Lubeca: la Venecia báltica de ladrillo rojo

Próspera y elegante, Lubeca es una ciudad plagada de canales, pero también de iglesias góticas, museos, calles comerciales y muy buen ambiente

En la región alemana de Schleswig Holstein, junto al mar Báltico, se alza la hermosa Lubeca. Su imponente infraestructura portuaria, que hizo de ella la indiscutible capital de la Liga Hanseática, los canales que cruzan el río Trave, su atmósfera medieval, monumentos históricos como la Puerta de Holsten y contrastes como los que dibujan la iglesia Marienkirche y el Centro de la Música y de Congresos (MuK) determinan su maravilloso paisaje urbano.

Reina de todas las ciudades de la Hansa -no en vano Lubeca inspiró la fundación de al menos 100 ciudades alrededor del mar Báltico- durante muchos siglos, su fue símbolo de libertad, pero también imagen del pujante comercio que significó esta organización establecida por las ciudades del norte de Alemania y que dominó la actividad comercial en el norte de Europa entre los siglos XIII y XV.

Fundada en 1143, se considera a Lubeca la primera ciudad occidental de la costa del mar Báltico

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Volando desde Madrid a Hamburgo y luego tomando un tren que tarda alrededor de una hora, se llega muy fácilmente a Lubeca, también conocida como “la primera ciudad en la costa occidental del Mar Báltico”.

El ladrillo rojo es tiÌpico de la arquitectura de Lubeca. Foto Turismo de Alemania.

El ladrillo rojo es tiÌpico de la arquitectura de Lubeca. Foto: Turismo de Alemania.

Una vez allí, y justo detrás de la estación, la pastelería Balzac Coffee es una buena toma de contacto. Además de una amplia variedad de dulces típicos y excelente pan alemán es un buen sitio para probar los deliciosos mazapanes que tanta fama han dado a la ciudad.

Aunque, ciertamente, lo mejor es degustarlos en la famosa cafetería Niederegger (enfrente del ayuntamiento), por su variedad, y porque además, en su interior, encierra un pequeño museo que cuenta la historia de este antiquísimo dulce que en Lubeca es todo un reclamo turístico.

En la cafeteriÌa  Niederegger se comen exquisitos mazapanes. Foto: Niederegger.

En la cafeteriÌa Niederegger se comen exquisitos mazapanes.Foto: Niederegger.

Puppenbrucke, Holstentor y Salzspeicher

Dando un paseo en dirección al Altstadt (casco antiguo), cruzaremos inmediatamente por uno de los símbolos de la ciudad, el Puppenbrucke, el primer puente de la ciudad hanseática, primero construido en madera y luego en piedra y decorado con hermosas estatuas.

Holstentor, una de las impresionantes puertas que guardaban la ciudad vieja, es también un símbolo de Lubeca

Desde este punto ya divisaremos el Holstentor, una de las bellísimas puertas antiguas que dan acceso a la ciudad vieja. Está construida de ladrillo rojo en estilo gótico báltico e incluye un interesante museo sobre la ciudad, además de ser uno de los grandes símbolos de Lubeca.

En las inmediaciones también se pueden visitar los almacenes de sal (Salzspeicher), situados en cuatro grandes edificios de ladrillo rojo, donde se almacenaba la sal necesaria para la conservación de los famosos arenques de los mares del norte.

Puerta de Holstentor. Foto Turismo de Alemania.

Puerta de Holstentor y almacenes de sal. Foto: Turismo de Alemania.

Marienkirche

Adentrándonos cada vez más en el casco antiguo, Patrimonio de la Humanidad desde 1987, giraremos a la izquierda en Schlüsselbuden y, después de unos metros, hallaremos la iglesia más famosa de la ciudad: Marienkirche, la tercera más grande de Alemania y también ejemplo de arquitectura del norte en ladrillo.

No hay que perderse la estatua del simpático demonio a un lado del edificio, vinculada a una leyenda según la cual el mismo ayudó durante la construcción de la iglesia porque estaba convencido de que era una posada.

Ayuntamiento y torres de Marienkirche. Foto Jens Junge Pixabay

Ayuntamiento y torres de Marienkirche. Foto: Jens Junge | Pixabay.

Dos Premios Nobel

Justo a las afueras de la Marienkirche, con vistas a la calle Mengstraße, está Buddenbrookhaus, un museo ubicado en un edificio rococó de 1758 y dedicado al escritor Thomas Mann. Y es que en Lubeca nació el escritor, Premio Nobel de Literatura en 1929, y justamente en este edificio residió con su familia.

Por otra parte, en el 21 de Glockengießerstraße podremos ver la Günter Grass Haus, la casa-museo de otro gran Premio Nobel de Literatura en 1999, Günter Grass, nacido también en Lubeca y autor, entre otras, de la maravillosa novela ‘El Tambor de Hojalata’.

La casa del escritor Thomas Mann es uno de los museos maÌs visitados. Foto Buddenbrookhaus

La casa del escritor Thomas Mann es uno de los museos maÌs visitados. Foto: Buddenbrookhaus.

