Macedonia: la cara menos conocida de Grecia

Lejos de las ruinas de Atenas y de las playas de ensueño, los valles de Macedonia muestran una faceta de la Grecia profunda que marca a los viajeros

Macedonia Oriental está lejos del hedonismo de Mykonos, de las multitudes de Santorini y del caos urbanístico de Atenas. La región norte de Grecia cuenta con tesoros históricos y bonitos paisajes que pueden ser descubiertos incluso en invierno.

El pasado que se añora

El pueblo de Flórina es un buen punto de partida para explorar la región. Sus casas señoriales de cara al río Sakoulevas dan la bienvenida a una villa que cuenta con un museo arqueológico especializado en el período helenístico.

Las tradiciones del lugar se pueden conocer en el Museo Folclórico, mientras que un panorama de la cultura más actualizado se despliega en el Museo de Arte Contemporáneo.

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La villa es famosa por los pimientos rojos que lo usan en toda clase de platos y por los guisantes Prespa, que tiene el nombre de unos lagos cercanos.

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Casas tradicionales en Flórina. Foto: Turismo de Grecia.

Lagos por doquier

Precisamente Flórina se encuentra rodeada de seis hermosas formaciones lacustres, que al explorarlas se pueden conocer pueblos anónimos de casas de piedra y fincas que producen vinos.

En Kastoriá hay más de 60 iglesias bizantinas, período que se puede descubrir en un interesante museo local

Uno de los lagos más bonitos es Orestiada, parte de la red EU Natura 2000, importante hogar de patos, cisnes y aves migratorias. El camino por los senderos flanqueados de árboles permiten tener vistas de los montes Vitsi y Grammos, abundantes en nieve en esta época del año.

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Kastoriá se encuentra al borde del lago Orestiada. Foto: Turismo de Grecia.

A lo largo del paseo lacustre hay varios cafés para reponer energías, y en el lugar vale la pena visitar la pequeña iglesia de Agios Nikolaos.

Recuerdos bizantinos

En una de sus penínsulas está la ciudad de Kastoriá, una de las más importantes de la región. Además de su recomendado paseo lacustre, uno de sus atracciones más intreresantes es el barrio de Doltso, donde se conservan grandes residencias que recuerdan la larga presencia del Imperio Otomano en esta región del noroeste heleno.

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En los alrededores hay unas 60 iglesias bizantinas y post-bizantinas, que van desde el siglo IX al XIX, período que se puede explorar en el museo local.

En la cercana Dispilio hay yacimientos paleolíticos, y en los alrededores se pueden encontrar restos fosilizados de bosques.

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Casas otomanas en el barrio de Doltso. Foto: Turismo de Grecia.

La capital de los hongos

Grevená está considerada la capital de los hongos y las setas de Grecia. Casi toda la gastronomía local gira en torno a estos organismos que crecen en sus bosques, y que tienen su cenit a fines de agosto, cuando se realiza un festival de cuatro días donde se pueden probar toda clase de platos con trufas, trompetas y otras variedades.

El museo de los hongos de Grevena presenta más de 1.300 especies de este organismo que crece al lado de los robles

Allí se encuentra un museo que tiene un muestrario de 1.300 especies de hongos, que la mayoría crece al pie de los robles.

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El puente de piedra de Grevenà. Foto: Turismo de Grecia.

Pueblos y monasterios

En las montañas de los alrededores se pueden visitar antiguos monasterios ortodoxos, a los que se llegan tras pasar por pequeños puentes de piedra y cerros desde los que caen cascadas, como las que se ven en el Parque Nacional Valia Calda, uno de los destinos más magnéticos para los amantes del senderismo.

El pueblo de Kozani destaca por sus calles empedradas con mansiones del siglo XVIII, en donde el pasado persiste en sus iglesias y en la biblioteca y museo de Kovedareios, que atesora libros con más de 200 años de existencia, y que es señalado como el segundo centro más importante de publicaciones antiguas.

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Cascadas en el Parque Nacional Valia Calda. Foto: Turismo de Grecia

Cruzando el puente del lago Polyfytos se llega a Servia, un pueblo rodeado por los restos de una muralla bizantina. No muy lejos se encuentra el geoparque de Boucharia, donde es posible caminar por pasarelas por una depresión natural rodeada de caprichosas formas pétreas.

La región es productora de un azafrán de gran calidad, que se usa en las preparaciones locales que hay que descubrir en los pueblos de Macedonia Oriental.

a.
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