuelven, con un susurro embelesador, el eco de las palabras que forman los versos de uno de los poetas más amados, talentosos y entregados que ha dado esa tierra.  

Hoy en día, la obra de Miguel Hernández es recordada en libros, ciudades, centros educativos, y, sobre todo, en la memoria colectiva de un país al que amaba sin condiciones. También otros grandes de la poesía, como Pablo Neruda, lo guardaron en alta estima. El chileno escribió, “Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz es un deber de España, un deber de amor”. 

Miguel Hernández Gilabert nació en Orihuela en octubre de 1910. Menos de 32 años más tarde, en marzo de 1942, perdería la vida en una lúgubre y fría celda de la prisión de Alicante. 

Senda del Poeta. Foto: Instituto Valenciano de la Juventud.

Camino Hernandiano 

Para recordar la vida y obra del poeta oriolano diversas asociaciones culturales (entre las que destacan el Instituto Valenciano de la Juventud, la Asociación de Amigos de Miguel Hernández y la Fundación Cultural Miguel Hernández) y ayuntamientos de la provincia crearon, en 1998, la Senda del Poeta, también conocida como El Camino Hernandiano

Catalogada como sendero de Gran Recorrido (GR-125), esta ruta de unos 70 km comienza en Orihuela y finaliza en Alicante, tras pasar por todas diversas poblaciones que tuvieron algo que ver en la vida del autor 

Una ruta de 70 km que arranca en Orihuela y finaliza en Alicante tras pasar por varias poblaciones vinculadas al escritor rinde homenaje a Miguel Hernández

Aunque se puede realizar en cualquier época del año, el mejor momento para recorrer la Senda del Poeta es el fin de semana más próximo al 28 de marzo, día de la muerte de Hernández. En esas fechas, tiene lugar una especie de peregrinación cultural en la que se rinde homenaje al artista con diversas charlas, lecturas, visitas guiadas e incluso actuaciones teatrales y musicales. Este año pandémico, podrá hacerse de manera virtual, del 26 al 28 de marzo, a través de los perfiles de la Senda del Poeta en FB, IG, Tik Tok y Twitter, con las etiquetas #Sendavirtual #desdecasa #ivaj y #MiguelHernandez. 

Primera etapa: Orihuela 

Hace un par de años tuve la suerte de poder vivir esta experiencia cultural y paisajística junto a cientos de personas que admiraban y querían profundizar en la vida del poeta, una aventura literaria que comienza en la Casa Museo de Miguel Hernández de Orihuela.  

Casa Museo Miguel Hernández. Foto: ©culturaorihuela.

Se trata de una humilde casa típica de la Orihuela de principios del siglo XX. Baja, de fachada restaurada blanca y ocre, y con dependencias propias de la explotación ganadera – incluyendo un redil para cabras y un huerto – que se adaptaban perfectamente a la ladera de la montaña. En ella Miguel pasó su niñez y adolescencia, ayudando a pastorear a su padre, en contacto constante con la naturaleza y descubriendo su amor por la literatura. 

Cada estancia me contaba algo del poeta. En el comedor se celebró el banquete de su boda con Josefina Manresa, y en su habitación se hallaba una réplica de la maleta con la que viajó a Madrid empujado por su pasión creativa. Fotografías y paneles explicativos de la vida del autor decoraban las paredes de una casa que parecía aún habitada por su espíritu. 

En el exterior, un cuidado huerto aún presidido por la higuera que proyecta la misma sombra en la que Hernández se sentaba a escribir sus primeros poemas. A ella le escribía:  

“Mi carne contra el tronco se apodera / en la siesta del día / de la vida, del peso de la higuera / tanto que se diría, al divorciarlas /que es de carne mía” 

También pasamos por el colegio Santo Domingo, donde el poeta brilló en los estudios, antes de partir de Orihuela. 

Este año, la Senda del Poeta se celebra de forma virtual.

