Las mejores rutas en bicicleta por el Delta del Ebro

Las temperaturas más suaves del otoño permiten que los diferentes circuitos en bicicleta entre arrozales, playas y costas del Delta del Ebro se puedan recorrer más relajadamente

Paseando por los senderos arenosos del Delta del Ebro. Foto Tina Bagué – Turismo de Cataluña

Las tierras del Delta del Ebro, esa península del sur de Cataluña que con su forma de martillo se abre paso en el Mediterráneo, es uno de los sitios más buscados por los amantes del cicloturismo

Y hay varias razones. Una de las más importantes es su ausencia de altura. Como todo terreno ganado al mar (si lo sabrán en los Países Bajos) el delta es una planicie donde todo es llano hasta donde alcance la vista; una ventaja orográfica para aquellos que les gusta pasear en bicicleta sin tener que reventar las piernas como a los que prefieren recorrer largas distancias sin cansarse demasiado. 

Otra es la belleza de sus paisajes. Casi todas las tierras se dedican al cultivo del arroz; con pocas excepciones ganaderas, por lo que su geografía son cultivos y más cultivos de este cereal que van cambiando de color en el año.  

Estas semanas, por ejemplo, adquiere un color dorado, que cuando el sol cae al atardecer o en las primeras horas de la mañana convierte a los arrozales en un lienzo de oro. 

La increíble fauna silvestre del Delta del Ebro

Pero no todos son cultivos: en las costas y en lagunas interiores se presentan algunas de las mayores concentraciones de aves, entre endémicas y migratorias, de España. Flamencos, gaviotas, martinetas, cigüeñas y patos son las especies más populares entre las 350 variedades que se pueden encontrar en las 32.000 hectáreas catalogadas como parques naturales. 

El Delta del Ebro cuenta con 32.000 hectáreas de parques naturales donde viven 350 especies de aves, entre endémicas y migratorias

El Delta del Ebro tiene una abundante población de flamencos. Foto Ferran Aguilar – Turismo de Cataluña

Y el último punto, y no menos importante, es su gastronomía. En los pueblos como Deltebre, Poblenou del Ebre, L’Ampolla, Sant Carles de la Rápita y Amposta se encuentran un sinfín de restaurantes especializados no solo en los famosos arroces del Delta del Ebro sino también en preparaciones de la anguila y otras variedades. 

Veamos algunas de las mejores rutas para recorrer el Delta del Ebro en bici 

De L’Ampolla a La Punta del Fangar 

Una de las ventajas de iniciar una ruta desde L’Ampolla es su facilidad de comunicación en tren. O sea, es cuestión de subir la bici a los servicios regionales de Renfe, y desde ahí, empezar a pedalear. 

Un recorrido de naturaleza muy bonito es rodear la bahía del Fangar, en un trayecto de 37 km entre ida y vuelta.  

El primer tramo transcurre por el paseo costero de esta localidad del Baix Ebre y luego se transita por un camino consolidado de arena, aunque en algunos tramos hay que empujar la bicicleta unos metros. 

La zona suele estar poblada de flamencos, lo que le da una imagen única, sazonada con la presencia de pequeñas barcas de pesca. Se pueden ver mejor si se sube a algunos de los miradores que hay en el camino, que del otro lado permiten contemplar las lagunas. 

Faro del Fangar. Foto Candi – Flickr

Tras seguir las indicaciones marcadas en rojo en los pilares de madera se llega al pequeño puerto de Lo Racó, desde donde luego surge un sendero que acerca hasta el faro del Fangar

En bicicleta por arrozales y lagunas 

Los canales de riego y los caminos agrícolas en el Delta del Ebro conforman una trama laberíntica. Es cierto que casi todos están en buenas condiciones de mantenimiento, pero hay dos problemas: uno es que uno se puede meter en propiedades privadas. El otro es que se pueden tomar camino que, al cabo de varios kilómetros, se comprueba que no tienen salida. 

Para evitar problemas lo mejor es ir por los senderos señalizados, como los que están cerca de L’Ampolla. 

