Las islas croatas que debes visitar según tu forma de ser

Con exactamente 1.244 islas, islotes y rocas rodeadas de aguas cristalinas, Croacia custodia con celo destinos de playas hermosas casi desiertas y pueblos llenos de historia y encanto. Y hay una para cada viajero

Rab, Croacia. Foro: Boudewijn bo Boer | Unsplash.

Solo dos datos: 6.278, que son sus kilómetros de costa, y 1.244, el número islas, islotes, peñascos y arrecifes que integran Croacia. Algunas ya en la lista de los viajeros y otras prácticamente desconocidas y sea para descubrirlas navegando, haciendo snorkel, explorando cuevas o restos arqueológicos, disfrutando de cóctel en un beach club o tranquilamente tumbado sobre la arena, sin duda hay una isla para ti.

Y esta es nuestra propuesta: dinos cómo eres y te diremos qué isla croata es perfecta para ti.

Hvar: para indecisos

Si es la primera vez que viajas a una isla del Adriático, tu destino es Hvar. Con 297 km2 y situado frente a la costa Dálmata, es la isla más extensa del Adriático y, sin duda, colmará tus expectativas sobre los paraísos croatas.

La isla de Hvar es la más popular de la costa croata.

Presidida por un idílico pueblo que mira al mar –sus marinas estás siempre llenas de pequeños barcos de recreo- y que comparte nombre con la isla, atesora en muy poco espacio un buen número de edificios renacentistas y góticos dejados por siglos de dominación veneciana.

La Fortaleza, el Teatro Antiguo o el Convento de los Franciscanos son algunos de los lugares que no hay que dejar de visitar, casi tanto como perderse por su naturaleza llena de pinares o las muchas islitas, calas y playas que hay a su alrededor y que son solo accesibles por mar.

Vis: para aventureros y buceadores

Si lo tuyo es la aventura, te gustaría Vis, un destino inaccesible blindado entre 1950 y 1989 por alojar una base naval del ejército yugoslavo. Hoy, por supuesto, se pueden recorrer sus 90 km2, en los que donde reina la tranquilidad y se disfruta de placeres tranquilos: la playa, el buceo –en sus fondos yace una treintena de aviones, casi todos bombarderos y cazas de la Segunda Guerra Mundial-, la buena comida y el vino.

Vis, Croacia. Foto: Jared Lisack | Unsplash.

Cuenta con dos núcleos de población, Vis y Komiža, que acogen coquetos rincones en los que relajarse.

Si hay un plan que no puedes perderte es acercarte a Biševo, un pequeño islote donde se encuentra la Cueva Azul, el fenómeno de refracción más emocionante del Adriático, descubierta por el barón Eugen Ransonnet en 1884.

Brač: para deportistas

La tercera isla más grande de Croacia guarda también la playa más famosa del país: Zlatni Rat. También conocida como la playa de Bol, El Cuerno o Promontorio de Oro por su forma, impresiona no solo por su extensión y sus piedras blancas sino por el profundo turquesa de sus aguas.

En Zlatni Rat se pueden practicar todos los deportes náuticos imaginables, desde el windsurf al buceo, el esquía acuático, piragüismo, kayak o jet ski.

Playa de Zlatni Rat. Foto: Dieter G. | Pixabay.

Otro imprescindible es ascender a la cima más alta del Adriático, Vidova Gora, a 778 m de altitud y desde donde se obtienen maravillosas vistas.

Rab: para amantes del naturismo

Bienvenidos a la isla preferida del Adriático por los amantes del naturismo: Rab. Ubicada en la bahía de Kvaner, la playa más famosa para practicarlo es la de Kandarola aunque hay multitud de calas a lo largo de la sinuosa costa que se prestan a ello.

Eduardo VIII la eligió como lugar para enamorar de nuevo a Wallis Simpson en 1936 tras su matrimonio, y fueron ellos los que la popularizaron como lugar de baño nudista.

Perfil de la isla de Rab. Foto: Razvan Balsan | Unsplash.

Šipan: para nostálgicos

Conocida como príncipe de las Islas Elaphiti (Elafiti), de la que es la de mayor tamaño, Šipan es un refugio de paz frente a la ajetreada Dubrovnik, quizás el lugar más tranquilo donde uno puede pasar la noche cerca del enclave turístico pero gozando al mismo tiempo de un ambiente tranquilo.

De hecho, parece que el tiempo se detuvo en este lugar, que conserva el sabor de antaño, y apenas unas residencias de verano renovadas permiten concluir que vivimos en el siglo XXI.

Šipan. Foto: Turismo de Croacia.

Tan solo cuenta con dos núcleos urbanos, parados por 5 km y unidos por una carretera que ofrece un paisaje exquisito que discurre entre olivos y viñedos.

Mljet: para desconectar en plena naturaleza

Rodeada de encanto y leyenda –se dice Mljet es la verdadera Ogigia, donde Ulises pasó siete largos años dominado por los encantos de la ninfa Calipso-, Mljet es además la isla más verde y frondosa del Adriático, con una tercera parte de su territorio protegido en el marco del Parque Nacional de Mljet.

Dentro del parque natural se ocultan dos lagos salados –Veliko jezero y Malo jezero—, además de un convento benedictino en el islote de Santa María. También abruptos acantilados, grutas y paredes rocosas, todo ello adornado por un manto verde que dibujan prados y bosques de pinos.

Mljet. Foto: Walter Frehner | Pixabay.

Pag: para fiesteros

Denominada ‘la Ibiza croata’, Pag es la isla fiestera del Adriático. Su rocoso paisaje kárstico y su escasa vegetación la han hecho también merecedora del apodo isla de la luna y, aunque cuenta con playas casi vírgenes y pequeños pueblos pesqueros, así como algunas iglesias y conventos, un reloj solar y unos antiguos almacenes de sal, lo cierto es que su ambiente le ha dado gran parte de su fama.

La marcha se concentra en Novalja y su playa Zrće, donde se celebran –se entiende, en años no pandémicos- festivales de música y donde hay discotecas al aire libre con vistas al mar.

Pag. Foto: Unsplash.

Korčula: para amantes del vino

Esta isla es famosa ya que sus ciudadanos aseguran que Marco Polo nació aquí, concretamente en la ciudad del mismo nombre, que además tiene un curioso urbanismo trazado en forma de espina de pez. Para muchos, Korčula es una versión más pequeña de Dubrovnik, desde luego mucho menos masificada.

Además de playas (algunas con vistas preciosas a Hvar), un recorrido por la isla nos mostrará un paisaje de viñedos donde abundan las variedades pošip y grk.

Korčula. Foto: Pixabay.

En localidades como Lumbarda encontramos tabernas o konobes donde probar quesos locales, pescados y mariscos a la parrilla que se sirven con el vino blanco típico del lugar, elaborados con las mencionadas pošip y grk, además de otras como marastina o plavac.

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