Los japoneses se rebelan contra la «polución turística»

Los japoneses no logran adaptarse al boom turístico con el que el país consiguió 28 millones de visitantes en 2017

El boom turístico en Japón ha expuesto a los japoneses a una sensación que no conocían: la fobia a los turistas, o a lo que ellos llaman «polución turística» (kankÅ kÅgai en su idioma).

Los 28 millones de viajeros que visitaron Japón en 2017 dilataron la economía, pero las reacciones negativas a la oleada masiva de huéspedes también echan raíces entre los nipones.

La imposibilidad de utilizar el transporte público por estar repleto de turistas, los restaurantes siempre llenos por las recomendaciones en las redes sociales, la acumulación del ruido y la poca consideración de los visitantes que comen en la calle molestan a los japoneses.

La prensa del Japón ha hecho eco de esta situación y suele poner como ejemplo el malestar de los vecinos de Kioto, una ciudad que aumentó considerablemente su número de visitantes en los últimos años.

Muchos japoneses demandan que el turismo se expanda fuera de Kioto, Tokio y Fuji

Otra queja recurrente es que las autoridades han enfocado sus esfuerzos en atraer turismo a las ciudades tradicionales, como Kioto, Tokio, Monte FujiHokkaidÅ, dejando de lado otras comunidades turísticas que, de seguir así, dejarían de existir, según los vecinos y empresarios.

Un artículo del diario Japan Times recuerda que el gobierno implementará un impuesto de salida de 1.000 yuanes (unos 130 euros) al mismo tiempo que tiene el plan de legalizar las apuestas en los casinos para atraer más turistas. El objetivo es conseguir 40 millones en 2020.

Recientemente, el comediante japonés Takeshi Kitano hizo unos comentarios que calaron profundo en la sociedad nipona. Dijo que Japón había sacrificado su integridad cultural para ganar más dinero, acusando al turismo de asaltar el espíritu de la nación.

‘Japan Times’: «El gobierno alienta el turismo chino sin intentar contrarrestar activamente la percepción pública del turismo»

Sin embargo, esta noción anti-turismo que crece en Japón puede ser también reflejo de una suerte de xenofobia, en el tanto más del 80% de sus turistas son de China, un vecino con el que históricamente han existido diferencias culturales.

El Japan Times señala que «el hecho de que el gobierno aliente el turismo chino –la legalización de los casinos se basa en la esperanza de traer más jugadores del continente– sin intentar contrarrestar activamente esta percepción pública agrega sustancia a la observación cínica de Kitano».

Lo cierto es que Japón no está logrando adaptarse a un boom que ni siquiera ha alcanzado su máximo potencial, y las autoridades de momento hacen caso omiso a quienes se sienten amenazados por las hordas de visitantes fuera de sus casas.

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