Uno se queda con la sensación de que falta tiempo para verlo todo en Navarra. Porque están los lugares emblemáticos rodeados de una naturaleza poderosa como es el Santuario de San Miguel de Aralar, la ermita de Muskilda en Otsagabia, el desierto de las Bardenas o los monasterios de Irantzu, Fitero y Leyre.
Quien busca la experiencia de estar dentro de un cuento puede encontrar castillos que han protagonizado películas como el Palacio Real de Olite, el Castillo de Javier o el Cerco de Artajona, fortalezas que hacen volver a la época medieval.
Para quien busque escapadas urbanas tiene que conocer Tudela, la capital de la Ribera y de la verdura; y por supuesto, no se puede dejar de visitar Pamplona, con sus murallas, su catedral y sus famosas fiestas que se podrán conocer recorriendo el trazado del encierro bajo la atenta mirada de San Fermín. Imposible dejar de disfrutar de sus pintxos y del buen ambiente que tienen sus terrazas.
En cambio para los que prefieren el turismo rural y los pueblos bonitos, no vas a tener suficiente con un fin de semana: Elizondo, Amayur/Maya, Lizaso, Eugi, Auritz/Burguete, Ochagavía, Aribe, Puente La Reina, Estella-Lizarra, San Martín de Unx, Ujue, Gallipienzo, Viana, Olite son algunas de las opciones. Y estos sólo para empezar.
Pero lo mejor de todos los viajes es siempre lo inesperado. Perderse, conocer pueblos bonitos y gente nueva. Dejar que te cuenten cómo se vive en Navarra, que te recomienden sus lugares favoritos y las historias pequeñas de su pueblo. ¡Disfruta de Navarra este otoño!