Por el sur de Irlanda entre vikingos, cervezas y arte urbano

Siguiendo las huellas de su pasado vikingo, ponemos rumbo a Waterford y Cork para descubrir la cara más vibrante del sur de Irlanda

No es algo demasiado sabido, sobre todo fuera de Irlanda, pero la ciudad más antigua del país es Waterford, en el sureste. Tampoco es muy conocido que los responsables de su fundación, hace algo más de un milenio, fueron nada menos que los vikingos. Y no es la única ciudad creada por aquellos mal llamados ‘bárbaros del Norte’ en esta zona costera de la Isla Esmeralda.  

Más allá de la historia (la visita a la torre de Reginald, o Reynaldo, y al Museo Medieval son muy recomendables para ponerse en contexto), Waterford es una ciudad muy activa desde el punto de vista cultural y artístico.

La torre de Reginald y el Museo Medieval de Waterford son visitas obligadas para explorar el pasado vikingo de Waterford

Torre Reginald, Waterford. Foto: Turismo de Irlanda.
Torre Reginald: Waterford tiene un notable pasado vikingo. Foto: Turismo de Irlanda.

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Waterford Walls

Algo que se nota ya en las propias calles. Un buen ejemplo: cada año tiene lugar aquí el festival Waterford Walls en el que participan artistas del graffiti llegados de todo el mundo y que utilizan para sus creaciones unos cuantos muros y fachadas de la ciudad.

En lugares como Everetts se demuestra que la cocina irlandesa ha superado complejos y limitaciones y ofrece interesantes propuestas con grandes dosis de creatividad

Sus creaciones permanecen ahí durante el resto del año, hasta que son reemplazados por las creaciones del siguiente festival. Los hay enormes y algunos de una factura artística realmente admirable.

Por lo demás, el centro urbano de Waterford sorprende por su vibrante actividad diaria, lleno de tiendas, pubs y pequeños restaurantes como Everetts. Éste se sitúa en un edificio histórico del siglo XV, que fue propiedad de la familia más poderosa de la localidad, la de James Rice.

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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Hoy es el lugar donde Peter Everett y Keith Noonan demuestran que la nueva cocina irlandesa ha superado complejos y limitaciones (sobre todo en cuanto a ingredientes) para explorar y potenciar al máximo los sabores locales a través de la creatividad y mucho sentido común. Un local tan recomendable como contundentes son las cantidades de comida en el plato.

Cristal de diseño

Conviene no irse de Waterford  sin visitar su fábrica de cristal, la más prestigiosa y conocida del país, propiedad de la compañía WWRD Holdings Ltd., especializada en artículos de lujo.

Lo de fábrica es un decir. Y es que, si bien la cantidad de piezas es de dimensión ‘industrial’, lo cierto es que en este enorme taller se sigue produciendo de una forma artesanal, soplando el cristal y tallándolo pieza a pieza de acuerdo con artísticos diseños.

Se puede contemplar todo el proceso en la visita guiada antes de llegar a la tienda, que es prácticamente un museo histórico del cristal.

Master glass cutter in Waterford Crystal, Waterford
House of Waterford Crystal. Foto: Turismo de Irlanda.

Rumbo a la costa

Más allá de la ciudad, merece la pena respirar un poco de aire puro, hacer ejercicio y, de paso, disfrutar de los maravillosos paisajes irlandeses. Por ejemplo, en la vía verde (antiguo trazado ferroviario) que hay entre Waterford y la localidad de Dungarvan, capital administrativa del condado de Waterford.

Dungarvan. Foto: Turismo de Irlanda.
Vía verde que conecta Waterford y Dungarvan. Foto: Turismo de Irlanda.

Suma en total 46 kilómetros ideales para recorrer en bicicleta o a pie, sin apenas inclinación, entre bosques, praderas, escenográficos puentes, un túnel donde se pueden observar estalactitas y, durante los últimos kilómetros, con el regalo de contemplar el inmenso azul del Océano Atlántico y una enorme playa de arena dorada.

El Camino Gaélico

Para tener una experiencia de costa puramente irlandesa también puede uno acercarse hasta Ardomre y allí realizar parte de la ruta Gaeltacht na nDéise, es decir, el Camino Gaélico.

A lo largo de la caminata, apta para casi todos los públicos, es fácil llevarse en el móvil algunas de las estampas más impresionantes de este viaje por el sur de Irlanda: una vetusta abadía en ruinas, con su estilizado campanario, reconvertida en un cementerio de película, vertiginosos acantilados, una antigua torre costera de vigía, verdes prados con vistas al mar, bosquecillos, campos de cereales…

Gaeltacht Sign. Foto Turismo de Irlanda.
Gaeltacht. Foto: Turismo de Irlanda.

Para reponer fuerzas, se puede comer en el restaurante de Cliff House Hotel, donde degustar algunos de los mejores manjares de la gastronomía local, presentados de una forma atractiva y moderna y, además, con vistas a ese mismo insondable mar por el que llegaron los vikingos hace más de un milenio.

Cork, capital de la corte vikinga

Pero la localidad de referencia en esta zona es, sin duda, Cork, la segunda más poblada del país después de la capital, Dublín. Una ciudad que fue capital de la corte vikinga en Irlanda y que hoy es conocida por sus numerosas opciones culturales, de ocio y gastronómicas.

Cork. Foto: Turismo de Irlanda.
Cork. Foto: Turismo de Irlanda.

Sobre este último capítulo conviene hacer una visita al English Market, un edificio con muchísima historia: se inauguró en 1788.

Como ha ocurrido con otros muchos otros centros de este tipo en Europa, se ha sabido transformar en un mercado gastronómico donde lo mismo se pueden llevar a casa las mejores verduras, carnes, pescados locales, licores y tés locales, que sentarse en alguna de las mesas de sus bares y restaurantes para degustarlos in situ.

The English Market, Cork. Foto: Turismo de Irlanda.
The English Market, Cork. Foto: Turismo de Irlanda.

Cork para comer (y beber)

Para comer o cenar de una forma algo más pausada, no muy lejos está el Greenes Restaurant, con una apuesta firme (y deliciosa) por la comida orgánica y la sostenibilidad a través de los productos de proximidad.

Antes o después también se puede visitar Franciscan Well Brewery un pub (cervecería más bien), ideal para probar algunas de las variedades artesanas de esta bebida, auténtico santo y seña de Irlanda.

Hasta aquí también ha llegado la moda de las cervezas artesanales y de autor. Y la variedad es tan amplia como satisfactoria.

Cork es un lugar excelente para probar la nueva gastronomía irlandesa. Foto: Greenes Restaurant.
Cork es un lugar excelente para probar la nueva gastronomía irlandesa. Foto: Greenes Restaurant.

La iglesia reconvertida en centro de arte

Y en el capítulo cultural, si duda uno de los lugares más interesantes es Triskel Arts Centre, un sorprendente multiespacio situado, en parte, en una antigua iglesia neovictoriana.

Muy centrado en la música (aquí se celebran conciertos de todo estilo), este centro también apuesta por el cine experimental, el teatro, la fotografía y el arte de vanguardia en las más diversas manifestaciones.

Triskel Arts Centre
Foto: Triskel Arts Centre.

En cuanto al alojamiento, en el condado de Cork existen muchas opciones, por ejemplo en Booking.com, que van del bed & breakfast, apartamentos, casas rurales a habitaciones en granjas familiares pasando por modernos hoteles de diseño, como The River Lee, situado junto a uno de los brazos de ese río y a dos pasos de todo lo que merece la pena conocer en la vibrante ciudad de Cork.

 

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