Cinco rutas para descubrir el País Vasco de otra manera

El litoral costero de Vizcaya y Guipúzcoa se puede conocer de una forma diferente en bicicleta, una forma saludable de descubrir puertos, pueblos rurales y paisajes serranos

En bicicleta por el Pais Vasco. Foto Spain info

Estamos en el Camino de Santiago, un dédalo de senderos que durante siglos han visto pasar a cientos de miles de peregrinos de todos los rincones de Europa, en su ruta por la franja norte de España.

Actualmente, además de su simbolismo religioso, el Camino es buscado por senderistas y ciclistas motivados por experimentar una forma diferente de descubrir los paisajes. Y en este caso, del País Vasco.

Antes de que llegue el invierno

Si alguien tiene intención de seguir estas rutas lo mejor es darse prisa, que ya están cayendo las primeras nevadas en el Golfo de Vizcaya. Pero si se tiene la suerte de que el clima acompañe con sol, se podrá ver un paisaje serrano o marítimo diferente, matizado con pueblos pesqueros y agrícolas, con la modernidad de ciudades como Bilbao, con bosques, acantilados y picos que ponen a prueba la resistencia física.

Otras personas pueden elegir transitar el camino a pie, o en todo caso, recurrir a la tecnología y alquilar una bicicleta eléctrica, para que el placer de viajar no vaya reñido con el sacrificio corporal.

La primera etapa de la ruta

Esta ruta comprende un trayecto de 195 kilómetros, que se puede realizar en cinco etapas.

Cruce del río Bidasoa, principio del camino. Foto: Turismo de Euskadi.

La primera va desde Irún, en la frontera española-francesa, hasta Zarautz, a 51,6 kilómetros. Teniendo en cuenta que hay un desnivel de hasta 1.025 metros, el tiempo de viaje se calcula en 5.30 horas.

La primera parte de la ruta se puede empezar desde Irún u Hondarribia, y recorrer casi 50 km hasta Zarautz

El inicio no puede ser más simbólico: el puente de Santiago, que sortea el cauce del río fronterizo Bidasoa. O también se puede empezar desde Hondarribia si se quiere cruzar en barca.

Se trata de un trayecto a lo largo de la costa de Guipúzcoa, donde además del encanto de este último pueblo y sus imponentes murallas se descubren otras villas de pescadores como Pasaia u Orio.

El camino atraviesa San Sebastián, con uno de los paseos marítimos más bonitos de España, que se bordea hasta Igeldo, con una de las mejores vistas del periplo.

En algunos tramos se pasa por viñedos que producen txakoli y hay que estar preparado para ascender a los picos de Jaizkibel y Mendizorrotz; hasta que se arriba a Zarautz.

Entre el mar y la montaña

La segunda etapa va desde esta última ciudad a Markina-Xemein. Son casi 47 kilómetros, también con un fuerte desnivel que totaliza 962 metros, por lo que se necesitarán unas cinco horas si se hace en bicicleta mecánica.

La encantadora villa de Mutriku conserva su trazado medieval y restos de la antigua muralla

El trayecto tiene dos partes diferenciadas: la primera, en que el salitre del mar impregna el ambiente, llega hasta Mutriku, villa que conserva su trazado medieval y restos de la antigua muralla, con palacios de los siglos XV a XVII ubicado en callejuelas empinadas.

En el río Deba.

Previamente se pasa por los recomendados pueblos marinos de Getaria y Deba, donde se recomienda detenerse en los bares para reponer fuerzas.

La segunda parte es más rural, donde los ascensos serranos transcurren entre caseríos como el de Gorostolamendi, que exigirá una destreza física.

El veloz descenso llega hasta Larruskain, que luego conduce al final de la etapa, en el pueblo de MarkinaXemein.

Hacia la moderna Bilbao

La tercera etapa es la más dura: son casi 60 kilómetros y con un desnivel de 1.216 metros, por lo que se necesitarán al menos seis horas para realizarla.

Hay que arrancar temprano para aprovechar las horas de luz, por lo que es la mejor oportunidad para conocer la colegiata de Ziortza, un antiguo monasterio medieval con un bonito claustro renacentista.

La inconfundible silueta del Guggenheim.

El camino transcurre por pueblos rurales como Bolívar, Munitibar y Arratzu, hasta llegar a Guernica, la villa donde se encuentra el árbol que simboliza la identidad vasca.

La segunda parte es un desafío para las piernas, con ascensiones a los altos de Gerekiz y Aretxabalgane, así como a El Vivero.

Al descender, espera la ciudad de Bilbao, capital económica del País Vasco y sede de maravillas culturales como el famoso Museo Guggenheim o el Museo de Bellas Artes. Por no olvidar su oferta gastronómica de pintxos en los bares y tabernas de la ciudad vieja.

El camino se bifurca

La cuarta etapa en realidad son dos caminos que obligan a decidir: o a lo largo de la ría hacia la costa, o por el interior hasta dar con el Camino Francés.

La primera opción va desde Bilbao a Cobarón, en un trayecto de 29,2 kilómetros que se puede realizar en casi tres horas, y con un desnivel de solo 245 metros.

Puente Vizcaya, en Portugalete. Foto: Bilbao Turismo

Para ello se pedalea por las bicisendas a lo largo de la ría de Bilbao hasta Getxo, desde donde se cruza a Portugalete por el famoso transbordador de hierro del Puente Vizcaya.

Una de las opciones del último camino es bordear la ría de Bilbao, cruzar por el puente de Portugalete y poner rumbo a Cobarón

El camino sigue por una senda que pasa por la antigua zona minera y desemboca en la Playa de la Arena, donde ya uno puede divisar el límite con Cantabria.

Hacia el Camino Francés

La otra opción es un poco más larga, unos 37,6 kilómetros y con un desnivel algo más pronunciado, de 264 metros; por lo que se necesitarán unas cuatro horas para sortearlo.

Puente Viejo de Balmaseda, en el río Cadagua. Foto Wikipedia

El camino transcurre por el río Cadagua hasta la villa de Balmaseda, en donde se pasa por el Puente del Diablo en Barakaldo, los pueblos de Irauregui, Güeñes, Zalla y Herrera, hasta el último punto, en que el recorrido se integra con el Camino Francés.

Y a partir de aquí, comienza otro viaje.

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