Noruega rompe los tópicos del turismo

Noruega reenfoca sus estrategias de promoción con el acento puesto en la sostenibilidad y en tentar a los turistas a que se animen a viajar en invierno

Noruega quiere cambiar la estacionalidad que regula gran parte de su flujo turístico. El país nórdico busca romper tabúes y rediseña sus estrategias de promoción para seducir al turista a que se anime a viajar en invierno a la región de los fiordos, a su capital Oslo y a descubrir las auroras boreales.

Las visitas internacionales en el país dejaron 5.670 millones de euros en el 2017, y aunque este año se espera una caída del 1,9%, para la próxima década se aspira a un crecimiento del 2,5% anual, hasta llegar a un promedio de 7.150 millones de euros por año, según datos del Consejo Mundial de Viajes y Turismo.

Según precisaron fuentes del ente Visit Norway a Cerodosbé, las estrategias del país pretenden a aumentar el número de visitantes a un ritmo del 5% anual, donde España cuenta con un importante protagonismo porque es el mercado emisor que más ha crecido, con unas 300.000 pernoctaciones registradas en 2017.

El empuje de la naturaleza

El lema tradicional de promoción de este país es “Impulsado por la naturaleza”, que tiene una lectura dual: los atractivos de sus paisajes, entre bosques, fiordos, lagos y tundras nevadas; y las políticas de sostenibilidad que llevan a que esta nación, una de las principales exportadoras de petróleo del mundo, prefiera apostar por los coches eléctricos, las energías renovables y la arquitectura respetuosa con el medio ambiente.

Noruega pretende captar turistas todo el año, para evitar la saturación de los destinos de naturaleza en el verano

El cambio de la estrategia se puede resumir en otro lema: “Noruega todo el año”. Las auroras boreales es un reclamo turístico bien explotado, pero el objetivo es que los turistas superen el temor a viajar en otoño o incluso en invierno, donde a pesar de su cercanía al Círculo Polar Ártico las temperaturas son relativamente soportables.

2 Biblioteca Deichman   Lund Hagen Architect   Atelier Oslo
La Biblioteca Deichman será uno de los proyectos que cambiará la cara de Oslo.

Por ejemplo, Tromsø, una de las mecas turísticas de fiordos y auroras boreales al norte, tiene una mínima de -4º en diciembre y -5º en enero. A modo de comparación, esta ciudad está en la misma latitud que los Territorios del Noroeste de Canadá, que en esos meses llega a los -32º.

Evitar la saturación

Una de las metas de los entes de promoción es evitar la saturación. Si bien Noruega todavía está a salvo de las oleadas de turismo masificado, hay una mayor demanda de destinos naturales en julio y agosto, “lo que puede incomodar a la experiencia del turista”, dijeron fuentes de Visit Norway.

Las estrategias de promoción cultural buscan que, además de presentar atractivos como el legado artístico de Edvard Munch o Henrik Ibsen también se busca que el viajero se sumerja en la cultura más profunda del país, que conozca a la etnia sami (habitantes del extremo norte, también conocido como lapones), pero que no pierda de vista cómo las mayores ciudades, como Bergen o su capital, son un motor generador de tendencias, sobre todo en barrios como Grünerløkka.

Grünerlokka es el barrio de las tendencias y el motor de la vida social de Oslo. Fotos: JPCM y Visit Oslo.
Grünerlokka es el barrio de las tendencias y el motor de la vida social de Oslo.

Revolución de la arquitectura

Oslo también saca partido a la revolución urbanística que está viviendo: la ciudad desterrará a los coches de su casco céntrico, y contará con una colección de nuevos edificios: el futuro Museo Munch, que se levanta junto al conjunto de torres de cristal conocido como Código de Barras, cambiará la cara del paseo costero de la ciudad. A poca distancia, el nuevo Museo Nacional y la futura Biblioteca de Oslo se convertirán en las nuevas meca del arte.

En este plan de innovación aplicada a la arquitectura Noruega tendrá uno de los proyectos gastronómicos más audaces del momento: Under, un restaurante sumergido a cinco metros de profundidad donde los comensales podrán comer mientras los peces navegan con indiferencia por la construcción, que recuerda a una ballena encallada en la costa.

El edificio fue diseñado por el estudio Snøhetta, los creadores de la famosa Ópera de Oslo que se convirtió en un símbolo de cómo este país busca adelantarse al futuro.

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El restaurante Under estará a cinco metros de profundidad en el Mar del Norte.

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