Las ciudades europeas de la geometría perfecta

En diversos rincones de Europa se despliegan ciudadelas construidas dentro de fortalezas, complejos sistemas de defensa con diseño de estrella que conservan su forma única

El trazado simétrico de Palmanova. Foto Wallhere

En diferentes puntos de Europa, desde las alturas, se divisan pequeñas villas con forma de estrella. O de copo de nieve, si se prefiere. Son las ciudades fortificadas que crecieron entre los siglos XVI y XVII, que con su geométrico diseño podían resistir los ataques de las fuerzas enemigas con más eficacia que los antiguos castillos medievales.

La llegada de la pólvora acompañó la caída de la Edad Media y la llegada de la Edad Moderna, desde que los inexpugnables muros de Constantinopla cayeron bajo el asedio otomano.

El avance de los sistemas de defensa

La incorporación de la artillería obligó a los ingenieros militares a buscar nuevas formas de defensa, y entre los avances llegó el concepto del fuerte con forma de estrella.

Así surgió en el siglo XV la traza italiana (que ese país se conoció como fortificación moderna), que consiste en estructuras de menor altura y formas poligonales, con bastiones desplegados en diseños triangulares, lo que permitía que no haya ángulos muertos para la artillería de defensa.

La traza italiana, de muros más bajos y con un trazado de estrella, permitía que no haya ángulos muertos para la artillería de los defensores

Dicho de otra forma: si la infantería enemiga pensaba asaltar los muros se iban a encontrar con una trampa de fuego cruzado, misión que se complicaba cuando los ingenieros adosaban fosos u otros elementos de defensa.

Semilla de nuevas ciudades

Este diseño se aplicó a muchos fuertes nuevos, o que rodearon a antiguos castillos y la villa que lo acompañaba.

Pero en otros casos se trata de ciudades-fortalezas creadas desde cero. En su concepción, además de las ideas militares, estuvieron las filosofías utópicas que el Renacimiento rescató de la Grecia clásica.

Aunque en la práctica, como pasó con Palmanova, había pocos interesados en participar voluntariamente de estos experimentos urbanos.

Vista aérea de Zamosc, en Polonia

Auge y caída

Estas ciudades fortificadas fueron huesos duros de roer durante los conflictos que sacudieron a Europa, como la Guerra de los Treinta Años o en la revuelta de los Países Bajos.

Pero con el avance de la tecnología y el mayor poder de fuego de la artillería este concepto militar quedó en desuso.

Silenciados los cañones, muchas de estas ciudades sobrevivieron como puntos turísticos, gracias a que su trazado urbano, de diseños geométricos en muchos casos, se ha mantenido inalterable.

Vista aérea de Naarden, en los Países Bajos

Aunque es necesario un dron o un globo para poder contemplar la belleza de su estructura, también podemos cruzar las murallas de estas villas y descubrir su encanto que resistió el paso de los siglos y el azote de las guerras.

Palmanova (Italia)

Habíamos dicho que esta ciudad de Italia había nacido sin fervor popular. Fue fundada por la República de Venecia en 1593 para defender la región del Friuli de las incursiones otomanas y de las avanzadas expansionistas del archiduque de Austria.

El trazado simétrico de Palmanova. Foto Wallhere2
El trazado simétrico de Palmanova. Foto Wallup.net

Palmanova fue concebida como una máquina de guerra: el número de baluartes y la longitud de los lados se establecieron de acuerdo con el alcance de los cañones de la época.

Cuando se fundó Palmanova el gobierno de Venecia tuvo que ofrecer la libertad y propiedades a presos porque nadie quería habitarla

Desde su plaza central se expanden, de forma radial, las calles en un despliegue de anillos concéntricos, rodeado de un doble perímetro defensivo, ahora recubierto de vegetación.

Sin interesados en poblarla

Cuando el gobierno veneciano buscó voluntarios para poblar Palmanova, nadie quería vivir en un pueblo que podría quedar en primera línea de una guerra.

Plaza de Palmanova. Foto Wikipedia

Al final La Serenísima ofreció a un buen número de prisioneros el indulto y un título de propiedad si aceptaban mudarse. Y así nació la ciudad.