Rumbo a Cox 

En esta primera etapa, el sendero – que se encuentra indicado con las clásicas marcas rojas y blancas de los GR, pero que conviene hacerlo guiado o con GPS por el mal estado en el que se halla la señalización – se adentraba en las huertas típicas de la comarca alicantina de la Vega Baja del Segura. 

Pasando por huertas tomadas por naranjos, limoneros y hierbas típicas de la vegetación mediterránea, una fragancia primaveral nos acompañaba camino de Redován – ciudad en la que nació el padre de Miguel Hernández -, Callosa de Segura, Granja de Rocamora y Cox

Fue en Cox donde Josefina -nacida allí- y Miguel fundaron su familia y disfrutaron de una vida tranquila durante unos pocos años. Apenas encontramos gente en las calles del pueblo y fue una pena no poder visitar su casa, pues de tan humilde que era, ni los cimientos resistieron el paso del tiempo. 

Así que fuimos a la plaza de La Glorieta para admirar la escultura en honor a la familia Hernández, y unos chicos de la Fundación Cultural Miguel Hernández leyeron algunos poemas que hablaban de la vida rural del poeta (como Naranjo y Culebras). 

Iglesia de San Juan. Foto: Turismo de Cox.

Proseguimos hacia Albatera, donde pudimos plantar nuestras tiendas de campaña en los terrenos de un parque público. 

Crevillente y Elche 

Cerca de allí, en San Isidro, existió, durante la Guerra Civil, un campo de prisioneros en el que fueron internados varios amigos del poeta. Pasamos por él a la mañana siguiente, justo antes de poner rumbo a Crevillente y Elche

El paisaje varía durante esta parte de la ruta. Ahora eran las palmeras las que resaltaban con la aridez mediterránea de fondo, y sobre ellas alguien leyó lo siguiente: “La luz madura en los dátiles / Bronces de cuellos /de dromedarios / se ondulan en los valles / Árboles sin madera / con corazones / de pino blanco / el chal del mar espuelas”. 

Sin embargo, como ocurría durante gran parte del Camino Hernandiano, había que hacer un importante esfuerzo mental para imaginar esos paisajes que inspiraron al autor, ya que el cemento ha invadido, durante las últimas décadas, aquellos campos por los que él vagaba. 

Palmeral de Elche. Foto: Turismo Comunidad Valenciana.

También de asfalto está hecha Elche, ciudad a la que se trasladaron Josefina y su hijo tras la muerte del poeta. 

La Universidad Miguel Hernández le rinde tributo, y el Archivo Municipal de Elche guarda sus manuscritos. Visitamos ambos lugares acompañados por guías locales que conocían cada detalle de la vida del autor, y a los que escuchamos con deleite. 

La segunda noche fue amenizada por unos magníficos actores que representaron los últimos días de la vida de Hernández. 

Cementerio de Alicante 

El escenario real en el que se desarrollaron esos últimos días se presentó ante nosotros al día siguiente. Camino de Rebolledo, los bellos almendros en flor los nos acompañaban, saludando a la primavera con sus flores moradas y su exuberancia mal disimulada. 

Ya en el cementerio de Alicante, los reyes eran los cipreses, equivalentes a los buitres en el reino de los árboles por sus oscuros presagios. 

Allí visitamos la tumba de Miguel Hernández, que se encuentra custodiada por dos monolitos en los que reza “Alto soy de mirar las palmeras. Orihuela a Miguel. 1987” y “Aunque bajo tierra mi amante cuerpo esté, escríbeme a la tierra que yo te escribiré”. Estos últimos versos, pertenecientes a su poema Carta, los leímos todos juntos con voz temblorosa. 

Tumba de Miguel Hernández en el cementerio de Alicante. Foto: Wikimedia Commons.

En la cárcel de Alicante había pasado sus últimos días, contrayendo matrimonio canónico con Josefina. También en ella compuso sus últimos poemas. Unos poemas, a pesar de su sufrimiento, llenos de luz, belleza y pensamientos profundos

Y es que la luz que desprendía Miguel Hernández se derrama por toda una ruta que une los pueblos alicantinos. Verso a verso. Recuerdo a recuerdo. 

a.
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