La forma más deliciosa de recorrer los viñedos de Sudáfrica

Hay trenes y buses temáticos del vino, pero solo un tranvía que te sumerge en un mundo de uvas y bodegas. Y te lleva al corazón del valle de Franschhoek

Literalmente ‘esquina francesa’ en afrikáans, Franschhoek es, efectivamente, un pequeño rincón en la provincia del Cabo Occidental, a unos 75 km de Ciudad del Cabo. De antepasados hugonotes, que llegaron a Sudáfrica en 1688 huyendo de persecuciones religiosas, también es conocido por sus excelentes bodegas y viñedos, algunas de las cuales se pueden recorrer a bordo de un tranvía único.

Precisamente los hugonotes llevaron consigo el cultivo del vino, que evolucionó hasta convertirse en un pilar determinante de la economía local y, más interesante aún, elaborar vinos que se cuentan entre los más interesantes del mundo.

Con 300 años de historia y ya reconocida como la zona vitivinícola más importante del país, entre sus colinas encontramos bodegas como Haute Cabrière, Muratic, La Motte, La Bourgogne, Môreson o Rickety Bridge

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El mejor vino de Sudáfrica

Una historia de 300 años, arquitectura holandesa y un panorama culinario de primer nivel (Franschhoek se autodefine como la capital gastronómica del país) maridan con estos vinos, que se producen en fincas de renombre internacional como Haute Cabrière, Muratic, La Motte, La Bourgogne, Môreson, Rickety Bridge, Hojlden Manz o Chamonix.

Haute Cabriere. Foto Jeanine Smal Pixabay

Haute Cabriere. Foto: Jeanine Smal | Pixabay.

Algunas elaboran vinos, otras ofrecer experiencias para conocer sus viñedos a caballo o en bicicleta, organizan almuerzos y permiten dormir en sus coquetos hoteles.

Las uvas más comunes son sauvignon blanc, chenin blanc, syrah y cabernet suavignon y, especialmente, la variedad local, pinotage, un cruce entre las cepas de pinot noir y cinsaut o hermitage creado en 1925 y hoy bandera de sus vinos.

Alrededor de una treintena de bodegas, de muy diferentes características y estilos, nos esperan en el valle de Franschhoek

El tranvía del vino

Entre verdes colinas y arroyos, con las montañas Dassenberg como telón de fondo, alrededor de una treintena de bodegas de características muy distintas, desde grandes explotaciones a bodegas boutique. Se pueden visitar, como decíamos, de muchas formas, pero sin duda la más original es a bordo del tranvía del vino.

Franschhoek Wine Tram es el nombre de este particular tranvía de estilo vintage y que ofrece hasta ocho recorridos distintos por la zona.

Franschhoek Wine Tram

Foto: Franschhoek Wine Tram.

Todos parten de la localidad de Franschhoek y cada una ofrece una perspectiva diferente en función de las bodegas que incluyen así como de las experiencias en cada una de ellas que van desde la clásica visita -alguna no tan clásica, por ejemplo si nos sumergimos bajo tierra para ver una sala de barricas- a las catas, maridajes con queso y chocolate o picnics entre viñedos.

Existen hasta ocho recorridos diferentes por el valle, con paradas en distintas bodegas 

Quien prefiera un restaurante puede escoger también entre numerosas opciones (no incluidas en el precio del billete).

Además, podemos comprar todo el vino que queramos: nuestro acompañante en el recorrido se encargará de recogerlo y entregárnoslo al final del día.

Un tranvía de principios del siglo XX

Respecto al tranvía, emula los viajes de las primeras máquinas a vapor que comenzaron a circular en 1904, especialmente para transportar los productos agrícolas a los centros urbanos. Sustituidos por locomotoras diésel en la década de los setenta del pasado siglo, prácticamente dejaron de circular en los noventa, permaneciendo inactivos más de diez años, hasta que Franschhoek Wine Tram comenzó de nuevo a circular en 2012.

Hojlden Manz. Foto Matthijs van Schuppen Unsplash

Hojlden Manz. Foto: Matthijs van Schuppen | Unsplash.

Bodegas destacadas

Entre las bodegas que podemos conocer Rickety Bridge, una antigua propiedad de 50 hectáreas (27 de ellas de viñas), restaurante y hotel boutique. De larga historia (sus orígenes se remontan al siglo XVIII), nostálgica y atemporal, ofrece algunos de los más conocidos vinos de la región.

De estilo totalmente diferente es Leopard Leap, interesado en atraer a “paladares modernos y aventureros”. Su oferta gira sobre los vinos, claro, que exporta a más de 40 países del mundo, pero también la gastronomía y la literatura.

Haute Cabrière, por su parte, es conocido por su mezcla única de uvas chardonnay y pinot noir, que produjo por primera vez en 1994 inaugurando una nueva tipología de vinos. Fundado en la década de 1980 e inspirado en los vinos de la región de Borgoña, tiene también una gama de espumosos que siguen la estela de los vinos de Champagne.

Foto Rickety Bridge

Foto: Rickety Bridge.

También vinos espumosos se especializa Le Lude, mucho más pequeña y de gestión familiar, que madura sus vinos bajo tierra, si bien en la superficie cuenta con un delicioso restaurante con vistas a viñedos que se pierden en el horizonte.

Entre las bodegas más especiales se encuentra La Motte, una bodega familiar que produce un excelente sauvignon blanc y que, además, trabaja la floricultura y la elaboración de aceites naturales. Entre sus viñedos e instalaciones tienen lugar regularmente conciertos, exposiciones y otros eventos sorprendentes.

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