La incertidumbre planea sobre el Hermitage de Barcelona

La empresa promotora del proyecto explicó a los vecinos que el museo estará operativo en 2018, pero el Puerto de Barcelona aún no ha recibido ninguna comunicación oficial al respecto

Un grupo extranjero, International Leisure Development, anunció en el año 2007 que tenía intención de construir una réplica de Las Vegas en el desierto de los Monegros. El Gobierno aragonés quedó encantado ante ese proyecto que supondría una inversión de 17.000 millones de euros, atraería a 25 millones de visitante cada año y crearía 65.000 empleos.

Las Vegas europeas se iba a empezar a construir en 2008 y habría estado operativo en 2010. Aragón prestó todas las facilidades para ver edificado ese sueño. Pero los inversores se esfumaron y los Monegros sigue siendo un  desierto.

El caso de Eurovegas

El millonario estadounidense Sheldon Adelson quiso construir Eurovegas. Madrid y Barcelona rivalizaron por ese complejo que hubiera reportado empleos y beneficios en plena crisis. Al final, Esperanza Aguirre ganó la batalla y se decidió que Eurovegas se ubicaría en Alconcón. Pero en 2013, Adelson desistió del proyecto.

Tras perder Eurovegas, Cataluña buscó una inversión alternativa y el entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, anunció la construcción de Barcelona World en Tarragona. Un complejo enorme repleto de hoteles, casinos, salas de convenciones y campos de golf. 

Un museo en el aire

El principal inversor, Enrique Bañuelos, se retiró del proyecto en 2015. Al Barcelona World aún no se le ha dado el carpetazo definitivo, pero el proyecto está en el aire.

Algo parecido a lo que ocurrió con todos estos planes, que acabaron convertidos en el cuento de la lechera, pueda pasar con el propósito de construir una sucursal del museo Hermitage de San Petesburgo en Barcelona.

Sucursal del Hermitage

Cuando era presidente de la Generalitat, en 2012, Artur Mas viajó a Rusia y cerró un acuerdo con la empresa Cultural Development capitaneada por Välery Yaroslavski para que el gran museo ruso abriese una sucursal en Barcelona como las que ya tiene en Ãmsterdam, Londres y Ferrara (Italia).

Desde entonces, los rumores sobre este proyecto se han sucedido. La ubicación, siempre en las inmediaciones del Puerto de Barcelona, ha ido cambiando. Se ha hablado del edificio de aduanas y de un descampado situado detrás del Hotel Vela.

Proyecto de altura

El Ayuntamiento de Barcelona se ha desentendido del proyecto. Aunque el equipo de Ada Colau no lo ve con malos ojos, tampoco lo considera prioritario, en parte, porque se trata de una iniciativa privada y, en parte, porque es el Puerto quien tiene la responsabilidad sobre este asunto.

El martes pasado, los promotores del Hermitage de Barcelona se reunieron con los vecinos de La Barceloneta para presentar sus planes. Plantearon que el museo se construirá en un descampado y no en el edificio de aduanas y explicaron que contará con una altura de 23 metros, que espera atraer a medio millón de visitantes al año y que estará listo en 2018.

Quejas de los vecinos

Los vecinos ven el Hermitage como una oportunidad para el barrio, aunque plantearon algunas quejas. Temen que el paseo Juan de Borbón quede colapsado, sobre todo en verano, con la nueva instalación. 

Por eso, se plantea pedir a la dirección del Puerto que construya un puente entre la zona del Vela y el Maremágnum para facilitar el acceso al museo, según explica la presidenta de la Asociación de Vecinos de la Barceloneta, María José López.

Sin noticias en el Puerto

No obstante, la petición de los vecinos puede ser precipitada, porque el Puerto no tiene sobre la mesa «ninguna» petición oficial del Hermitage para que se le haga la concesión de los terrenos, según explican fuentes de la entidad.

«No se ha producido ningún trámite oficial. Nos mantenemos a la espera de que los impulsores del proyecto se pongan en contacto con nosotros para luego poder tomar decisiones sobre otras cuestiones como puede ser la de la movilidad», sentencian las mismas fuentes.

Una situación extraña, que podría derivar en otro de esos proyectos que se esfuman como el de los Monegros, el de Eurovegas o el de Barcelona Wolrd.

a.
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