Qué hacer en Andorra sin nieve (y que no sea ir de compras)

El principado de los Pirineos ofrece varios pueblos con un fuerte legado histórico y que sacan todos sus encantos en la primavera

Andorra se viste de gala en invierno para recibir a fanáticos del esquí y la montaña, sin embargo, la primavera es una época ideal para hacer una visita cultural al Principado y dejarse enamorar por los rincones con más encanto, que no siempre son de los más conocidos.

El país de los Pirineos, cuenta con varios lugares que merecen una visita para todos los amantes de pueblos escondidos entre montañas. Localidades con una arquitectura característica en medio de la naturaleza y de espacios declarados patrimonio histórico, para disfrutar más allá del shopping.

Pueblos fotogénicos

En Sant Julià de Lòria se encuentra Fontaneda, un pequeño pueblo de algo más de un centenar de habitantes. Al encontrarse un poco aislado entre las montañas, mantiene un encanto especial marcado por las callejuelas sin asfaltar.

Un plan recomendado es subir el Coll de la Gallina, descansar y captar la naturaleza que se divisa desde allí.

Ordino parroquia
Iglesia de Llorts, en la parroquia de Ordino. 

Por su parte, Llorts es el típico pueblo pequeño de montaña pirenaica. Ubicado a medio camino en la carretera que conduce a los lagos de Tristaina y el río Valira del Norte, Llorts permite conocer el pasado de la parroquia de Ordino con la metalurgia mediante la Ruta del Hierro.

Las dos caras del románico

Con una excelente oferta gastronómica, Pal es de los pueblos más populares de Andorra, en él se puede descubrir una joya del románico: la iglesia de Sant Climent de Pal. Terminada a finales del siglo XI, supone una de las construcciones más antiguas que conserva el Principado y el único edificio con ventanas geminadas dobles en el pequeño país.

Mientras Pal representa el símbolo románico de Andorra en la actualidad, el pueblo de Meritxell lo hizo en el pasado. Esta localidad, cuyo nombre rinde homenaje a la patrona del país, alberga el Santuario de Meritxell donde se encuentra la imagen de la virgen.

Pal
Casas de la localidad de Pal. 

Se trata de un lugar con gran simbolismo que ya cuenta con el título de Basílica Menor, el único que hay en el Principado. El Santuario quedó gravemente dañado como consecuencia de un incendio, en 1972, que destruyó algunas las referencias al arte románico.

Sin embargo, la admirable obra que hizo el arquitecto español Ricardo Bofill en ese momento hace que este templo continúe siendo uno de los puntos de interés culturales que más vale la pena visitar.

santuario de meritxell
El reformado Santuario de Meritxell es hoy en día uno de los centros culturales más importantes del país.

Pueblos con legado cultural

Uno de los pueblos más representativos en el ámbito cultural es Ordino, capital de una de las siete parroquias del Principado. Su amplia oferta lo convierte en un icono de cultura de Andorra, ya que alberga importantes valores museísticos como la Casa Rossell o la Casa-Museo d’Areny Plandolit.

Del mismo modo, Ordino también es la sede de curiosos museos como el de la Miniatura, que permite observar el meticuloso trabajo del artista ucraniano Nicolai Siadristy en las populares muñecas matrioskas, entre otros elementos, o el Museo Postal.

Sant Roma les bons
Ermita de Sant Roma en Les Bons. 

Un museo a cielo abierto es como se puede describir a Les Bons, un lugar menos conocido que forma un conjunto de casas de origen medieval. El conjunto histórico de esta localidad situada en Encamp lo protagoniza la iglesia de Sant Romà, del siglo XII.

Se trata de una ermita que se erige sobre una roca y que conserva reproducciones de pinturas románicas, además de alguna que otra pintura y elemento de estilo gótico.

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