Para evitar problemas con los agricultores se sugiere seguir los senderos señalizados que transcurren entre caminos rurales

Esta es una variación de la ruta anterior: desde el chiringuito de la Playa del Arenal surgen dos caminos: el marcado con señales amarillas, llamado ‘Entre lagunas y carrizales’, rodea la Laguna de les Olles; hogar de garcilas, avetorrillos, charranes, garzas, gaviotas, gallinetas y patos que buscan sus presas entre juncos y orugas de mar. Las 54 hectáreas de la laguna cuentan con cuatro miradores para descubrirlas. 

Los caminos bordean los arrozales. Foto Tina Bagué – Turismo de Cataluña

Otra opción es descender un poco más hacia el sur, con las señales de color azul, para pasar por el paraje Lo Canyaret y ver cómo los cultivos del arroz conviven con sectores de vegetación acuática. 

Desde Deltebre a la desembocadura del Ebro 

Deltebre es el núcleo urbano más importante del delta propiamente dicho. Del otro lado del Ebro esta la localidad de Sant Jaume d’Enveja, unida por un moderno puente inaugurado hace 11 años. Antes había que tomar alguna de las balsas que unían las dos costas. 

Paseo por la zona de Riumar, en la desembocadura del Ebro. Foto Turismo de Cataluña

La margen de Deltebre fue reacondicionada para presentar uno de los paseos fluviales más bonitos para ver en bicicleta. 

Una opción es hacer 12 kilómetros hasta la desembocadura del río, donde está la urbanización de Riumar. 

Al regresar, si hay espíritu ciclista, se puede pasar de largo el puente Lo Passador y seguir varios kilómetros más aguas arriba. 

Al terminar el tejido urbano del barrio Jesús y María el trayecto la cinta asfáltica desaparece y el camino transcurre entre cultivos de un lado y los árboles que resguardan al Ebro del otro. Es más agreste pero conocerlo vale la pena. 

Lagunas cercanas al Poblenou del Delta 

Este pueblo es curioso: es un puñado de manzanas con sus casas de una planta de un blanco inmaculado, pero que concentran una docena de restaurantes de buena calidad, algunos recomendados por la guía Michelin como el del hotel L’Agadir, que ofrecen excelentes platos regionales de pescados y arroces. 

A su izquierda y derecha se encuentran varias lagunas, algunas de tamaño considerable, como la de l’Encanyissada y la Tancada, hogar de flamencos y otras aves.  

En el pequeño pueblo de Poblenou del Delta se concentra una docena de restaurantes de buena categoría, especializados en pescados y arroces

Estas se pueden rodear en circuitos que van desde los 14 a los 26 kilómetros, donde hay varios miradores para ver las aves con discreción. 

Camino cerca de Sant Carles de la Rápita. Foto Calafellvalo – Flickr

Desde un extremo de la laguna de La Tancada se puede acceder al delgado istmo de El Trabucador, una delgada lengua de arena que comunica con la Península de la Banya

A un lado están las aguas con sedimentos arenosos del Port del Alfacs, y de otro el mar azul del Mediterráneo, en una zona ventosa pero que tiene su encanto.  

Desde Amposta por el sur del delta 

Esta es una ruta circular de 55 kilómetros que permite tener un panorama bastante completo de Delta del Ebro. El punto de partida es Amposta, y se trata de bordear la margen sur del río hasta Sant Jaume d’Enveja, que tiene un paseo fluvial que no tiene nada que envidiar a los de sus vecinos norteños. 

El paisaje merece detenerse a realizar fotografias. Foto I HQ – Flickr

Desde este pueblo el trayecto sigue por carreteras secundarias y antiguas vías agrícolas como el Camino de Sirga, pasando por el núcleo de Els Muntells hasta tocar las playas de La Platjola y Los Eucaliptos. 

Desde el frente mediterráneo se regresa bordeando la cara norte de las lagunas que rodean al Poblenou del Ebre y llegar hasta Sant Carles de la Ràpita, la villa que está en el extremo sur del delta. 

A partir de aquí, bordeando la carretera comarcal TV-3408 se llega a Amposta. Y se pone punto final a este viaje en bicicleta.

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