Pazo de Oca: un paseo por el Versalles gallego
En el interior de Pontevedra se levanta la imponente estructura del Pazo de Oca, un palacio de cuatro siglos rodeado de jardines con camelias, fuentes y estanques
Es cierto que presentarlo como el ‘Versalles gallego’ no es lo más original del mundo pero es que pocas descripciones encajan tan bien para sintetizar la primera impresión que se tiene cuando se visita el Pazo de Oca, un descomunal palacio barroco que es también uno de los tesoros mejor guardados del interior de la provincia de Pontevedra.
A la vera del río Boo, lo que fuera un baluarte defensivo de finales del siglo XV se reconvirtió en el XVIII en un espléndido conjunto residencial y agrícola, donde la solemne figura de su palacio y otros edificios se equilibran con el color de sus jardines.
Ese decadente aire barroco del Pazo de Oca
Por el color de sus piedras, que dialogan con los cielos casi siempre encapotados de Galicia (sobre todo en otoño), y debido al estilo barroco que eligió su propietario Fernando Gayoso Arias Ozores el lugar transmite un aire de melancolía, con una traza de digna decadencia.
El pazo se estructura en tres zonas. Dentro de los muros se puede ver la casa señorial, el jardín y el huerto. Cerca, en unos terrenos contiguos, están las casas de los jornaleros y la iglesia de San Antonio de Padua con sus altas cúpulas, construida entre 1731 y 1752.
La sobriedad del palacio, con su aire decadente por el estilo barroco, contrasta con el color de las camelias en el invierno
En los alrededores se encuentran las instalaciones agroforestales de la Traga de la Cerrada, la Caballeira de Ouriles y los prados de Su Batan y de los Bardoucos.
El agua, siempre presente en el Pazo de Oca
Pero lo que llama la atención, y de ahí la analogía con el palacio de Luis XIV, es la explosión de aromas, colores y naturaleza de sus jardines.
En sus 14 hectáreas el sonido del agua es un hilo musical que no cesa. La razón es que el río Boo atraviesa la finca, donde se detiene en el lavadero, mantiene vivo al molino y riega las acequias y fuentes.
El agua, que proviene del río Boo, está presente en fuentes, estanques y en un circuito de acequias
En el lugar hay dos estanques: el superior, de aguas mansas, representa a las virtudes; mientras que el inferior, más turbulento, simboliza las vanidades de la sociedad.
Ambos están rodeados por muros de cantería con almenas y bolas de granito, y unidos por un puente de piedra.
En uno de ellos se puede ver una pequeña isla con forma de barca de piedra, decorada con jarrones de porcelana y tapizada de hortensias, donde hay dos estatuas de marineros con cañones.
El color de los jardines del Pazo de Oca
Los jardines fueron reformados en el siglo XIX y una vez más en el XX. Como imperaba en el paisajismo decimonónico, se le añadió un laberinto como los que se pueden ver en las grandes fincas británicas.
También sorprende el tamaño de los tilos, cuyas copas llegan hasta los 30 metros de altura; y la presencia de los bojes que datan de 300 años.
Este conjunto de árboles y arbustos forman una avenida que une el curso del río Boo con un bosque autóctono que también pertenece al pazo.
En los jardines también se pueden ver azaleas, palmeras y rododentros, mientras que en los bosques que abrazan al pazo crecen los robles, castaños, nogales y abedules.
Camelias y más camelias
Pero quizás el atractivo botánico más interesante sea la explosión de camelias, que nacen de los considerados camelios más longevos de la provincia de Pontevedra.
Hay constancia de su existencia desde el siglo XVIII, y actualmente el pazo atesora unos 600 ejemplares de estos arbustos que despliegan sus flores rosas y blancas en invierno.
Por ello entre enero y abril este pazo es una de las visitas obligadas de la Ruta de las Camelias de las Rías Baixas, uno de los programas de naturaleza e historia más interesantes de este rincón de Galicia.
Escenario de películas
El palacio pertenece a la Casa de Medinaceli, y una fundación gestiona su mantenimiento y las visitas al interior del edificio, que también se suele ofrecer para organizar eventos.
Además el conjunto ha sido elegido como escenario de varias películas, como La piel que habito de Pedro Almodóvar, La noche oscura de Carlos Saura y El aliento del diablo de Paco Lucio, entre otras.