Parecen marcianos, pero estos destinos están en el planeta Tierra

De las Bárdenas Reales a los desiertos de Wadi Rum y San Pedro de Atacama pasando por Karijini en Australia y Sesriem en Namibia, recorremos los paisajes más marcianos de la Tierra

Hótel Laxá, Islandia. Foto: Booking.com

Aunque el Perseverance ha llegado con éxito, aún falta tiempo para que los primeros turistas espaciales puedan pasar una temporada en Marte. Sin embargo, hay diferentes maneras de experimentar la vida en el planeta vecino. No nos referimos a apps de realidad aumentada ni a sofisticados asentamientos que tratan de emular las hostiles condiciones de vida de vida extraterrestres -uno de ellos, por cierto, en Cantabria-: no hace falta salir de la Tierra para encontrar paisajes tan increíbles en los que sentirnos transportados a Marte y, eso sí, sin despegar un pie de nuestro propio planeta.

Bárdenas Reales, Navarra

Comenzando por los destinos más próximos -que serán además los más accesibles cuando podamos volver a viajar con alguna normalidad-, dirigimos la vista a Navarra para explorar las Bárdenas Reales.

Este peculiar parque Natural, Reserva de la Biosfera por la Unesco, sorprende con sus caprichosas formas originadas por la erosión de sus suelos de arcillas, yesos y areniscas, que conforman un paisaje semidesértico de 42.000 hectáreas de barrancos, mesetas y cerros que bien podría pertenecer a cualquier otra galaxia.

Bárdenas Reales. Foto: Leyy | Unsplash.

Para completar la experiencia, nada mejor que alojarse en una burbuja como las del Hotel Aire de Bardenas diseñadas por el ingeniero francés Pierre Stephane, con vistas a las Bárdenas Reales y garantía de un inmenso cielo estrellado.

Desierto de Monegros, Aragón

De Navarra nos trasladamos a Aragón para perdernos, en pleno valle del Ebro, en uno de los paisajes desérticos más impactantes del España: Monegros. Especialmente atractivo al atardecer, donde adquiere tintes casi irreales, estepas, muelas, barrancos y saladas se conjugan con vistosas chimeneas de hadas en una singularísima y accidentada geografía.

El hotel Cueva Tardienta Monegros esstá entre los mejor valorados por los usuarios de Booking.com como el aliado perfecto para una estancia casi casi extraterrestre.

Wadi Rum, Jordán

No esperes encontrar un mar de dunas ondulantes en el magnético desierto de Wadi Rum (Jordania). Más bien un paisaje de espectaculares montañas de arenisca y basalto que sobresalen de un suelo arenoso de intensas tonalidades rojizas.

Wadi Rum. Foto: Juli Kosolapova | Unsplash.

Denominado también el ‘Valle de la Luna’ y popularizado en Occidente especialmente por Lawrence de Arabia, cuenta con más de 775 km2 plagados de formaciones rocosas, cráteres prehistóricos y obras de arte rupestre cubiertos por la noche por un impresionante cielo estrellado. No hay como pasar una noche en el desierto, por ejemplo en Desert Mars Tours, Wadi Rum, para vivir lo más parecido a una estancia en Marte.

Karijini, Australia

Ubicado al oeste de Australia, las formaciones rojizas que rozan los paisajes extraterrestres son también la característica del parque Nacional de Karinjini. Con unos 2.000 millones de años de historia, su paisaje se compone de gargantas y cuevas, pozas y cascadas de agua cristalina y algunas de las rocas más antiguas del planeta, que pueden descubrirse a través de una amplia red de senderos, desde los más fáciles a los más desafiantes.

Karijini. Foto: Booking.com.

Para hospedarse existen eco-retiros, algunos de propiedad aborigen en el interior del parque nacional, como Karijini Eco Retreat.

San Pedro de Atacama, Chile

En una vasta extensión de tierra que abarca las regiones chilenas de regiones de Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta, Atacama y el norte de la de Coquimbo, el desierto de Atacama es posiblemente uno de los lugares más fascinantes de la tierra. Quienes busquen réplicas de paisajes extraterrestres encontrarán aquí sus propios Valles de la Luna y de Marte plagados de extrañas formaciones rocosas, dunas y cambiantes colores.

Salares, géiseres y lagunas de un intenso color azul suman atractivos a la ecuación y dibujan un paisaje tan dramático como el que nos envía el rover de la NASA en sus primeras impresiones de Marte.

Desierto de Atacama. Foto: Danilo Alvesd | Unsplash.

Justo en el desierto de San Pedro de Atacama es posible alojarse en lugares como Planeta Atacama Lodge.

Moab, EE UU

En el estado de Utah, Moab es el hogar de algunos de los paisajes dominados por rocas rojas más impresionantes si no del sistema solar, sí al menos de la Tierra: Arches National Park y Canyonlands National Park. Más de 2.000 arcos de piedra natural, producto únicamente de la erosión, y kilómetros de cañones horadados por el río Colorado que resplandecen en tonos rojos son sus principales iconos.

Por si hacía falta algún otro atractivo, se han descubierto huellas de dinosaurios en el cercano Bull Canyon Overlook y en Copper Ridge.

Delicate Arch Utah, Moab, EE UU. Foto: Unsplash.

Con vistas a la montaña y al río Colorado, Sorrel River Ranch Resort & Spaes una muy buena opción para establecer el ‘campamento base’.

Myvatn, Islandia

Por su ubicación y su intensa actividad volcánica, Islandia es por derecho propio una tierra de hielo y fuego con paisajes que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. En torno al lago Myvatn, al este de Akurey, se despliegan algunos de sus rincones más fascinantes, con cráteres, cuevas de lava y manantiales de aguas lechosas y temperaturas que rondan los 28º durante todo el año, aunque en algunos pueden alcanzar los 70º.

Myvatn, Islandia. Foto: Matt Palmer | Unsplash.

A solo 2 km del lago Mývatn y alejado de cualquier mundanal ruido, el Hótel Laxá se funde con el paisaje para una inmersión total en la naturaleza islandesa.

Sesriem, Namibia

Situado en el desierto de Namib, en el Parque Nacional Naukluft de Namibia, Sesriem es un pequeño asentamiento cerca del extremo sur de las Montañas Naukluft que se conoce especialmente por la ‘Puerta de Sesriem’, el principal punto de acceso al parque con vistas al sorprendente Sossusvlei, un salar rodeado de dunas rojas.

El poderoso río Tsauchab talló también en este lugar, durante millones de años, un desfiladero natural, el cañón de Sesriem, de alrededor de un km de longitud y hasta 30 metros de profundidad en su parte más honda por el que se puede pasear.

Sesriem, Namibia. Foto: Dimitri Simon | Unsplash.

A solo 22 km nos espera un alojamiento igualmente único, una suerte de oasis enclavado en la arena de original construcción: Le Mirage Resort and Spa.

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