Mallorca: no hay límites para disfrutar del senderismo

Sea en invierno o en verano, por las sierras o en la costa, de dificultad alta o baja. Toda Mallorca está atravesada por senderos que descubren otra cara de la isla

Senderismo en Mallorca Apertura. Foto Turismo de Mallorca

Mallorca es un destino al que se suele asociar con el relax en las playas o la sofisticación de su ocio nocturno, pero la isla balear tiene un magnetismo especial para los amantes del senderismo.

Su suave clima y la belleza de sus paisajes son el marco ideal para recorrer su gran red de caminos, con senderos que datan de la época árabe.

Algunos transcurren entre calas donde el mar azul se cuela entre las rocas, otros atraviesan bosques por donde durante siglos caminaron campesinos y correos medievales.

También están los que heredan caminos de cabras, los que transitan por caminos empedrados, los que cruzan riscos, torrentes y acantilados.

Muchos caminos empedrados fueron reparados en los últimos años. Foto Consell de Mallorca

Una gran parte de los itinerarios atraviesan la Sierra de Tramuntana, el espacio natural más importante de Mallorca, desde su base hasta las cimas ubicadas a más de 1.300 metros de altura, accesible por los antiguos trazados creados para llegar a los pozos de nieve.

Cabe recordar que el 90% del territorio isleño está en manos privadas, lo que permitió conservar gran parte de su paisaje.

Pero muchos caminos fueron cerrados por el incivismo de los visitantes, que no respetaban ni el medio ambiente ni la propiedad al dejar basura, causar destrozos y hasta con la provocación de incendios.

Muchos senderos transcurren por terrenos privados, por lo que hay que extremar los cuidados para proteger el ecosistema y la propiedad de las fincas

Por ello, hay que pensar no solo en la fragilidad de los ecosistemas sino también en el respeto de los residentes que cuidan con celo el patrimonio de Mallorca

Ruta de la Pedra en Sec

Uno de los senderos de largo aliento más recomendado es el GR (Gran Recorrido) 221, más conocido como la Ruta de la Pedra en Sec.

Son más de 170 kilómetros abiertos a través de la Sierra de Tramuntana, unos cuantos bien señalizados, que se recorre en diferentes etapas.

Senderos del GR 221. Foto Turismo de Mallorca

Mientras se camina se descubre un paisaje de encinares, pinares y zonas de garriga mediterránea, donde se ven las huellas de generaciones de campesinos que construyeron con piedras en seco, sin ningún tipo de argamasa.

A lo largo del GR 222 se ve cómo las generaciones de mallorquines usaron las piedras de la isla para construir caminos, cercos y casas sin ningún tipo de argamasa

Así desfilan caminos de piedra, bancales, sistemas de conducción de agua, antiguas casas de possessió (fincas), hornos de cal y de carbón, que evidencian cómo el ingenio humano pudo sacar partido de lo que le ofrecía la naturaleza.

De su extensión, el tramo principal corresponde a los pocos más de 90 kilómetros que comunican Estellencs con Esporles, y que unen al pueblo de Deià con el hermoso Puerto de Pollença.

Camino de Ses Basses. Foto Consell de Mallorca

En tanto los otros 80 kilómetros pertenecen a diversas variantes, como las de S’Arracó al Coll de sa Gramola, la de Calvià a Puigpunyent, la del Es Capdellà a Estellencs, la del Castell d’Alaró con el tramo de Raixa y el sector de Tossals Verds a Orient o el de Binibassí a Cala Tuent, entre otros.

Senderos costeños

En varios tramos del litoral mallorquín se despliegan senderos que transcurren entre calas que caen a pique y arenales que parecen no tener fin.

Cada tanto se descubren interesantes reliquias históricas como las torres de defensa construidas en los siglos XVI y XVII o la necrópolis de Son Real, que data del siglo VII a.C.

Port de Pollença. Foto Consell de Mallorca

Hay varias opciones de recorridos que terminan en los faros de la isla, como en la península de Formentor, los acantilados del Cap Blanc o la costa virgen del Cap de ses Salines, entre otros muchos.

Desde Artà a Lluc

Este sendero, conocido como el GR 222, cuenta con casi 51 kilómetros, de los que 44 corresponden al itinerario principal y los siete restantes al tramo que conduce a Can Picafort.

Consta de cinco etapas. La primera, va desde Artà, en el extremo este de la isla, hasta el Refugi de S’Arenalet des Verger, donde un buen tramo de los 17 km transcurren por las calas.

Arena de En Casat. Foto Consell de Mallorca

La segunda sigue unos 14 km por las áridas serranías hasta la ermita de Betlem. Aquí enlaza con la tercera etapa, de 31 km, que vuelve a bordear la costa hasta Son Serra de Marina, y luego poner rumbo al suroeste hasta el pueblo de Santa Margalida.

Uno de los senderos más bonitos es la variante que nace en Son Serra de Marina hasta Can Picafort, en la Bahía de Alcúdia

La cuarta etapa son 23 kilómetros hasta la villa de Inca, y el último tramo, unos 15 km desde este núcleo hasta Lluc.

Cabe destacar la alternativa que nace en Son Serra de Marina hasta Can Picafort, en la Bahía de Alcúdia, que transcurre entre dos espacios naturales protegidos, donde se encuentra el primer parque de Nordic Walking de España.

Muchos caminos fueron empedrados hace generaciones

Senderos familiares y relajados

Quizás a no todo el mundo le atraiga recorrer una veintena de kilómetros, o ascender por las cuestas que caracterizan a la orografía mallorquina.

Por suerte hay numerosos senderos más breves y relajados, ideales para transitar en familia.

Uno de ellos es el de la cala de Deià, unos cuatro kilómetros de dificultad moderada que permite conocer la arquitectura tradicional de las casas de la Serra de Tramuntana, así como molinos, caminos y lavaderos.

Al llegar a Deià se descubren las antiguas casetas de los pescadores, donde no hace falta que sea verano para contemplar la belleza de las playas.

Ses paises, poblado talayótico en Artà. Foto Turismo de Mallorca

Otro trayecto breve es la ascensión al Puig de María, un promontorio rocoso de 321 metros al que se alcanza en menos de dos horas tras andar unos cuatro kilómetros.

Allí esperan los restos de un monasterio de monjas enclaustradas que existió hasta el siglo XVI, y que en 1917 volvió a ser ocupado por la orden de San Antonio y San Pablo, dedicada a la contemplación y penitencia.

Acantilados y vistas panorámicas

Los senderos de Camí des Barranc y Camí Vell permiten descubrir un paisaje de acantilados y torrentes en su recorrido de cinco kilómetros de baja intensidad.

Aquí también se puede ver cómo las diferentes generaciones han aprovechado la piedra para construir caminos, casetas y bancales.

Camino de la Encima Fumadora. Foto Consell de Mallorca

Otro sendero sencillo es el camino de la Encina Fumadora, la antigua vía de acceso desde Fornalutx a las tierras comunales de Sa Bassa y a las grandes propiedades de Moncaira y Bini.

Entre huertos y olivares abancalados transcure el camino de 6,4 kilómetros con un desnivel de 522 metros, que despliega hermosas vistas sobre el valle de Sóller y Fornalutx.

Este en un entorno dominado por los muros de piedra seca, las peñas que coronan el anfiteatro, el verde oscuro de los huertos de naranjos y el plateado de las copas de los olivos.

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