Londres expulsa a los clásicos autobuses rojos de sus calles

Los antiguos buses de dos pisos no podrán circular por el distrito de Westminster, que busca reducir la contaminación de sus calles

La alta contaminación de Londres condena a la desaparición a los clásicos autobuses rojos. Estos vehículos no podrá circular por el distrito de Westminster, en el corazón comercial y turístico de la capital británica, una medida que forma parte de diversas acciones para mejorar la calidad del aire en la ciudad.

Es cierto que el número de buses rojos de dos plantas había disminuido en las últimas décadas, pero los sobrevivientes eran un reclamo habitual de los turistas que aprovechaban para subir y realizar algunas fotografías, aún a costa de la incomodidad de sus asientos.

Guerra contra la contaminación

Londres “está en guerra contra la contaminación atmosférica”, dijo Chris Hayward, presidente de la corporación pública de transportes al Financial Times. La ciudad tiene unos niveles de emisiones comparables a los de las ciudades más pobladas de China o India, y cada año miles de niños mueren de enfermedades prematuras relacionadas con la polución.

El Ayuntamiento aspira que para el 2041 el 80% de los traslados en Londres sean a pie, en bicicleta o en transporte público.

Para ello el programa Walking Action Plan, presentado por el alcalde Sadiq Khan, prevé una inversión de 2.400 millones de euros que se destinarán a reacondicionar calles y aceras, a mejorar la señalización y a optimizar la red de transporte público.

El centro de Londres libre de emisiones

El distrito de Westminster pretende que por sus calles, como la famosa y concurrida Oxford Street, sólo circulen buses híbridos o eléctricos, modelos que no emitan gases como dióxido de carbono.

La corporación de la City de Londres aspira que en cinco años la zona sea declarada libre de emisiones

Esta medida llega al día siguiente de que la corporación de la City de Londres, el corazón financiero de la ciudad, anunciara su plan para que en el 2022 la zona sea declarada libre de emisiones.

Uno de los proyectos del Ayuntamiento era que Oxford Street sea una zona peatonal, medida que busca dos objetivos: reducir el tránsito vehicular y revitalizar el comercio, que es golpeado por la aparición de nuevos centros comerciales y la expansión de las compras por internet, informa Expansión.

Menos coches, más peatones

El distrito de Westminster rechazó la idea de que esa emblemática calle sea peatonal, pero lanzó una contrapropuesta para reducir la circulación y abrir carriles para bicicletas, iniciativa que costará unos 150 millones de euros y que se aplicará durante tres años.

Además de expulsar a los autobuses rojos, se eliminarán las paradas para construir calles más amplias, mientras que la circulación de automóviles –limitada a 30 km/h- podría prohibirse desde el mediodía hasta la tarde, cuando el número de peatones es mayor. Los taxis también podrían sufrir restricciones similares.

La circulación de coches por el centro de Londres se podría prohibir entre el mediodía y la tarde

También se contempla que la futura línea de ferrocarril Sterling tenga una parada en la zona, lo que sumaría 60 millones de personas adicionales a las 200 millones que cada año circulan por el lugar. Este proyecto ferroviario calcula una inversión de 1.700 millones de euros.

La mayor arteria comercial

Oxford Street se convertiría en una especie de plaza gigante, para promover una mayor circulación de peatones. Más de 600.000 personas pasean por esta calle cada día, un 30% de ellos extranjeros.

Es uno de los mercados laborales más grandes de Londres, con 155.000 ingleses empleados en el distrito y las ventas minoristas anuales en Oxford Street, Regent Street y Bond Street. Cada año genera un volumen económico de 5.660 millones de euros.

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