La hostelería se resiente con ‘el caloret’ de las Fallas

Siete de cada diez hosteleros valencianos consideran que las fiestas han sido peores que las de 2014; La facturación ha caído un 15%  

Los hosteleros valencianos este año no han notado el caloret faller, como diría la alcaldesa Rita Barberá. Es más, siete de cada diez aseguran que las Fallas de este año han sido peores que las de 2015.

Y ¿por qué? Este año, tres elementos han influido, negativamente, en la gran fiesta de Valencia: el clima, el calendario y la competencia desleal, según apunta la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia. La lluvia ha amenazado la integridad de los ninots que han llenado las calles de la capital y los tres principales días de la fiesta valenciana han coincidido entre semana, influyendo en la llegada de visitantes nacionales e internacionales.

Caen los ingresos

Sobre la competencia desleal, la organización asegura que la facturación durante las Fallas ha caído un 15% de media. Se estima qque el impacto de las fiestas en el sector asciende a 105 millones de euros. El gasto se ha reducido y los clientes apenas se han gastado 25 euros por persona en los restaurantes de la ciudad y poco más de 10 euros en los bares.

La FEHV insiste en que la competencia desleal castiga, y mucho, a los hosteleros valencianos. La venta ambulante de comida y bebiba en las calles y carpas falleras aleja a los valencianos y turistas de los establecimientos de la capital del Turia.

La federación reclama al consistorio que lidera Barberá que ponga el foco en las actividades no autorizadas que se producen en la vía pública durante las fiestas. «Todo aquello que no esté autorizado, no puede estar en la calle. Además se debería minimizar el impacto de los chiringuitos y los puestos autorizados, favoreciendo a los establecimientos que abren todo el año», subraya el presidente de la FEHV, Manuel Espinar.

Mayor control y cambiar el calendario

Los hosteleros también piden que se estudie la posibilidad de mover las fechas del calendario fallero y que la cremà, es decir, el útlimo día de las Fallas –que siempre ha sido el 19 de marzo, coincidiendo con el día de San José– se trasla al lunes y aprovechar de un fin de semana a pleno rendimiento.

«Queremos ser respetuosos con las fiestas y la última palabra sobre el calendario la tiene el mundo fallero. Pero es un debate que está en la calle desde hace tres años. Algunas fallas, las de la sección especial, viven también del turismo y les interesa que haya una mayor afluencia de gente», concluye Espinar.  

a.
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