Los Reyes lanzan una hospedería rural a la fama

Hace unos días, los Reyes de España, en visita oficial a Castilla-La Mancha, decidieron hacer una pausa privada para almorzar y descansar. El establecimiento elegido fue la Hospedería Santa Elena, enclavada en la plaza mayor del San Carlos del Valle, un pueblo planificado precisamente por la ilustración borbónica. 

Esa misma mañana, desde Protocolo de Casa Real llamaron a la Hospedería Santa Elena para reservar mesa y algunas habitaciones; también, al alcalde de la localidad, José Torres Morales, para avisarle de la inesperada visita.

A 25 euros por cabeza

Felipe y Letizia llegaron con sus acompañantes sobre las 14,30 horas. En ese momento, en el restaurante sólo se encontraban una docena de comensales habituales y dos turistas. La reina solicitó su almuerzo (parrillada de verduras, pata de pulpo a la brasa y surtido de frutas) y se subió rápidamente a una de las nueve habitaciones a descansar. 

El rey y su comitiva, formada por 8 personas, se lo tomaron con más calma. Estudiaron la carta y el menú del día, y decidieron probar un poco de todo. Como nos explica su director, Francisco Navarrete, «de primero pidieron varios entrantes: revuelto de morcilla con piñones y huevo, pulpo a la brasa con mahonesa de albariño, parrillada de verduras y quesos variados. Como segundo plato y principal, unos eligieron pisto con huevo y, otros, migas. Salieron a unos 25 euros por cabeza».

Con vinos de Valdepeñas

Es decir, optaron por platos muy tradicionales, teniendo en cuenta que el restaurante es el único de la zona que cuenta con exquisitas sugerencias ‘gourmet’, como consomé de ostras, raviolis de calabacín rellenos de corzo, rack de cordero lechal confitado con espuma de queso manchego,  pintada rellena de foie y pasas con crujiente de aceitunas, o dados de cochinillo a baja temperatura con esferificación inversa de compota de manzana y frutos rojos.

Para beber, el grupo escogió vinos tintos de Hacienda La Princesa (Valdepeñas), en sus variedades Sucunza y Debir de Gala. «Casualmente, los bodegueros se encontraban en el restaurante. Antonio López y César Ruiz, el director comercial y el enólogo, que se empeñaron en invitarles a los caldos. Al terminar de comer, el rey se acercó a saludarles y agradecerles el gesto», prosigue Francisco Navarrete.

Caché y publicidad 

El chef y propietario de la hospedería, Luis Arroyo, que también fue felicitado por las suculentas viandas, nos comenta ahora que desde ese día están notando más afluencia de comensales. «De todas formas, ya teníamos una clientela bastante extensa. Antes de que vinieran los reyes, sobre todo los fines de semana, hacía falta reservar con semanas de antelación».

Pero también reconoce que «nos ha venido muy bien la visita de sus majestades a la hora de darnos caché y publicidad. Para cualquier hostelero es un sueño contar con su imagen en el local». Y añade que la fama no se les ha subido a la cabeza: «No vamos a cambiar. Sólo llevamos 16 meses abiertos y seguiremos trabajando de la misma forma en que lo hemos hecho hasta ahora».

a.
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