Naarden (Países Bajos)

Los Países Bajos tiene varios ejemplos de ciudades fortificadas, como Bourtange, Naarden, Brielle, Willemstad y Heusden.

Detalle del trazado de Naarden visto desde el aire. Foto: Naarden_NL

La nueva ciudad de Naarden surgió tras una masacre: el 1 de diciembre de 1572 las tropas españolas asesinaron a sus habitantes tras su rebelión. Y de paso, tiraron abajo las murallas medievales.

Los ingenieros militares neerlandeses edificaron una nueva villa con la traza italiana, con una serie de mejoras aplicadas a lo largo del siglo XVII.

Desde el aire se distingue claramente la villa rodeada de un perímetro circular, con los baluartes de defensa triangulares que ganan terreno frente a un foso inundado.

Red de defensa acuática

La ciudad formaba parte de la Línea de Agua Holandesa, una red de fuertes y ciudades de 85 kilómetros m de largo y de entre tres y cinco de ancho, que conectaba las ciudades holandesas de Muiden, Utrecht, Vreeswijk y Gorinchem.

Calma provinciana en Aarden. Foto Bert Knottenbeld-Flickr

Bastaba abrir diques y compuertas y que el agua suba unos 40 centímetros que las tropas enemigas apenas podía moverse, pero tampoco había calado suficiente para navegar en barco.

Volviendo a Naarden, para comprender mejor su diseño se puede visitar el Museo de la Fortificación, situado en uno de los bastiones, donde se pueden visitar los pasadizos subterráneos, cuyo recorrido lleva a lo alto del fuerte.

Almeida (Portugal)

No muy lejos de la frontera de Portugal con Salamanca creció una villa que pertenecía al Reino de León, que en 1297 pasó a manos de la corona lusa.

El perímetro defensivo de Almeida nació de la Guerra de Restauración entre Castilla y Portugal en el siglo XVII

En el siglo XVII se edificó la plaza fuerte de Almeida,como parte de las defensas frente a la Guerra de Restauración entre Castilla y Portugal.

Tardaron casi un siglo en construirla, entre 1641 y 1747, y lo inexpugnable de su sistema quedó comprobado en el cerco español de 1762, en la Guerra de los Siete Años.

Vista aérea de Almeida, en Portugal

Su trazado es de un hexágono doble, como una estrella de 12 puntas, con seis baluartes, con un foso de 2,5 kilómetros de extensión y 12 metros de ancho.

Durante su mayor importancia estratégica podía alojar 5.000 soldados y tenía cien cañones, además de casamatas y sectores que resistían con éxito la artillería enemiga.

Actualmente se puede ver con toda claridad los restos de esta fortaleza, que está en excelente estado de conservación, en paseos por el perímetro amurallado y en las ruinas del castillo.

Calles de Almeida. Foto Serge Laroche-Flickr

Murallas dentro, tras cruzar el puente y la puerta doble, se encuentra un encantador pueblo de casas blancas y tejas rojas; con varias iglesias de los siglos XVII y XVIII.

Neuf-Brisach (Francia)

Al mirar a esta pequeña ciudad francesa desde el aire se recuerda a esas monedas chinas con un agujero cuadrado en el centro.

Ubicada en la región de Alsacia, fue diseñada por el ingeniero Sébastien Le Prestre tras la exigencia de Luis XIV de construir una estructura defensiva a lo largo de las fronteras francesas.

Entrada a Neuf-Brisach. Foto Julien Seguinot-Flickr

A pesar de lo imponente que pueda parecer su trazado, sirvió de poco para frenar las incursiones enemigas que llegaron desde las tierras prusianas y germanas.

Desde la central plaza de armas se despliegan las calles en un trazado de cuadrícula, que se expande de manera simétrica hasta la corona de murallas con forma de estrella.

El trazado de Neus Brisach recuerda a una moneda china
El trazado de Neus Brisach recuerda a una moneda china

En su interior se conservan bonitas casas de los siglos XVIII y XIX, así como iglesias como el de San Luis, que como otros templos levantados en las ciudadelas diseñadas por Le Pestre, son de gran tamaño para acoger el fervor religioso de los soldados acantonados.

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