Litomysl: cervezas, arte, música y viajes en el tiempo en la República Checa

Desde pintores extravagantes a geniales músicos, pasando por artesanos de la cerveza. Litomysl posee una belleza que atrae a los viajeros y no les deja marchar

Vistas de Litomysl. Foto Upvision – Turismo República Checa

En general, cuando oímos hablar de República Checa, la primera imagen que se forma en nuestra cabeza es la de esa Praga de famosos puentes, señoriales plazas y calles medievales, todo ello dominado por un imponente castillo.

Sin embargo, más allá de su capital, este magnífico país propone al viajero un sinfín de alternativas, entre las que destacan auténticos tesoros que toman la forma de pequeños pueblos plagados de curiosidades, joyas patrimoniales e intensas historias, hallándose rodeados de una naturaleza que te hace conectar con ella.

Es el caso de Litomysl, una población de apenas 10.000 habitantes enclavada en la región de Pardubice, en la comarca histórica checa de Bohemia del Este.

Alrededores del castillo. Foto Mark BBDO – Turismo República Checa

Estar como en casa lejos de casa

Pasé un par de días en este apacible lugar y lo cierto es que no me habría importado quedarme a vivir una temporada. Y es que Litomysl es uno de esos sitios en los que te sientes relajado y como en casa nada más llegar.

Quizás eso es lo que también sintió el afamado grafista, pintor, ilustrador, escultor y escritor – un auténtico hombre del Renacimiento –, Josef Váchal, al visitar la población a principio de los años 20 del siglo pasado.

Litomysl es uno de esos sitios en los que te sientes relajado y como en casa nada más llegar.

Váchal acudió a la llamada de un amigo y admirador Josef Portman, quien tenía la idea de crear un museo dedicado a su figura. Para ello, le pidió que pintara las paredes de las estancias de una casa. Así lo hizo Váchal, creando unos murales de vívidos colores y extraños personajes, en los que había una mezcla de creencias demoníacas, cristianas, asiáticas y místicas.

Interior del museo Portoneum. Foto Mark BBDO – Turismo República Checa

La tradición cervercera

Tras muchas vicisitudes, un incendio y varias disputas, el museo vio la luz en 1993, bajo el nombre de Portmoneum.

Debo reconocer que el lugar tiene algo de asfixiante (todas las paredes están totalmente cubiertas por dibujos) y tenebroso, por lo que después de visitarlo necesité aliviar mi espíritu con unas buenas cervezas checas artesanales.

Para ello acudimos a la microdestilería de cervezas que poseen en el restaurante Veselka. Allí, el bueno de Andrej, un gigante barbudo de casi dos metros de altura, nos explicó, pacientemente, el complejo y cuidado procedimiento artesanal con el que creaban sus cuatro variedades de cerveza, todas ellas con más de 8% de alcohol.

Después, pasamos a las mesas de la terraza del restaurante, donde probamos todas las cervezas acompañadas de algunos embutidos checos en un precioso y agradable atardecer del verano checo.

Cervezas del restaurante Veselka

Huellas medievales en la plaza de Smetana

El día siguiente lo comenzamos recorriendo la porticada plaza medieval de Smetana, que con sus casi 500 metros de largo es, según me contaron, la más alargada del país.

Habíamos accedido a ella recorriendo las laberínticas callejuelas empedradas del casco histórico de la ciudad. En una de ellas, la calle Vachalova, recordamos de nuevo a Váchal al ver esgrafiadas en las paredes algunas escenas de su ‘Novela Sangrienta’ (1924), uno de sus mayores éxitos.

Pero ese arte se vio enseguida abrumado por la gran belleza que desprendía la plaza de Smetana.

Las fachadas de las casas renacentistas que se asoman a ella están pintadas en distintos colores alegres. Originalmente, esas viviendas fueron construidas en madera, pero a fuerza de sufrir varios terribles incendios, fueron sustituidas por edificaciones de piedra.