Entre codillo y sándwich de pescado

Si aprieta el hambre, podemos hacer un inciso en Nordsee Lübeck Breite Straße, en Breite Str., donde se sirven excelentes sándwiches rellenos de pescado del Mar del Norte y deliciosas ensaladas con pescados y mariscos, todo a precios moderados.

Si queremos probar un buen codillo debemos dirigirnos a Paulaner am Dom, cerca de la catedral

Si somos sibaritas, pondremos rumbo a Königstraße para deleitarnos en el restaurante Die Zimberei, donde hay que pedir el Buddenbrook Menü, creado para homenajear y dar a conocer algunos de los platos que aparecen citados en la extraordinaria novela ‘Los Buddenbrook’ de Thomas Mann.

Los amantes de las cervecerías típicas alemanas deben encaminarse hacia Paulaner am Dom, no lejos de la catedral, donde sirven un jugoso codillo de cerdo recién horneado que se puede compartir con una de las marcas cerveceras más famosas de Alemania.

Burgtor es otra de las puertas de la ciudad. Foto Sofie Layla Thal Pixabay

Burgtor es otra de las puertas de la ciudad. Foto: Sofie Layla Thal | Pixabay.

Hitos arquitectónicos

Continuando con la caminata, podremos admirar la Plaza del Mercado y la fachada del Teatro Lübeck, para luego dirigirnos hacia el Heiligen-Geist-Hospital, una de las instituciones sociales más antiguas de Europa (siglo XIII). Hospital para pobres y enfermos, hoy es posible visitar algunas de sus alas, cuyas paredes están decoradas con hermosos frescos.

Después, podemos dirigirnos a otra de las puertas de la ciudad, el Burgtor, muy cerca del río y dar un paseo por las calles y los edificios históricos de la ciudad. Si giramos ahora a la izquierda, llegaremos hasta el Museo Europeo de la Liga Hanseática, que reconstruye con modernas herramientas multimedia la vida en la era medieval de Lubeca.

Cerca del Drechbrucke, a 450 metros del museo, salen barcos para realizar un pequeño crucero por el río Trave. En completa relajación, tendremos la oportunidad de navegar por los canales fluviales y observar apaciblemente la ciudad desde el río.

El Museo de la Hansa. Foto Turismo de Alemania.

El Museo de la Liga Hanseática. Foto: Turismo de Alemania.

También la cercana Catedral de Lubeca, que se refleja en el río, merece ser visitada. En la parte sur de la isla de la ciudad vieja, comenzó a construirse en 1173 y luce majestuoso gracias a sus campanarios gemelos distinguidos entre los más altos de Europa.

Otras importantes iglesias son el convento del siglo XIV de Santa Catalina (Katharinenkirche), la  iglesia de Santiago (Jakobikirche), la de St. Petri (San Pedro)  y la pequeña iglesia de San Egidio (Aegidienkirche).

Hüxstraße y Fleischhauerstraße son dos animadas calles perfectas para hacer compras y tomar algo en sus encantadores bares y restaurantes

Por último, hay que darse una vuelta por St-Annen-Straße, donde tendremos la oportunidad de ver hermosos edificios y también la sinagoga. A unos 700 metros, se encuentra la plaza central y el Rathaus, el ayuntamiento de Lubeca.

De compras

Vale la pena visitar las calles Hüxstraße y Fleischhauerstraße. Con sus edificios antiguos y su sugerente oferta de pequeñas tiendas, son los distritos comerciales más atractivos de la ciudad, llenos de exclusivas boutiques, galerías y librerías, así como restaurantes y cafeterías con jardines.

Las bulliciosas calles Hüxstraße y Fleischhauerstraße son idoÌneas para ir de compras. Fotos www.die huexstrasse.de

Las bulliciosas calles Hüxstraße y Fleischhauerstraße son idoÌneas para ir de compras. Foto: Die Huexstrasse.

Hay que entrar en H. P. Krützfeld – Fisch & Delikatessen, establecido hace más de 50 años, donde se toma el mejor pescado y marisco, además de excelentes cervezas alemanas.

Muy sugestiva la sostenible tienda Mechanikus, en la que arreglan relojes, se compran y se venden juguetes históricos, modelos de máquinas de vapor y hasta móviles antiguos. También la Galería Koch-Westenhoff, con pinturas, acuarelas, gráficos y esculturas del estilo modernista clásico, así como obras creadas por artistas contemporáneos.

Para finalizar un agradable itinerario por Lubeca, nada mejor que entrar en el Kaffee Haus Lübeck, un establecimiento en el que se vive el café con compromiso y pasión. Sus propietarios lo compran a un precio justo a pequeños agricultores de todo el mundo y hacen de él, probablemente, el más delicioso café de la ciudad.

En el Kaffee Haus Lübeck,  se vive el cafeÌ con compromiso y pasioÌn .Foto Kaffee Haus Lübeck

Un lugar perfecto para probar un café hecho con compromiso y pasioÌn. Foto: Kaffee Haus Lübeck.

 

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