Mas Perafita, enoturismo en los paisajes de Dalí

El vino, la hostelería y el turismo rural conforman el pequeño emporio familiar de los Martín Faixó; Mas Perafita está en un emplazamiento mágico, con la antigua sede de El Bulli, al norte; la casa de Dalí, al este; y Peralada, la tierra de Ramon Muntaner, al oeste.

Perafita es el topónimo que señala justo el cuello por donde circulan las carreteras que, procedentes de Port de la Selva y Roses (Girona), confluyen hacia Cadaqués. Allí encontrarán el Mas Perafita, propiedad de la bodega Martín Faixó. El matrimonio formado por Rafa Martín y Carmen Faixó la puso en marcha, aunque en la última década ha estado dirigida por su hija ingeniera agrónoma Esther. Trabajan con diversas variedades de uvas. Entre ellas, han incorporado la denominada picapoll, que procede de la comarca del Bages. El resultado son unos excelentes caldos producidos en los viñedos más orientales de Cataluña, situados en pleno parque natural de Cap de Creus (Girona).

Las masía se encuentra enclavada en el cruce entre geográfico y mágico que se sitúa en un meridiano que tiene en el norte la fabulosa bahía de Taballera, abierta a la tramontanta y a la práctica de la encesa, y en el sur Cala Montjoi, hasta hace poco sede de El Bulli y del genio culinario de Ferran Adrià. En el paralelo, recto al este, se encuentra la casa de otro genio artístico: el Port Lligat de Salvador Dalí. En línea recta, al oeste, uno topa con Peralada, lugar de nacimiento de otro genio, escritor y narrador de las gestas de los almogávares, Ramon Muntaner.

El emplazamiento con vistas al golfo de San Sebastián era suficientemente bueno para que los Martin Faixó aprovecharan para iniciar un alojamiento turístico de altas prestaciones. Allí, los desayunos de calidad y las catas de vino en directo en un marco como el descrito tienen mucha demanda. El lugar también permite celebrar eventos, ya que cuenta con una enorme sala adecuada para acoger servicios de catering.

Este es solo uno de los negocios resultantes la empresa familiar. La pareja comenzó picando piedra como trabajadores de un camping. En 1982, abrieron el restaurante Can Rafa, situado en el paseo de Cadaqués (Girona). El matrimonio continuaba, de esta forma, con la tradición familiar hostelera heredada de los padres. Por parte de los Martín, regentan el Casa Anita, y los Faixó dirigen el bar Melitón. Ambos establecimientos se encuentran también en el municipio costero de Cadaqués. Sus hijos, todos con carrera (Esther, Georgina y Rafael), se han incorporado al negocio familiar. Can Rafa sigue ofreciendo a sus comensales una cocina de mercado especializada en pescado fresco que viene directo de las barcas de Cap de Creus. La carta de postres caseros de Carmen y los vinos de cosecha propia (Cadac y Perafita), a los que se han sumado cava, vermut y aceite, constituyen otro de los sellos del establecimiento. Se está muy cerca del concepto de slow food y kilómetro cero, pero sin predicarlo.

Pero una familia inquieta como los Martín Faixó no podían estar parados. Este año, han abierto la enoteca MF-EsPoal, situada a pocos metros del restaurante y que se dedica a servir tapas, vinos y vermuts de fabricación propia. Para terminar, ahora han inaugurado una crepería en la que se juntan tradición francesa y ampurdanesa.

El pequeño emporio familiar de los Martín Faixó no se entendería sin los valores que comparten de esfuerzo y trabajo cooperativo, además de mostrar una profunda estimación hacia el territorio, del que son prescriptores activos. Tienen el orgullo del hablar de Cadaqués, la disposición a indicar o a acompañar a los clientes a visitar rincones insólitos de Cap de Creus y de tejer una red de amigos que participan de este modelo de acogida turística sostenible y responsable.

Entre ellos, se encuentra Pedro Vehí, uno de los mejores expertos en Dalí y comisario de varias exposiciones. Es propietario del bar de playa Boya, donde su hijo también desarrolla en verano una propuesta de coctelería avanzada. El grupo también cuenta con Rafael Linares, jefe de la cofradía de pescadores de Cadaqués, que ha puesto en marcha un producto de pesca turística y de visitas a Cap de Creus con la barca Dalí y Gala en las que se sirve un suquet de pescado al final cocido en el mismo muelle de pescadores. Otro de los miembros del grupo de acogida turística responsable es Marcel Gutinel de la empresa Gregalada, especializado en guía de naturaleza y patrimonial en todo el Cap de Creus.

La autoestima de toda esta gente por su territorio y su patrimonio es lo que los convierte en proveedores de unos servicios turísticos de alta calidad que transportan al cliente al mundo de la experiencia y la emoción, desde la autenticidad y la singularidad.

¡Ah! Y si quieren ver a la gente de Cadaqués en su salsa, asistan a la fiesta de San Sebastià, el encuentro que conduce a todo el pueblo hasta la ermita que lleva el nombre del santo, propiedad de los Mc Guines. La festividad tiene lugar en enero y el visitante puede hacer una degustación gastronómica de todos los productos de la zona, incluidos los erizos de temporada. Se bailan sardanas y patacadas, canto satírico e improvisado; uno de los pocos que aún se conservan y continúan.

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