Las grandes multinacionales del hotel exprimen Santo Domingo

Intercontinental, Accor y Marriott encuentran el filón a una ciudad caótica y atascada; los ingresos mejoran el 20% y el parque de habitaciones se ha expandido hasta las 4.500. En la sombra, florecen los hoteles boutique.

Santo Domingo es una ciudad permanentemente atascada, esquizofrénica y, por tanto, dual. Su urbanismo es desordenado, sucio, construido en madera y chapa. Espera siempre que sucedan las cosas y así lleva al menos las cuatro últimas décadas. Todavía recuerdan el certamen que mayor proyección dio al municipio. En 1976, Miss Universo celebró la final en la capital dominicana, que pudo mostrar al mundo los detalles de un carácter impregnado por el sosiego y la relativización de aquello que implique futuro.

Las aspirantes se alojaron en el entonces hotel emblema de la ciudad, el Santo Domingo. Hoy está cerrado a la espera de una reforma que parece no llegar. Los actos del quinto centenario volvieron a dar un momento de proyección a este enclave, que vive a la sombra del todo incluido de Punta Cana. El contexto parece descorazonador para la industria del alojamiento. Una BigMac cuesta 2,6 euros, el salario medio es de 107 euros y el paro alcanza cifras indecentes. «En una familia media de diez personas, sólo trabaja una», explica una empresaria turística.

Las grandes cadenas hoteleras han visto aquí una oportunidad. No falta Intercontinental, Marriott ni Accor. Ni los hoteles boutique, como el recién inaugurado Billini. Y todos llenan sus habitaciones con un rendimiento (RevPar) que ha subido un 20% en el último año. La aclamada W abrirá dentro de poco en una torre de cristal icónica que, evidentemente, tendrá un centro comercial a sus pies. En este caos de ciudad y de economía, las grandes multinacionales y algunos empresarios exprimen una oportunidad: el segmento corporate.

El Hotel Accor de Santo Domingo

*El Hotel Accor de Santo Domingo

Crecimiento del negocio

«El 80% de los clientes vienen a celebrar convenciones empresariales o a disfrutar de viajes de incentivos», explica la directora ejecutiva de la Asociación de Hoteles de Santo Domingo, Lima Matos. En el último año, el parque de habitaciones ha subido (9%) hasta las 4.500, que se venden entre los 56 y los 175 euros. Se obtienen 91 de rendimiento medio. Los índices de ocupación en los establecimientos que se han apuntado al filón escalan hasta el 94%. Llama la atención el comportamiento del Holiday, con demandas punta del 120%, que se desvía a centros asociados.

La directora de ventas del Bellini, Soraya Sánchez, da otra pista del éxito. «Nuestra suite presidencial ya estaba vendida cuatro días antes de la apertura del hotel».

Detalle de una de las suites del Bellini de Santo Domingo

*Detalle de una suite del Hotel Bellini de Santo Domingo 

Sus 24 habitaciones se cuentan entre las más caras de la ciudad. Los negocios con menos capacidad resuelven los acontecimientos sociales con una habilidad inaudita. Santo Domingo carece, por ejemplo, de centro de convenciones. Pero su ubicación estratégica hace de la ciudad un lugar ideal para desplazar a empleados desde cualquier parte de América. El hotel más exitoso del lugar en este tipo de actividades es el Crowne Plaza.

«A Santo Domingo vienen las farmacéuticas pero también las ONG organizan aquí sus reuniones», revela la directora de ventas, Natividad Marte. Como sucedió en la zona de playas hace 30 años, la industria privada se ha avanzado al gobierno local. El Crowne, que se reformó hace un año para enfocarse al negocio corporate, tiene la mayor sala de convenciones de la ciudad, con capacidad para 1.500 personas. Matos admite que un gran centro de estas características «es la asignatura pendiente».

Dos caminos

El gobierno remarca, por su parte, que se ha concentrado en las infraestructuras que permiten arropar la llegada de viajeros a la capital. Ha construido autopistas y una red de metro en los últimos años. Se ha mejorado la asistencia sanitaria, la conectividad aérea (Iberia acaba de reabrir vuelos) y se ha dotado de mejores servicios para absorber las necesidades de un mayor número de visitantes. Y se apunta a la promoción. La construcción de la marca Santo Domingo ha empezado poco a poco con certámenes culturales que allanen el terreno a la verdadera joya de la ciudad. El casco colonial, abierto ahora en zanjas para rehabilitarlo, será el imán para visitantes.

Industria privada y sector público parecen seguir rumbos distintos. Pero en Santo Domingo están seguros de que convergerán en pocos años. Por ahora, la colaboración es más estrecha de lo que parece, en una complementariedad inexistente en otras grandes ciudades y que ha convertido en fortalezas debilidades que desesperarían a cualquier empresario español. Éstos prefieren el negocio seguro del este, donde las pulseras que dan derecho a todo se venden a unos 700 euros la semana (vuelo chárter incluido). Y así llevan desde 1977, sin innovar, entregando su negocio al postureo de los viajeros españoles.

a.
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