Plaza de Litomysl. Foto Turismo República Checa

Una de las más emblemáticas es la Casas de los Caballeros (U Rytiru) – en el número 62 – y, junto a ella, el Nuevo Ayuntamiento, levantado en estilo barroco a finales del siglo XVIII. Es, precisamente su predecesor, el Viejo Ayuntamiento, el edificio que parte esta plaza curvada en dos. Construido en 1418, posee una imponente torre con un reloj astronómico, que fue añadido en 1907.

Las fachadas de las casas renacentistas de la plaza de Smetana están pintadas en distintos colores alegres

La mejor manera de admirar esta plaza es paseando por ella, pero podrás gozar de la mejor perspectiva posible desde la terraza del hotel Zlatá Hvezda, un cuatro estrellas con aire retro que bien puede ser tu base para descubrir el pueblo.

El castillo de Litomysl

Otro de los lugares en alto que ofrecen una panorámica envidiable de Litomysl es la azotea de la Iglesia del Encuentro de la Cruz Sagrada.

Desde allí, se divisa perfectamente la silueta de la que sería nuestra siguiente visita: el castillo-palacio de Litomysl.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, el castillo de Litomysl es un ejemplo excepcional de una residencia de campo renacentista porticada, un tipo de estructura inventada por primera vez en Italia.

Castillo de Litomysl. Foto Bezdek – Turismo República Checa

Situado en un importante cruce de comunicaciones en la ruta principal entre Bohemia y Moravia, la función original del castillo era la de protección, pero acabó siendo un auténtico palacio cortesano, en el que sus inquilinos bailaban, comían, reían e intrigaban a partes iguales.

La mayor parte de la edificación se completó en 1580, realizándose algunas modificaciones, ya en estilo Barroco, entre 1792 y 1796.

Aires barrocos

Recorrimos gran parte de su interior, dividido en cuatro alas y tres pisos. Así, descubrimos salones de baile, comedores, dormitorios y despachos, todos profusamente decorados con cuadros, lámparas, alfombras y un cuidado y rico mobiliario de la época.

Sin embargo, lo que hacía que realmente tuvieras la sensación de haber entrado en una máquina del tiempo era que en las mesas de las salas de recepción, los pasteles seguían junto a las tazas de café y té, como esperando a que se reanudase una conversación interrumpida unos 400 años atrás.

Patio interior del castillo de Litomysl. Foto Turismo Republica Checa

En el comedor, las alargadas mesas de roble presentaban, perfectamente dispuestos, los cubiertos, platos y viandas listas para ser servidas. A todo ello se le añadían unos maniquíes ataviados con trajes de la época, creando una atmósfera de gran realismo y, también, un poco inquietante.

El lugar más fascinante del castillo es su bellísimo teatro barroco, construido en las reformas de finales del XVIII

El lugar más fascinante del castillo es su bellísimo teatro barroco. Construido en las reformas de finales del XVIII, es muy acogedor y tanto sus bellos frescos como el escenario y las butacas del auditorio están en un estado que invitan a ordenar que empiece la función en ese mismo momento.

Música de ayer y hoy

En el mismo recinto del castillo, recorrimos los jardines franceses e ingleses para descubrir sus otros edificios anexos, entre los que destaca la casa donde nació Bedřich Smetana, uno de los más grandes compositores checos de todos los tiempos. La casa se ha transformado en un pequeño museo dedicado a la figura del músico.

Muy distinta a la que componía Smetana era la música que escuchábamos, unas horas más tarde, en el Kotelna, una maravillosa mezcla entre sala de conciertos, hangar, bar de la Europa del Este de los años 80 y discoteca.

Una banda de rock checo, cervezas caseras y un público de todas las edades que no dejaban de mirarnos con esa inequívoca expresión de “¿Qué harán estos extranjeros aquí?” pusieron un maravilloso punto y final a un fin de semana inolvidable.

a.
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